(Enviado especial a Salvador de Bahía, Brasil)
La selección, con un técnico inexperimentado y que se la “juega” a todo o nada en esta competencia, inicia un camino con esperanza pero sin ilusiones desmedidas. A las 19, “cafeteamos” con Colombia en la calurosa Salvador de Bahía.
(Enviado especial a Salvador de Bahía, Brasil)
El calor excesivo aunque normal en esta ciudad, avisa que la Copa América ha calentado los motores y se dispone a brindarle una nueva oportunidad a Messi y a nuestra selección. Quizás con menos expectativas, quizás sin la mochila excesiva de ese peso inconmensurable que se arrastra desde los últimos tiempos. ¿Por qué?, porque venimos de un fracaso, de una decepción y del fin de un ciclo. Sólo 9 jugadores que estuvieron en el Mundial de Rusia, forman parte de este proceso. Sería apresurado y hasta un error hablar de algo nuevo. Es nuevo por el cambio jugadores, algo que se veía venir por la edad de algunos jugadores que no podían llegar al Mundial de Qatar. Messi es toda una incógnita y hasta él mismo se encargó de avisar que “no sé si al próximo Mundial llego”. Pero no se puede hablar de un proceso que se instale con Scaloni a la cabeza. Aquí radica la gran incógnita que plantea esta selección de cara al futuro. Depende de esta copa, depende de que el equipo encuentre por fin un funcionamiento, una identidad, algo que permita vislumbrar que el futuro puede ser promisorio. Scaloni no tiene chapa, ni recorrido, ni cartel. El amigo Sergio Levinski, un trotamundos al que encontramos cada vez que la selección nos congrega, lo graficó así: “Esto es como que vas a rendir, tenés 20 materias de las cuáles conocés sólo tres o cuatro y por la mitad. Si sale bien, no será ni porque estudiaste ni porque te preparaste…”. Entonces, ¿por qué será?, es la pregunta que surge. Y podemos caer en esa remanida dependencia de Messi y la esperanza de que no salve. Algo que se viene encadenando erróneamente desde hace tiempo.
Es muy difícil predecir lo que puede pasar. No sabemos si Argentina va a apretar arriba, si saldrá a buscar protagonismo, si jugará de contragolpe, si se cerrará un poco más atrás, si esa conjunción de buenos jugadores que hay (Lo Celso, Paredes, Messi, Di María y Agüero son una esperanza en ese sentido) nos lleva a pensar que hay material suficiente como para encontrar una identidad de juego.
Hace unos días lo escuchaba a Biglia y ahora uno se explica muchas de las cosas que sucedieron en Rusia. “Le dijimos a Sampaoli que hacíamos algo más sencillo o nos íbamos”. Fue antes de Nigeria, en esa famosa charla de los jugadores con el entrenador. Con Islandia se jugó a una cosa, con Croacia a otra y la realidad casi nos clava el puñal de entrada. Con Nigeria se armó algo tradicional y con la presencia de los históricos; pero Francia, un equipo armado y que sabía a qué jugar, nos mandó de vuelta a casa en medio de una tremenda decepción.
Esto no parece ser el inicio de un nuevo proceso, insisto. Es que no se puede apostar a eso con un entrenador que no se sabe si se quedará después de esta copa y que parece jugar a suerte o verdad su permanencia en el cargo en estos partidos. Hizo lo que cualquier entrenador hubiese hecho. También repito que el cambio de jugadores se iba a dar por una cuestión natural. Esa es la realidad de Scaloni: ganar la Copa América o demostrar que bajo su mando, el equipo tuvo una identidad de juego. Eso es lo que se extraña en los últimos tiempos. Desde aquellos subcampeonatos de Martino (en Chile y Estados Unidos) no se ven formas que nos permitan esperanzarnos. ¿Podrá hacerlo Scaloni?. Es la gran pregunta.
Volvamos al juego, a las incógnitas que se plantean por el desconocimiento del entrenador y porque no hay muchos elementos para tener en cuenta. Lo Celso jugará en una posición más defensiva que la que ocupa en el Betis, donde juega de enganche o media punta. Guido Rodríguez es el volante con más marca dentro de un plantel que no derrocha jugadores de marca. Y Paredes es la “figurita” por la que el PSG pagó casi 50 millones de dólares y que “aprendió” a jugar en esa posición de doble cinco que seguramente le asignará Scaloni, un técnico que cree mucho en él. ¿4-3-3 para atacar y 4-4-2 para defender?, puede ser una posibilidad. Y hasta cabría la alternativa de ser un 4-2-4 para atacar y un 4-4-2 para defender. Lo Celso, en definitiva, es un volante ofensivo y Di María también. Más lo que puedan aportar los marcadores de punta con apariciones por sorpresa (Saravia y Tagliafico tienen con qué hacerlo).
A priori, Colombia es el rival más difícil del grupo. Y también a priori, el equipo de Queiroz con esas banderas que enarbolan James Rodríguez, Falcao y varios que los argentinos conocemos muy bien, se ubican en esa trilogía de candidatos con Uruguay y Brasil. ¿Nosotros?, es algo que no podemos descifrar. Por “historia”, somos candidatos (un subcampeonato del mundo y dos subcampeonatos de América en los últimos cinco años). Por presente y más allá de tener a Messi, no hay signos claros que nos hagan pensar que tenemos más que ellos. Quién sabe si esto no es mejor. Al fin de cuentas, tantas veces fuimos “candidatos” y nos chocamos contra una pared, que a veces es mejor que sea distinto.