Tiene un trabajo que es de tiempo completo, que le exige contar con mucha información y tener un buen ojo clínico para darse cuenta de quién es muy bueno y quién es distinto. Viaja dos veces por año a Inglaterra para contactarse con sus “patrones” del Chelsea, pero en Sudamérica no para. Estuvo viendo el sub 20 y el sub 17. Y hace poco tiempo lo convocaron para ir a ver un torneo juvenil europeo en Finlandia, para comparar el nivel de los chicos europeos con los que él ve en Sudamérica. Observa 7 u 8 partidos por semana y hace informes de los jugadores interesantes, tratando de controlar el mercado argentino y también el sudamericano, haciendo lo mismo que hacen otros coaching de los grandes clubes europeos.
Su “target” está en los chicos que tienen 13 a 14 años en adelante con el fin de localizarlos y tener el tiempo de ver el progreso que van teniendo. La realidad es que cada vez se están yendo más chicos a Europa y el caso es Facundo Colidio, que con 16 años se fue de Rafaela al Inter en forma directa.
Repite a cada instante que “no es sólo ver cómo juega, sino cómo vive. El análisis debe ser integral” y tiene algo bien claro: “Es una edad en la que tiene que divertirse, jugar más relajado, no es cuestión de presionarlo con los resultados, sino que deben aprender”.
Luciano Zavagno es un nombre que se mencionó mucho en Unión hace un par de años, antes de la llegada de Martín Zuccarelli, a quién respeta muchísimo y dice que tiene contacto permanente y elogia su labor en el club. No quiere que su nombre se utilice políticamente, aunque en el fondo sabe y quiere, alguna vez, trabajar para el club en el que dio los primeros pasos futbolísticos, antes de partir a Europa. Pero su presente es el Chelsea y, como ya se lo explicó en su momento a Luis Spahn, existe una suerte de incompatibilidad pues, como se dijo al principio, su trabajo es de “tiempo completo”.
Confiesa que es difícil que un jugador vaya directamente al Chelsea, por eso apunta a los muy buenos con el fin de brindarle información al club y que sea el club quien disponga si, por ejemplo, se presta a otra institución para que continúe con su etapa de crecimiento. “Traeme al próximo Messi”, es lo que le dicen en Inglaterra. “Obvio que es un chiste, pero es lo que se busca. No están apurados en cuanto al tiempo, pero la búsqueda es la del futuro crack”, señala.
A Luciano Zavagno le gusta lo que hace. A veces tiene que ir a canchas en las que no hay comodidades ni tampoco las mejores condiciones para que un jugador se luzca. El combo perfecto que convierte a un jugador en crack, con todas las condiciones dadas, es muy difícil de poder encontrar. Eso es lo que le daría la posibilidad de que sea apetecible para el Chelsea. Y que se acerque lo máximo posible a aquella “ley no escrita” de descubrir al “futuro Messi”.
Lucho Zavagno es realista en el análisis del fútbol argentino cuando señala que se necesita una reestructuración en inferiores y que los desórdenes de Afa en los últimos tiempos, han repercutido en el trabajo de las juveniles, tomando como base de ejemplo lo ocurrido con Fernando Batista, cuando le “tiraron por la cabeza” un equipo, en noviembre, para que lo prepare para un torneo que se llevó a cabo en enero, comparando con lo que ocurre en otros países sin predicamento futbolero, como Venezuela, donde hace dos años que están llevando a cabo un proyecto.
“Acá se hacen contratos anuales, por eso el entrenador va al resultado, porque lo necesita para quedarse en el club. Eso implica jugar a ganar y no a enseñar, cuando el objetivo en inferiores, es el de enseñar. Inferiores va más allá del resultado, es formación. Eso es lo que se necesita para crecer y producir”.
También las estructuras lo impiden. Zavagno hace hincapié en la gran diferencia que hay, en cuanto a proyectos, entre los clubes argentinos y los europeos. En Argentina, un presidente puede estar cuatro años o menos en su mandato. Y en Europa, los clubes tienen dueños. Entonces, en este caso es mucho más accesible planificar un proyecto a largo plazo. “Cuatro años en inferiores no es nada”, dice con firmeza. Y agrega el tema de las inversiones. “Allá, los clubes cuentan con muchas inversiones extranjeras” y el caso es el Chelsea, que tiene un dueño que es ruso.
Admite que Sudamérica sigue llamando la atención de Europa en la búsqueda de los nuevos cracks. Y vuelve a ser autocrítico con nuestro país, cuando dice que en Argentina no se sabe con certeza qué es un manager, qué función cumple y cómo se desarrollan los proyectos. Y da el caso de Leandro Benítez, que estuvo capacitándose en Europa, junto a Verón y apoyado por Estudiantes, pero que cuando agarró el equipo y perdió tres o cuatro partidos, se tuvo que ir. “El fútbol argentino está lleno de presiones y de locura”, señala el ex jugador de Unión.
De tanto andar por Europa, Lucho Zavagno ha conocido muchas estructuras futboleras y eso lo lleva a afirmar que la toma de decisiones, en un club, tiene que pasar sólo por tres personas: un presidente, un manager y un entrenador. Chelsea le insume una dedicación de tiempo completo, pero es joven y tiene toda una carrera por delante. Alguna vez trabajará en Unión. Lo sabe y lo desea. Mientras tanto, es bueno que Lucho Zavagno —que no se pierde partidos de inferiores en nuestra ciudad— se capacite y que la gente sepa en qué anda este verdadero trotamundos del fútbol.