Danilo Chiapello
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Lo dice Carmelo Álvarez (83). Un delincuente ingresó a su casa, lo golpeó y le robó dinero y pertenencias.
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Este lunes, como todos los días, Carmelo Álvarez (83) cumplió con su rutina. Simple y sencilla. Se levantó un rato antes de las 7, preparó un desayuno liviano y en cuestión de minutos ya estuvo listo para salir a hacer su caminata diaria por el pueblo.
Pero lo que nunca supo Carmelo es que alguien tenía preparado otro plan, contra su persona.
* “Yo me disponía a salir a caminar. Abro la puerta de casa y en el acto me dan un ‘garrotazo’ en la cabeza. Por el golpe me caí al suelo, aunque no me desmayé. Estaba aturdido pero veo que entra un tipo que me dice ‘quedate tranquilo si la queres pasar bien’. Yo le hice caso, pero me pegó igual con las consecuencias que están a la vista”, dice Carmelo en diálogo con El Litoral.
El hombre nos recibe en el lugar donde pasó todo; su modesta vivienda ubicada en Marcos Candioti al 1500, esto es, a menos de una cuadra de la comisaría y de la comuna de Candioti.
Bajo la atenta mirada de unos familiares que llegaron para continuar con los cuidados, Carmelo continúa su relato.
“Necesito plata”
* El tipo me dijo ‘esto es un robo... yo necesito plata’. Y bueno... a raíz de la golpiza que ya había recibido no me quedó otra opción que decirle donde guardaba algo de dinero. Lo que más me duele es que era una plata que yo tenía para pagar una cirugía de córnea. Eran mis ahorros”, dijo casi al borde las lágrimas.
Impiadoso, el malviviente continuó su faena. “Yo quedé tirado en el piso. No podía ver nada porque el tipo me cubrió la cabeza con un pullover mío. Pero enseguida me di cuenta que empezó a revolver la casa. Tiraba todo lo que encontraba. Incluso se cruzó hasta un galpón que tengo al lado y allí también revolvió todo”.
* “Al rato vuelve y me dice: ‘bueno ya conseguí todo’. Y se fue. Todo esto duró aproximadamente una hora. Cuando el tipo se fue, como pude me levanté y en bicicleta me fui hasta la comisaría. Ahí me trasladaron a la salita (dispensario) del pueblo y luego al hospital Protomédico. Me hicieron unas curaciones y me derivaron al sanatorio del Diagnóstico donde soy socio. Los médicos me dijeron que estoy bastante bien. Me pusieron varios puntos en el cuero cabelludo”.
Pese a la gravedad de lo ocurrido a Carmelo se lo ve con muy buen semblante. Quizás sea su pasado como empleado metalúrgico, quien le forjó esa dureza de espíritu.
Más adelante Carmelo recordó que hace 8 años que llegó a Candioti. “Yo antes estaba en Recreo pero cuando falleció mi madre me vine para acá, buscando un poco de tranquilidad y también algo de seguridad. Allá las cosas no están muy bien que digamos”, dijo.
A lo largo de este tiempo Carmelo supo ganarse el cariño de los vecinos de Candioti. “Siempre estoy a disposición de quien lo necesite. Me gusta brindar una mano y participo mucho de la iglesia. Para mí la fe es algo fundamental”, narró.
Va a seguir pasando
En el tramo final Carmelo reflexionó:
* “Ojalá que mi caso sirva para que se tomen medidas y no le ocurra lo mismo a otra gente. Pero lamentablemente creo que estos hechos van a seguir pasando... y cada vez más.
Si en un pueblo de paz y tranquilo como es Candioti, hay gente que hace estas cosas, bueno... qué podemos esperar para otros lugares.
Sabemos que hay muchos robos, sobre todo en viviendas cuando sus dueños salen. Pero ahora también están asaltando con la gente adentro.
Para mí que el que me robó es alguien que me ha estado observando, que conoce mis movimientos. Sabe que yo me levanto temprano y que salgo a caminar. En fin... uno piensa muchas cosas”, cerró.