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Las testigos de identidad reservada que declararon en la causa por la que se detuvo a Leandro Santos aseguraron que eran obligadas a participar en "verdaderas orgías" en galpones del barrio porteño de Palermo y que, previamente, el representante las hacía quedarse en ropa interior para "examinar" si les servían para llevarlas a esas fiestas sexuales.
Según surge del pedido de captura solicitado por el fiscal uruguayo Carlos Negro, Santos y un socio uruguayo sólo mencionado en la causa como A. acordaron que un grupo de jóvenes viajaran desde el país vecino a Buenos Aires para concurrir a la discoteca Ink y a un desfile en Las Leñas, Mendoza.
Las jóvenes declararon que A. no las dejaba salir solas y hasta dormía con ellas en la habitación de un hotel hasta que en un momento llegó S., en referencia a Santos, "las evaluó físicamente y allí les dijeron que no irían al desfile sino a una fiesta, donde deberían mantener relaciones sexuales con hombres", indicó el fiscal. "Si bien accedieron en ese momento, no sabían que la supuesta fiesta era en puridad una orgía, organizada en una especie de galpón en la zona de Palermo, donde según relatan que había más mujeres que hombres, camas por todos lados a para practicar sexo a la vista de todos y donde se practicaba sexo grupal o shows eróticos", afirmó Negro.
Las víctimas relataron que, antes de entrar, un empleado de Santos les dio 300 dólares a cada una, con lo cual se sintieron "obligadas a quedarse, pero muy incómodas por la situación" y que dos de ellas evitaron mantener relaciones gracias a que uno de los presentes "se apiadó" de ellas. En cambio, otra de las jóvenes fue encerrada en un escritorio adonde le llevaron al supuesto encargado del local y le dijeron que debía mantener sexo con él, lo cual tuvo que aceptar.
Cuando mantenían conversaciones telefónicas y planeaban los viajes, los imputados se referían despectivamente a las jóvenes como las "todo terreno", en referencia a que podían modelar y prostituirse, situación que ellas desconocían.
Al llegar a Buenos Aires, siempre eran alojadas en un hotel y según el fiscal, Santos "se encargaba de hacer el filtro de las mismas, examinándolas físicamente en ropa interior".
Del pedido del fiscal también surge que, además de la causa en Uruguay, Santos tiene otra que tramita en Buenos Aires, donde una joven acusó al manager y a su hermana de formar una red de prostitución VIP.