Culpable o inocente. Esto es lo que deberá decidir el juez de Sentencia, Alejandro Echarte, quien en las últimas horas recibió en su despacho los expedientes judiciales vinculados con el ex arzobispo de Santa Fe, Edgardo Gabriel Storni. El martes, a última hora, el juez de Instrucción, Darío Sánchez, elevó a juicio este trascendente caso en el que no sólo aparece el nombre de Storni, sino también el de cuatro sacerdotes que formaban parte de su grupo de confianza: Hugo Capello, Marcelo Mateo, Mario Grassi y Edgardo Stoffel. El ex arzobispo está procesado por el presunto delito de abuso sexual contra un seminarista. Hasta el momento, todos los intentos de la defensa por desincriminar a Storni resultaron infructuosos. Incluso se llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación mediante un mecanismo jurídico denominado ``recurso de queja'', pero el máximo tribunal rechazó este recurso al considerar que sobre Storni no pesa una sentencia definitiva. En 2002, Storni fue denunciado por un ex seminarista por el presunto delito de abuso sexual. El fallecido juez de Instrucción, Eduardo Giovannini, lo procesó y dicha resolución fue confirmada por la sala IV de la Cámara de Apelaciones. Presiones contra Guntern Storni también estuvo procesado por el posible delito de coacciones en contra del sacerdote José Guntern. Sin embargo, dicho procesamiento terminó siendo revocado cuando los camaristas De Olazábal, Echauri y Estrada consideraron que no estuvo suficientemente probado el hecho de que el entonces arzobispo haya ordenado a sus vicarios que presionaran a Guntern. En agosto de 2002, se supo que el sacerdote había sido llevado al Arzobispado para que se retractara de una serie de dichos que perjudicaban a Storni. Por aquellos días tomó estado público una carta que Guntern había enviado al ex arzobispo hacía algunos años, relacionada con el trato que éste había mantenido hacia un seminarista: ``Esta no es una carta, sino una confidencia de amigo. Tuviste un serio desliz que afectó a un grupo en plena formación espiritual y humana. No te juzgo ni te condeno, no me corresponde. Sí te sugiero que reflexiones en Cristo y tomes conciencia de la gravedad de tus actos'', decía la misiva. El 22 de agosto de 2002, Storni le pidió a Carlos Scatizza que reuniera a los padres Hugo Capello, Mario Grassi, Edgardo Stofell y Marcelo Mateo, integrantes del Consejo Episcopal. Según declaró Scatiza, el ex arzobispo dijo en un momento determinado: ``Búsquenlo a Guntern, que venga ya...''. La reunión entre los sacerdotes y Guntern se realizó en el Arzobispado y, en ella, habrían presionado al párroco para que firmara un documento retractándose de los dichos que echaban un manto de sospecha sobre Storni. En este caso -también elevado a juicio- permanecen procesados Capello y Mateo -posibles coautores del delito de coacción-; Grassi y Stoffel -posibles partícipes primario del mismo delito. Desde que Storni se alejó de la ciudad de Santa Fe, vive en La Falda, provincia de Córdoba.