Hace poco más de 10 años, Gerardo Fernández y Osvaldo Agamennoni (Universidad Nacional del Sur, Conicet) leyeron un mail de palabras con letras cambiadas que proponía “si podés leer esto no tenés Alzheimer”; y como buenos investigadores, hicieron lo suyo.
Matías Shulz cuenta la anécdota de esa “chispa inicial”. Es el ceo de ViewMind, incubada en el Centro de Innovación Tecnológica, Empresarial y Social ubicado en Sunchales, donde la idea y la capacidad se hizo empresa. “Creamos startups tecnológicas globales”, promete el Cites que financia Sancor Seguros, en referencia a la generación de nuevas empresas desde nuevas ideas. Y los hechos avalan.
El producto -uno de muchos- es una valijita que podría disponerse en hospitales públicos, o en consultorios clínicos. “Lo que hacemos -explica Shulz- es desarrollar evaluaciones neurocognitivas, usando una tecnología que se llama eye-tracking, que es básicamente una camarita infrarroja que se pone debajo de una computadora, que te identifica la cara, identifica los ojos y sabe el punto exacto de la mirada en cada centésima de segundo dentro de una pantalla. El ‘hardware’ es adquirido. El algoritmo es un desarrollo propio y la clave decisiva de una idea que propone generar trabajo, dólares, desarrollo y salud.
“Estudiamos los patrones de los movimientos oculares, cómo lee, cómo procesa información de la persona bajo análisis. Y con esa evaluación, que dura aproximadamente 10 minutos, podemos detectar si los patrones de lectura son normales o si se diferencian de la norma. Y si estos patrones se correlacionan con algún deterioro de memoria, un deterioro cognitivo leve, podemos saber si va a desencadenar en algún tipo de demencia como por ejemplo la Enfermedad del Alzheimer (EA)”.
Shulz resaltó que “la detección temprana es muy importante. Todo lo que sea enfermedades neurodegenerativas, mientras antes se detecten más se puede impactar sobre los síntomas a largo plazo. Y otra parte es ayudar a cuantificar el impacto medicamentoso de la droga que se suministra”.
“Se puede hacer un tratamiento personalizado de cada paciente, suministrando una cantidad específica de droga”.
Tenés que leerPor donde pasa el futuroEl aporte al desarrollo de la industria farmacológica es otro de los potenciales concretos del emprendimiento. “Podemos trabajar de la mano de las farmas para ayudar en el desarrollo de las drogas para Alzheimer, que detengan o posterguen el deterioro que plantea la enfermedad. La medicina cambia a personalizada”, detalla Shulz.
En el mundo son exitosas las sociedades y las empresas que se consagran a la economía del conocimiento. En una Argentina acostumbrada a los que reclaman todo al Estado anómico, encontrar inversión en innovación, generación de nuevas empresas y cauce real para los científicos es una noticia.
“Empecé a emprender hace 5 años”, cuenta Shulz, un joven ingeniero industrial marplatense, que estudió en Buenos Aires y ahora vive en lo profundo del campo santafesino, gestionando tecnología de punta. “Pasé por Cites con otro emprendimiento, para detectar problemas de embarazo a través de electrodos, y eso se disolvió. Pero Cites me llamó para un nuevo emprendimiento. Conocí al equipo en Bahía Blanca y me encantó. Ahora tengo mucho trabajo y asado; pero extraño el mar”, dice Matías sobre el derrotero que lo trajo a la llanura.
No hace falta un “pinchazo” en la columna. Mediante seguimiento ocular de alta precisión, en una prueba estandarizada, no invasiva de 10 minutos, el equipo de ViewMind detecta el deterioro cognitivo leve y puede predecir la aparición de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, 10 años antes de que los síntomas sean visibles.
En competencia con Cambridge
David Orozco, médico psiquiatra, Agamennoni y Pablo Mandoles, ingenieros electrónicos y Albano Laiupa, economista emprendedor, se presentaron en 2015 en la incubadora del Cites, donde consiguen una inversión de 600 mil dólares para comenzar un proceso de transferencia tecnológica y en la búsqueda de un mercado que es “global”.
El equipo tiene además integrantes de Escocia y Colombia. “Competencia hay y lo que hace Cites es -siempre que entra cualquier emprendimiento- hacer un análisis de cuál es la factibilidad de escalar esto a nivel global. Llegamos a Cites y lo que nos pidieron es mostrar la tecnología y las patentes. Tenemos dos o tres competidores fuertes, uno de ellos es Neuro Track y otro es Cambridge Cognition, de la Cambrige University. Pero hacemos las cosas muy diferentes; tenemos bondades y desventajas. Podemos focalizarnos. Tenemos una patente que está pasando a fases nacionales en un año y que cubre todos los desarrollos que hicimos”, explicó Shulz tras la consulta de El Litoral.
¿Cómo leemos, qué tan bien estamos?
“Uno no hace un barrido continuo de la frase”, explica Shulz. Cuenta que un lector se detiene en diferentes palabras, en diferentes puntos de una frase, “y si la frase es predecible, lo que hace el lector es poner en contexto; cuando empieza a entender cómo se va desarrollando la frase puede empezar a predecirla; no tiene que pararse en todas las palabras.
“Esto pasa cuando la persona es sana y puede guardar las palabras del principio de la frase en la memoria de trabajo y después accederlas en una centésima de segundo para predecir el final.
Ahora, si la persona tiene algún tipo de patología no puede acceder a la memoria de trabajo tan rápido y no va a poder hacer predicción. Si se observan los patrones de lectura (el seguimiento ocular) de una persona con Alzheimer precoz, se para en la primera, segunda, tercera palabra; se va a la segunda, va a la quinta, vuelve a la primera”.
Shulz señala que los algoritmos patentados permiten cuantificar los procesos de atención y las capacidades de enlace de la memoria a corto plazo. “Somos capaces de vincular las funciones cognitivas con áreas específicas del cerebro”, explica.