El grupo de música infantil se presentará el domingo 23 de febrero desde las 18. Sus integrantes interpretarán las canciones que los hicieron conocidos en todo el país y algunas novedades. “La idea es llegar con la propuesta a gente que de otra manera no se acercaría”, sintetizó el guitarrista Daniel Bianchi.
Archivo El Litoral / Luis Cetraro Canticuénticos durante el 5to. Mega concierto de Niños Cantores y Coro de Docentes, realizado en 2019 en la Plaza 25 de Mayo de la ciudad de Santa Fe.
El grupo de música infantil Canticuénticos se presentará el domingo 23 de febrero a las 18 en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572), como parte de las actividades previstas por el Mes Aniversario de la sala de conciertos. Para la ocasión, los músicos repasarán algunas de las canciones que se han convertido en clásicos (“La cumbia del monstruo”, “El mamboretá”), pero también desplegarán temas del último disco que editaron. Y, como particularidad, incorporarán al repertorio una composición que todavía no grabaron, un huayno llamado “Pañuelito blanco”, que está dedicado a las Abuelas de Plaza de Mayo.
Para Canticuénticos, será un hito tocar y cantar en un espacio como el que ofrece Tribus Club de Arte. “Tenemos muchas ganas de tocar en Santa Fe, de abrir nuevos espacios. Pensando en los chicos, en recuperar lugares para que ellos pueden participar y tener espectáculos. La expectativa es que vaya gente y que se convoque la familia”, contó a El Litoral el guitarrista de la banda, Daniel Bianchi.
—Es una posibilidad para ganar públicos nuevos.
—Ojalá que se acerque gente habitué del lugar, que tal vez de otra manera no lo haría. Sabemos que el lugar convoca mucho a los chicos jóvenes y que hay muchos espectáculos. La apuesta es multiplicar el público, llegar a gente que de otra manera no se acercaría. Es un lindo desafío y esperemos que nos vaya bien.
—Desde que empezaron con la propuesta, hace más de diez años, fueron incorporando espacios nuevos.
—Si. Empezamos tocando en lugares chicos y de a poco fueron surgiendo las posibilidades de lugares cada vez más grandes. La gente siempre nos acompañó. También me parece, al revés, que es lindo acercar a nuestro público habitual a lugares nuevos. Que la gente entienda la diversidad de lugares que hay en Santa Fe y los apoye porque son lugares necesarios.
Cargo de “embajadores”
—La propuesta de ustedes no pertenece solo a Santa Fe, se abrió a todo el país.
—Igual nos gusta saber que somos de Santa Fe, sentirnos de Santa Fe. Disfrutamos mucho de eso. A los lugares donde vamos, nos gusta que se sepa que somos de Santa Fe. Llevamos orgullosamente ese cargo autoimpuesto de “embajadores culturales” de Santa Fe. Nos interesa, sobre todo cuando vamos a Buenos Aires, que se conozca que en el interior hay propuestas de calidad. Son ventanitas que se van abriendo a medida que uno recorre lugares.
—Mantuvieron siempre la esencia de hacer un aporte al cancionero infantil pero desde los ritmos argentinos y latinoamericanos.
—Es una de las piedras fundamentales del grupo. Lo mantenemos porque lo creemos fervientemente y es algo que nos propusimos. Trabajar siempre con músicas regionales y temáticas siempre vinculadas al contexto en que son creadas. Hay algunas propuestas que pueden florecer en cualquier lugar del mundo, porque hablan de algo tan general que es universal. Y otras que son regionales, que no pueden pasar en otro lado. Te puedo hablar de casos puntuales de canciones, como por ejemplo “Vaguito”, un chamamé sobre un perrito que va cruzando el río y tiene dueños en las dos orillas.
—Eso es bien propio del litoral.
—Está muy vinculado al contexto geográfico, social y hasta político de alguna manera.
Docentes
—Debe ser cada vez más complicado ganar al público infantil.
—Igual los chicos no tienen ningún prejuicio en acercarse. Los prejuicios nacen un poco más adelante, en otra etapa de la vida. Los chicos se acercan y se ven reflejados en las canciones, porque son canciones que hablan de cosas conocidas, habituales, cotidianas. Ellos mantienen las persianas abiertas, dejan entrar la música y la hacen propia. A veces, uno mientras toca ve como los chicos cantan un chamamé, con palabras en guaraní, como si estuvieran jugando a las adivinanzas. Es una apuesta muy grosa, mientras ellos vayan creciendo se van a ir encontrando con todo lo que rodea a eso. Es una tarea un poco docente, que favorece la formación de la personalidad y la identidad.
—De hecho, las canciones de Canticuénticos están en las escuelas. Esto indica que los docentes de todo el país captaron eso que ustedes proponen.
—Una de las patas fuertes en la difusión del proyecto se la debemos a los docentes. Ellos son los responsables de que la música haya entrado en los hogares, algo muy difícil. En la música para niños se depende de un adulto, que es el que hace de nexo entre la propuesta y los chicos. Incluso, recibimos a diario mensajes de docentes y de profesionales de otras áreas. Me acuerdo de casos de psicomotricistas que han trabajado con algunas canciones con movimientos. También han trabajado con chicos con autismo, con lindos resultados.
—Aparecen posibilidades que no habían previsto cuando crearon las canciones, que así toman vida propia.
—Trasciende lo específicamente musical, a límites que uno no se imaginaba. Está bueno que sean herramientas en manos de gente inteligente que la sepa aprovechar. Eso me parece muy positivo. Hasta hemos visto clases de aerobic con “La cumbia del monstruo”. Hay de todo.