Hernán Álvarez
El Foro Iberoamericano de Justicia de la Seguridad Vial congregó en Rosario a especialistas sobre la temática. Una cuestión que requiere de mayor atención, al ser la cuarta causa de muerte en la Argentina.
Hernán Álvarez
Los homicidios tienen su cuota de mayor impacto en cualquier sociedad. Y por eso ocupan mayor atención, por lo general, en los medios de comunicación. Sin embargo, y está comprobado a nivel estadístico, los siniestros viales son la causa de muerte más importante en la República Argentina después de tres enfermedades: las coronarias, accidentes cerebro-vasculares y cáncer (en ese orden).
Hay unos 2.300 (dato del año 2017) muertos por asesinatos y unos 5.500 (de 2018) fallecidos en accidentes viales en promedio al año en la Argentina. La diferencia numérica es notoria. Aunque desde la prensa hagamos más hincapié en las muertes perpetradas por personas hacia otras. Nuestro país cuenta con una de las tasas de siniestros en la vía pública más altas del mundo. Es por eso que no es un tema menor que puede ser desatendido.
Bajo esta temática se realizó el Segundo Foro Iberoamericano de Justicia de la Seguridad Vial, el miércoles pasado, en la biblioteca argentina Juan Álvarez en Rosario. El encuentro reunió a especialistas en el tema venidos desde otros puntos de la Nación y desde el extranjero.
El primer evento de este tipo se realizó el año pasado en Montevideo (Uruguay). Esta vez tocó en nuestra provincia.
La entidad que organiza estos foros es la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Víctimas Contra la Violencia Vial (Ficvi). En la Cuna de la Bandera contó con la colaboración de la asociación civil local Compromiso Vial y la ONG porteña Conduciendo a Conciencia. Además, tuvo el apoyo de las agencias de seguridad vial de Santa Fe (Apsv), de Nación (Ansv) y la Municipalidad de Rosario.
Jeanne Picard, una francesa radicada en La Coruña (España) desde hace muchos años, es la presidente de la Ficvi. En tanto, Héctor D’Agostino es representante de la entidad Conduciendo a Conciencia.
Con respecto a las metas a conseguir a través de este congreso, D’Agostino comentó: “El primer objetivo es modificar el Código Penal para incluir como bien protegido a la seguridad vial. Eso permite en las leyes penalizar lo que se llaman delitos de peligro. Pretendemos que la legislación sea preventiva. ¿Qué son estos delitos de peligro? Manejar drogado o borracho”. Héctor citó el caso del conductor que días atrás atropelló a dos agentes de tránsito en la avenida Figueroa Alcorta de Buenos Aires. “Supongamos que este señor manejaba a 130 y no mataba a nadie. En España, va preso”, remarcó.
La intención es cambiar las leyes de manera de sancionar duramente a aquellos que manejan en malas condiciones pese a no ocasionar ningún accidente, como ocurre dentro del Estado español o en otros países.
“El otro objetivo de este foro es instalar las fiscalías especializadas en seguridad vial. Así como en los últimos años se crean en Argentina las fiscalías especializadas en violencia de género, en España se especializó a los fiscales en temas de seguridad vial. Porque hoy está mezclado con todo lo demás. El tema vial lamentablemente queda a la cola”, aseveró D’Agostino.
Tomar a España como ejemplo
España, país con características similares en algunos aspectos a la Argentina, logró reducir los accidentes de tránsito. En ese país de Europa, la mayoría de los siniestros ocurre en rutas de una mano. No ya en la red de autopistas que está muy extendida desde hace décadas. “Los siniestros no ocurren en las autopistas. Hay muy pocos. Están en las carreteras convencionales. Lo que hemos hecho es reducir la velocidad. Antes estaba a 100 kilómetros por hora (la velocidad máxima), y ahora está a 90. Vamos bajando poco a poco las velocidades porque es donde hay más siniestros”. “De 6.000 muertos que tenían (en España por año), atrás del cambio de la ley hubo una fuerte campaña de concientización y mucho control y sanción. De 6.000 muertos ahora tienen 1.800 con 40 millones de habitantes”, agregó D’Agostino.
“El radar recauda vidas”
Otro tema que genera controversia es la cuestión de los radares medidores de velocidad en rutas. Sobre esto, Picard afirmó: “Te voy a regalar mi frase que se la regalo a todo el mundo. El radar no recauda dinero, el radar recauda vidas. Es preventivo”. En la actualidad, se emplean en otros países, mensuradores que analizan la velocidad alcanzada por tramos. “Son infalibles”, consignó Jeanne. “Si llegaste aquí en tres minutos, es porque fuiste a 150”, citó D’Agostino como un ejemplo.
Volviendo al caso de España, Picard se refirió a la manera de reducir los fallecidos en la vía pública: “Se ha conseguido con estas medidas de controles, de sanción, de cambio del Código Penal, permiso por puntos. Y sobre todo campañas de concientización. El hacer pedagogía social. Que la sociedad empiece a pensar que somos responsables de nuestra conducta”. El dirigente de Conduciendo a Conciencia, puntualizó también: “En los países más desarrollados lo aceptan más pragmáticamente. Nosotros somos más rebeldes. Nosotros decimos: ‘Yo sé que tengo que hacer esto, pero si no lo hago, no pasa nada’. Es la idiosincrasia nuestra”. “Obviamente esto no es de un día para el otro, pero hay que empezar. En España, fue progresivo. Fijaron ellos la dirección y dijeron: ‘Vamos hacia aquí. Y vamos a hacer este paso y después éste, éste’. Y nunca volvieron atrás”, agregó D’Agostino.
Cifras estables en la provincia
El número de víctimas fatales en la provincia de Santa Fe se mantiene en cifras muy cercanas entre sí en los últimos tres años contabilizados (2016, 2017 y 2018). Según los datos del Observatorio Vial que depende de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (del Ministerio de Transporte de la Nación), sobre un total de 3.481.514 habitantes y un parque vehicular de 2.373.313 unidades, en 2018 hubo 469 víctimas fatales (muertos hasta 30 días después del siniestro). Esto arroja una tasa de mortalidad (víctimas fatales cada 100.000 habitantes) de 13,5 y una tasa de fatalidad (víctimas fatales cada 10.000 vehículos registrados) de 2,0.
Córdoba, distrito vecino, con cantidad similar de población (3.683.937 personas) y parque automotor similar (2.542.706) tiene números parecidos: tasa de mortalidad de 15,3 y tasa de fatalidad de 2,2.
Si bien se redujo la cantidad de fallecidos de 2017 a 2018, la cantidad de víctimas fatales está en cifras estables. En 2016, fueron 491 personas; en 2017, 528; y en 2018, 469.
Un dato que puede sorprender es que hay más personas muertas en siniestros en zonas urbanas que en rurales en nuestra provincia. En 2018, del total de 469 fallecidos hubo 231 en áreas de ciudades, 183 en regiones rurales y 55 sin especificar la ubicación del accidente.
Con respecto al tipo de usuario que perdió la vida, arrojó estos resultados. De los 469, 44 eran peatones, 130 viajaban en auto, 214 en motocicletas, 26 en bicicleta y 55 en la categoría otros que incluye a aquellos a que se movilizaban en los modos de transporte siguientes: camioneta/pick up, utilitario, vehículos pesados, ómnibus, maquinaria agrícola y tracción animal.
La intención es cambiar las leyes de manera de sancionar duramente a aquellos que manejan en malas condiciones pese a no ocasionar ningún accidente, como ocurre dentro del Estado español o en otros países.