Tomás Rico | [email protected]
La campaña que impulsó el Centro de Apoyo al Enfermo de Leucemia (Cenaele) en 2006 es la forma más rentable de la asociación. Una empresa que recicla plástico les compra las tapitas para hacer baldes, fuentones, palas para la basura y broches para colgar la ropa. El municipio ya colocó un recipiente en el Palacio Municipal y sumará más en los espacios públicos de la ciudad.
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Lo que muchas veces se considera material desechable una vez que se termina de consumir una gaseosa o un agua en botella plástica puede servir para elaborar otros productos de mucha necesidad. Además, reciclar el plástico o cualquier otro tipo de material reutilizable contribuye notablemente al cuidado del medio ambiente, ya que se evita que llegue a los ríos, a través de los desagües cuando uno tira un envase en la vía pública, o bien, previene la contaminación del aire por su quema en basurales ilegales.
Por si fuera poco esta ayuda al medio ambiente, en 2006 nació la campaña “Una tapita por una sonrisa”, que impulsa el Centro de Apoyo al Enfermo de Leucemia (Cenaele), asociación que tiene la noble tarea de asistir a pacientes con leucemia y sus familiares.
“Con la plata que obtenemos a partir de la venta de las tapitas podemos saldar parte de los gastos que tenemos en la asociación. A nosotros nos llegan tapitas de toda la provincia, de algunas localidades como Humboldt o San Justo nos mandan camionetas llenas”, señaló Gladis Macedo de Saliva, presidenta de Cenaele, en diálogo con El Litoral. Si bien no pudo precisar el peso del material que juntan, la presidenta sostuvo que la recolección varía según la época del año, y en verano es cuando reciben más.
“Esto nos ayuda, es algo más, después para ‘sobrevivir’ tenemos que hacer miles de cosas más. Para nosotros es muy importante, y es una contribución que a la gente no le cuesta tanto porque son objetos descartables, además así cuidan al medio ambiente y se puede creer en un mundo mejor en todos los sentidos, porque con esos fondos podemos conseguir que los enfermos puedan seguir el tratamiento”, comentó Gladis.
El camino de las tapitas
Una vez que Cenaele junta un buen número de tapitas y consigue en que trasladar lo reunido, la llevan a Plast Machine, una empresa familiar ubicada en Monte Vera en el kilómetro 2,5 de la Ruta Provincial 2. Allí, Juan Carlos y Rodrigo Fariñas (padre e hijo) compran 20 tipos de plásticos para reciclar y hacer nuevos productos o darles un tratamiento y venderlos como materia prima. Entre los distintos materiales que compran están las tapitas de la campaña, con las que fabrican baldes, fuentones, palas para la basura y broches para colgar la ropa.
“Con Cenaele trabajamos hace varios años, y el dinero que le entregamos a cambio de las tapitas es un recurso de los más importantes que tienen para mantenerse”, expresó Juan Carlos a este medio y explicó que las campañas de tapitas —una acción que también hizo conocida la Fundación Garrahan, unos meses más tarde que Cenaele— se realizan porque “se trata de un plástico limpio, fácil de recolectar y los más chicos se enganchan”.
Por mes, la fábrica compra 60.000 kilogramos de plástico que provienen de diferentes empresas de la zona y de las personas recolectan en las calles —que proveen a los mayoristas y luego son llevados a la empresa recicladora—.
“Esa fábrica es tan generosa y buena en todos los aspectos porque siempre nos ayudaron”, resaltó la referente de Cenaele y comentó que además de esta campaña, los Fariñas hace un tiempo les fabricaron, con una impresora 3D, cajas con figuras animadas para cubrir los sueros, la sangre y la medicación que se les suministra a los enfermos de leucemia.
“Se nos ocurrió porque sabemos que los más chicos por ahí le tienen temor a esos elementos médicos y con figuras de super héroes podía ser menos intimidante para ellos”, contó Rodrigo.
La empresa también formó parte de una campaña de tapitas con un jardín de infantes de Recreo a fines de los 90. “En esa época fabricábamos pelotitas de plástico y entonces le armamos un pelotero en una pelopincho al jardín y a cambio nos daban las tapitas”, recordó el padre.
Tratamiento
Las tapitas, una vez que son entregadas para el reciclado, son separadas por colores, ya que así también se ahorra en el pigmento que es muy caro, comentaron los dueños. De esa manera pueden elaborar los productos, a partir de un elemento tan básico como una tapita.
Además, en la fábrica trabajan con otros tipos de plástico, pero cada uno tiene un tratamiento distinto “son como el agua y el aceite, no se hace una masa homogénea entre los diferentes tipos, por eso se deben tratar por separado”, indicó. En virtud de la necesidad de los compradores, en el caso de ser vendido como materia prima, cada producto a elaborar necesita un plástico distinto “para hacer un balde de albañil se necesita un plástico o para las bolsitas de polietileno se necesita un material específico”, ejemplificó Juan Carlos.
Del plástico reciclado se ahorra un 40% en comparación de un plástico virgen. Y en cuanto a la calidad no hay mucha diferencia. “Tenemos una rotación muy grande por lo que el plástico que recibimos no se reseca en la calle como antes”, mencionó Rodrigo y al mismo tiempo, su papá se sinceró: “Para mucha gente es basura, pero muchas veces no se tiene conciencia de que el reciclado es de gran importancia para evitar la contaminación, que medido en plata, vale mucho más que pagar $ 10 o $ 15 el kilo”, aseveró Juan Carlos.
Más colaboración
En 2016 el municipio se acopló a esta campaña y colocó una boca de recepción de tapas de envases plásticos en el Palacio Municipal, y la semana pasada realizó la segunda entrega al Cenaele, con la que ya se van entregando más de una tonelada de material para el reciclado.
Mariano Cejas, secretario de Ambiente y Espacios Públicos del municipio, contó que “a partir de la muy buena respuesta que hemos tenido por parte de los vecinos, vamos a poner dispositivos en todos los espacios municipales para que la recolección sea mayor, incrementando así el beneficio hacia la institución y a la vez cuidando el medio ambiente”.
Además de la recolección, el gobierno local también colabora con el traslado de las miles de tapitas que los vecinos llevan en bolsas, botellas y cajas, hasta la empresa recicladora.
Sobre esta campaña, Cejas destacó que además de beneficiar a Cenaele, es una forma de “continuar avanzando en medidas que cuiden el ambiente y la contaminación con este tipo de elementos”.
Plásticos reciclables
Los plásticos que se pueden reciclar y reutilizar: envases provenientes de comida y bebida; vasos, platos y cubiertos desechables; macetas; sillas de plástico (y otros mobiliarios de este material); botellas de plástico de productos de limpieza.
“Es una contribución que a la gente no le cuesta porque son objetos descartables, además así cuidan al medio ambiente y se puede creer en un mundo mejor en todos los sentidos, porque con esos fondos podemos conseguir que los enfermos puedan seguir el tratamiento”