Danilo Chiapello
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A una semana de la desaparición de Benito Sosa y Estela Ríos, continúan los rastrillajes por agua y por tierra. El único sospechoso recuperó su libertad.
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¿Qué pasó con Benito y Estela?, es la pregunta que desvela y abre otros interrogantes.
* ¿En alguna desafortunada maniobra cayeron al agua y se ahogaron?
* ¿Alguien los mató y luego hundió el bote?
* ¿Por qué “el Pelado” se alejó con tanto apuro del lugar, justo cuando comenzaba la búsqueda?
* ¿Por qué quedó en libertad de manera tan rápida?
Cuando se cumple exactamente una semana de la desaparición de los esposos Benito Sosa y Estela Ríos, éstas y otras preguntas siguen sin respuesta.
El último rastro
Una mañana como hoy, cerca de las 8, la pareja compró algo de carnada en uno de los puestos ubicado debajo del Puente de Hierro y salió para cumplir con una de sus habituales jornadas de pesca en aguas del arroyo El Potrero (en jurisdicción de Arroyo Leyes).
Esto fue lo último que se supo de ellos.
En rigor, las aludidas jornadas de pesca no eran más que un mero entretenimiento de unas pocas horas. Sabido es que Estela es no vidente y Benito también padece graves problemas en la vista y en su estado de salud, motivo por el cual ninguno estaba para grandes aventuras.
* “Ellos no tiraban espineles ni nada por el estilo. Apenas si salían un ratito a ‘cañear’ desde arriba del bote y nada más. Tampoco se alejaban demasiado”, según aseguraron algunos lugareños como así también familiares de los desaparecidos.
Giro inesperado
El caso tuvo un inesperado giro un día después que se denunció la desaparición, cuando algunas pertenencias de los esposos fueron halladas en cercanías de una construcción precaria (ranchada) ubicada en una isla del citado arroyo.
Vale señalar que esa finca se encuentra a unos 1.500 metros de distancia de la casa donde vivían los esposos que ahora se están buscando.
Personal de Bomberos Voluntarios, junto a agentes de la Guardia Rural Los Pumas llegó a dicho sector tras ser “marcado” por los perros rastreadores. En inmediaciones del rancho, se encontró el motor de una lancha, un tanque de combustible y cajas de pesca; elementos todos que fueron reconocidos por familiares como pertenecientes a los infortunados.
Luego, con la autorización pertinente, se realizó la requisa de la denominada “ranchada” encontrándose en el interior de la misma otros elementos (las cañas y los reeles) que también fueron reconocidos por familiares de Sosa y Ríos como de su propiedad.
Algunas horas después, no muy lejos del rancho en cuestión, buzos tácticos de la policía encontraron sumergida la lancha blanca, con vivos amarillos, en la que Benito y Estela habían salido aquella mañana del martes pasado.
Sospechoso
A partir de estos hallazgos quien quedó en el ojo de la tormenta fue el único ocupante de la ranchada (un hombre de 40 años) donde aparecieron las cosas.
Mucho más cuando se supo que este sujeto (a quien en la zona se conoce por el mote de “el Pelado”) se alejó del lugar en momentos que la zona comenzaba a ser “invadida” por uniformados afectados a la búsqueda.
Este hombre fue detenido en Reconquista, cuando iba a bordo de un micro que tenía como destino la provincia de Chaco. Algunos versiones dan cuenta de que cuando salió de Arroyo Leyes habría comentado que se iba hacia la provincia de Córdoba. Complicado.
El individuo fue trasladado a nuestro medio y quedó a disposición del fiscal Carlos Lacuadra. En audiencia imputativa se lo notificó que estaba acusado de robo en despoblado, entre otros cargos.
Sin embargo, para sorpresa de muchos, tras cumplir con las medidas alternativas a la prisión preventiva (fijar domicilio; presentarse cada 7 días en el MPA; no acercarse al lugar del hecho; etc) el hombre recuperó su libertad.
Así las cosas, el legajo pasó ahora a la Oficina de Investigación y Juicio, y quedó bajo la órbita del fiscal Omar de Pedro.
En el agua
Ya dijimos que la búsqueda de los esposos se realiza por agua y por tierra. No obstante, una alta fuente precisó que “todas las fichas” están puestas en el agua.
En este sentido, se ordenaron rastreos que van desde el arroyo El Potrero y que se extienden aguas abajo hasta el río Colastiné y algunos tramos de la laguna Setúbal.
Los mismos hombres que participan de la búsqueda aseguran que en caso de que el matrimonio haya perecido ahogado, por los días transcurridos los cuerpos ya deberían salir a flote.
Pero hasta tanto eso no ocurra, el misterio seguirá reinando.