Ignacio Pellizzón | [email protected]
Así lo afirmó el nuevo presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Rosario (AIM), Roberto Lenzi, quien asegura que la situación es “preocupante” y que de no disminuir las tasas de interés “el desempleo puede incrementarse”, sumado a la fuerte caída en el consumo que hace “insostenible mantener las empresas funcionando”.
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La actividad de la industria argentina cayó 11,5% durante septiembre respecto a igual mes del año pasado, y la construcción retrocedió 4,2%, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Con estas mermas, el Estimador Mensual Industrial (EMI) acumuló una baja del 2,1% en lo que va del año, mientras que la construcción recortó su incremento al 6,4%, precisó el organismo.
En este marco, el Indec consultó a las empresas industriales sobre las perspectivas para el último trimestre de la demanda interna y el 60,7% de las compañías anticipó que habrá una baja, el 30,5% prevé un ritmo estable y 8,8% espera un aumento.
Las cifras preocupantes no difieren de la realidad de las pymes metalúrgicas de la región, según afirmó en una entrevista con Mirador Provincial el flamante presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Rosario (AIM), Roberto Lenzi, quien además es presidente de la empresa de línea blanca Briket y de la cámara del sector que los agrupa (Cairaa).
—¿Qué es lo que más está afectando a las pymes metalúrgicas?
—Claramente las tasas de interés distorsionadas, que están por encima del 70% y que no dan oxígeno para poder trabajar y limita la capacidad de compra y el capital de trabajo para la evolución de las producciones.
—¿Hay indicios de que puedan disminuir?
—Hay informaciones, tendencias, de que estas tasas pueden bajar después de marzo, en base a algunas perspectivas como las variables económicas producto de los recursos que ingresen del campo y la estabilidad del dólar. Sin embargo, son promesas y hoy la urgencia es inmediata y la necesidad imperiosa. No hay tiempo. Son comentarios, pero nada concreto.
—¿Cuánto cayó la industria en lo que va del año?
—Según el rubro, pero estimamos que entre 30 y 50%. Esta situación es similar a la de 2001, 2002, aunque creo que es aún peor en el sentido de que se viene deteriorando desde hace ocho meses y vemos que la crisis se va a estirar por otros ocho meses más. Vamos a tener un desgaste, un goteo muy dramático, porque no se va a corregir de forma inmediata. Se siente peor. No hay un horizonte positivo a corto plazo. En aquel momento fue un shock, pero ahora es una lenta agonía.
—¿Cuáles son las consecuencias que se vienen vivenciando?
—Esta crisis provoca desocupación que se va a ir incrementando y es posible que lleguemos a los dos dígitos nuevamente, como en otros años. Las cifras de desocupados, en otros sectores que no sean productivos, sino marginales, serán peores. La utilización de la mano de obra se verá muy afectada, porque son muchos los factores que golpean las cadenas de valores.
—¿Sirve la ayuda de la Provincia?
—Ayuda con los preventivos de crisis que han sido abiertos y, en algunos casos, muy rápidos, pero de 60 pasamos más de 200 y se siguen incrementando con las condiciones que mencionamos. Todo tiene un límite, es un paliativo, es una aspirina para solucionar temporariamente. El problema es la lentitud de la reacción de las tasas. Debemos insistir para bajar los costos distorsivos de impuestos que nos quitan competitividad, reducir los juicios laborales en base a las nuevas leyes de ART y todo lo que ayude a disminuir el peso para que las empresas no suspendan y no reduzcan empleados.
—¿La industria metalúrgica es la más afectada?
—De algún modo sí, porque es la que más pymes tiene y viene sintiendo fuerte la crisis. Estamos en todas las áreas, sectores y nos afecta directamente.
Línea blanca
—Como presidente de Cairaa, ¿cuál es la situación de este sector?
—No está fuera del contexto. Esta muy disminuido el mercado por la caída en el poder adquisitivo de las personas, que se suma a esta realidad. La gente no está comprando artículos del hogar. Los negocios están muy vacíos, provocando que los comerciantes cierren locales por no poder sostenerlos para cubrir los gastos fijos, de modo que no son rentables. Estamos sufriendo las tasas de interés, que para comprar en cuotas son altísimas. Todos estos factores alejan al comprador, entendiendo que no son artículos de primera necesidad y la gente recurre, hoy en día, solamente a lo mínimo Y necesario.
—¿Están los empresarios de acuerdo en pagar el bono de fin de año?
—Es una imposición que se dio para una negociación de la que no participamos, sino que somos solidarios y vamos a aplicarlo, pero no lo vemos posible en muchas empresas, salvo que el Estado subsidie parte de esos bonos, porque imaginate que, si no se pueden pagar los sueldos, menos los bonos.