El gobierno de Pakistán y la oposición no lograron alcanzar este martes un acuerdo que ponga fin a la masiva protesta en Islamabad que exige la renuncia del primer ministro, Imran Khan, por supuesto fraude durante las elecciones de 2018, y reclama nuevas elecciones.
La semana pasada, el presidente del partido opositor Jamiat Ulema-e-Islam (JUI-F), Fazlur Rheman, lanzó un ultimátum de 48 horas al primer ministro para que renuncie a su cargo por supuesto fraude durante las elecciones de 2018, presuntamente organizado por el Ejército.
En tanto, Akram Durrani, del mismo partido opositor, organizó la protesta del viernes en la capital paquistaní, de la que participaron unas 35.000 personas en busca de la dimisión de Kahn.
El ministro de Defensa y jefe del equipo gubernamental que negocia con la oposición, Pervez Khattak, dijo este martes que están "en la misma posición", e indicó que el gobierno “accedió a varias de las demandas de la oposición" en busca de un "punto intermedio" y que continuarán las negociaciones, informó la agencia de noticias EFE.
Por su parte, Akram Durrani aseguró que no piensan dar un paso atrás en su demanda de la dimisión de Khan.
"Somos firmes en nuestras demandas. Nuestra posición es la misma que antes", remarcó Durrani, líder del equipo que negocia con el gobierno en nombre de JUI-F y de otras formaciones opositoras como la Liga Musulmana de Nawaz Sharif o el Partido Popular de los Bhutto, que se unieron a la protesta.
Miles de manifestantes acamparon en la capital desde el jueves pasado, luego de comenzar una marcha desde la sureña ciudad de Karachi el domingo anterior.
Además del JUI-F, los principales partidos opositores como la Liga Musulmana de Nawaz Sharif o el Partido Popular de los Bhutto, se sumaron a las manifestaciones.
Se trata del primer desafío multitudinario de la oposición desde que el partido Pakistán Tehreek-i-Insaf (PTI) de Khan ganó las elecciones.
El gobierno descartó categóricamente la dimisión de Khan y el Ejército advirtió que "no se permitirá a nadie crear inestabilidad en el país" y aseguró que no se entromete en política, consignó EFE.
El Ejército paquistaní gobernó el país casi la mitad de su historia desde su independencia en 1947 e incluso en los periodos democráticos ejerce una gran influencia.
Además del supuesto fraude electoral, los manifestantes denuncian la situación de la economía, con una alta inflación y bajo crecimiento, que golpean especialmente a los pobres.
Con información de Télam.