A 37 años de la guerra, un coronel recuperó el sable que llevó a Malvinas
En una emotiva ceremonia, embajada británica en Buenos Aires le entregó a Ricardo Martín Jaureguiberry el arma que los ingleses tomaron como trofeo, durante la rendición en 1982.
Télam
22:20
Como "gesto de amistad" entre Argentina y el Reino Unido, un coronel retirado del Ejército que combatió en la guerra de Malvinas recibió este lunes en la embajada británica en Buenos Aires el sable que llevó a las islas y los ingleses tomaron como trofeo, durante la rendición en 1982.
A 37 años de la guerra que enfrentó a los dos países, el sable fue restituido al coronel (R) Ricardo Martín Jaureguiberry en una emotiva ceremonia que se realizó en la residencia del embajador del Reino Unido, Mark Kent, en el barrio porteño de Palermo.
"Estamos acá para cumplir un deseo. El sable estuvo con el entonces capitán de navío Hugo White y se quedó con él hasta su muerte. Su viuda nos pidió restituir el sable y acá estamos. Su acción es ejemplo de lo que debemos hacer para reparar las heridas emocionales de la guerra", sostuvo Kent en el acto, acompañado por el agregado de Defensa de la embajada, Robin Smith.
Una vez terminada la guerra Jaureguiberry dejó su sable -el mismo que le habían entregado en 1977 cuando egresó de la Escuela Militar- en las Islas Malvinas junto a todo el armamento que entregaron los combatientes argentinos durante la rendición. El objeto fue guardado por White, quien era capitán de un buque fragata inglés durante el conflicto y que -entre 1992 y 1995- llegó a ser el número dos de la Royal Navy, como comandante en Jefe de la Flota Británica.
El almirante White lo guardó en el escritorio de su casa familiar hasta su muerte, en junio de 2014, tras lo cual su esposa le pidió al embajador Kent que realice las gestiones para devolverle el sable a Jaureguiberry, como un "gesto de amistad y un recordatorio del honor que prevaleció durante los combates", según destacaron en la embajada.
"Esto es un milagro que no hubiera sido posible sin la generosidad de quienes tendieron los puentes para que se haga realidad", afirmó el coronel retirado durante el acto, donde estuvo acompañado por su familia completa: su madre, su esposa, sus hijos, nueras y yernos. También estuvieron presentes en la ceremonia el Director Nacional de Malvinas y Atlántico Sur de la Cancillería, Osvaldo Mársico, y veteranos y compañeros de Jaureguiberry durante la guerra.
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"Siento una gran alegría y emoción, una serie de recuerdos que vienen de vuelta a mi mente después de 37 años. Son momentos imborrables los que vivimos durante el conflicto, y ahora todo se recicla", dijo a Télam el veterano, que integraba la Compañía de Ingenieros 9 durante la guerra.
El coronel, que ahora trabaja en la seguridad del oleoducto que va desde Neuquén a Bahía Blanca, cuenta que en el último tiempo ganó "dos nuevos e impensados amigos": lady White, la viuda del capitán, y Richard Cockwell, que en 1982 era el administrador civil de una estancia en Bahía Fox Este, en la isla Gran Malvina, donde desembarcó la compañía de Jaureguiberry.
Es que la viuda de White "tomó contacto con Richard, que era la persona indicada; fue él quien recordó mi nombre, empezó a tender los hilos y me ubicó a fines del año pasado", relató el ex combatiente.
El sable -que lleva grabado su nombre, la fecha 16 de diciembre de 1977 y la inscripción Presidencia de la Nación- "no tiene ningún valor material pero si un alto significado emocional. Y nos deja una enseñanza: tenemos mucho que aprender y dialogar para que algún día tengamos una solución que sea la mejor para todas las partes", reflexionó.
En este caso, el arma permaneció dentro de la comunidad militar del Reino Unido y no cayó en manos de personas que buscan lucrar con una subasta, como algunos casos que se conocieron en los últimos meses.
El último sábado, el casco que utilizó el ex combatiente Miguel Manuel Navarro durante la guerra se vendió por más de 700 mil pesos en un sitio de subastas online, en Londres, y de esa manera se vio frustrado el deseo de la familia del veterano de poder recuperarlo.
En marzo pasado otro ex combatiente, Jorge Alberto "Beto" Altieri, tuvo más suerte y logró recuperar el casco que le salvó la vida en la batalla de Monte Longdon, luego de que fuera retirado de una subasta en Londres.