Martín Calveira, economista del IAE -Universidad Austral- repasó variables de la coyuntura “en un contexto que se modifica a diario” tanto el los mercados globales como locales. “La cierta estabilidad del tipo de cambio y su accionar para estabilizar expectativas de precios, parecen desanclarse a los efectos de amortiguar las tensiones sobre el mercado mundial de monedas”, señaló el especialista.
Planteó que “el nivel general de precios minoristas (IPC) evidenció un crecimiento de 2% mensual en febrero, registrando un nivel menor respecto al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el Banco Central que fue de 2,5%. Si bien se evidencia un menor crecimiento mensual del índice de precios minorista, la dinámica inflacionaria continúa determinada por la incertidumbre derivada de la ausencia de un programa de estabilización integral y con el potencial de efectos que emergen con el shock coronavirus.
“Las proyecciones de inflación minorista de marzo -prosiguió- se establecen en 2,9%, con cierta aceleración por los efectos estacionales y dependiente de lo que sucede en el mercado cambiario tras el shock mundial coronavirus”.
Sobre la actividad económica el especialista advirtió que el coronavirus “tendrá efectos restrictivos sobre la economía mundial. La macroeconomía internacional se verá afectada al menos en el corto y mediano plazo principalmente a través de la disminución de la oferta de bienes y servicios. Tras el aumento de la escala de contagio, principalmente Europa, Estados Unidos y China han formulado medidas económicas de contingencia.
“Los principales instrumentos que se anunciaron -añadió, horas antes del último anuncio de Donald Trump- se circunscriben en fondos de financiamiento temporales, la anticipada decisión de disminución de tasa de referencia de la FED y mayor flexibilidad de normas fiscales, especialmente en el caso de la Unión Europea”.
Dijo que “las consecuencias sobre la economía argentina se proyectan principalmente a través del comercio de bienes y servicios que exporta e importa nuestro país, y una eventual disminución de los flujos financieros.
Los sectores económicos nacionales, esencialmente los relacionados con el comercio internacional, se deberán enfrentar a una posible caída súbita de la demanda mundial, del precio de los bienes exportables y problemas de abastecimiento de insumos necesarios para la industria nacional”.
Añadió el informe que “esta problemática se agrega a los desequilibrios macroeconómicos no resueltos que continúa afectando la estructura económica argentina. El desempeño de la actividad económica está fuertemente limitado por los desequilibrios y, ahora, por una menor demanda mundial”.
“La necesidad de un mayor espacio fiscal es preponderante en el escenario macrofinanciero que debe gestionar el nuevo gobierno, principalmente en el transcurso de este año”, expuso el documento. Calveira dijo que “el aumento de la alícuota de retención a la soja y sus derivados, y el aumento jubilatorio a los sectores de ingresos más bajos, es un paso adelante del gobierno a los efectos de poder mostrar una posición más sólida ante los organismos y acreedores privados.
“La dominancia de la política fiscal puede ser positiva en ese escenario pero no se encuentra libre de costos sobre la economía real y algunos sectores económicos dados los efectos redistributivos. El resultado fiscal primario del primer mes del año 2020 registró déficit del orden de los $ 3.766 millones. La gestión del Presidente Fernández deberá evaluar la consistencia de un programa de ajuste fiscal sobre la actividad económica a los efectos de lograr el sostenimiento de los ingresos fiscales”.