El desafío de acordar con Itaipú para que libere más agua y el río crezca
La empresa brasilera-paraguaya aceptó bajar el embalse para que el Paraná reciba más caudal, al menos hasta el 31 de mayo. A Santa Fe este aporte llegará dentro de unos 30 días. El santafesino Gustavo Villa Uría, subsecretario de Obras Hidráulicas de la Nación, participó de las negociaciones y le contó a El Litoral cómo funciona el sistema hidroeléctrico.
Gentileza Itaipú. Con poca agua, producto de la baja generación de energía, la represa bajará su embalse y erogará mayor caudal para el Paraná.
La situación de extrema bajante del río Paraná genera preocupación e incertidumbre para los meses que se avecinan, época del año en que las lluvias escasean en la región. Es por eso que ante la falta de precipitaciones, la otra opción para paliar el estiaje es que las represas de la Cuenca del Plata, ubicadas donde nace el Paraná y aguas más arriba, liberen mayor caudal.
En los últimos días delegaciones brasileras, paraguayas y argentinas mantuvieron un encuentro virtual para llegar a un acuerdo que beneficie a los tres países. De estas negociaciones participó como subsecretario de Obras Hidráulicas en el Ministerio de Obras Públicas de la Nación, el ingeniero en Recursos Hídricos, Gustavo Villa Uría. En una entrevista con El Litoral, el santafesino analizó las conclusiones del acuerdo, que como resultado positivo aceptaron la solicitud para que la represa binacional de Itaipú no descienda sus erogaciones de los 7.000 metros cúbicos por segundo, o m3/s (ver recuadro).
“Itaipú nos va a entregar agua desflexionando el embalse, es decir bajando el nivel de embalse, a eso lo hacen generando más energía. Hay un acuerdo con Paraguay para que tome energía de Itaipú y va a dejar de tomar de la represa Yacyretá. Nosotros vamos a tomar más energía de Yacyretá, y así tenemos más agua. Los brasileros incluso nos ofrecieron que les compremos energía pero no estamos en condiciones de eso, porque nos sobra la energía en estos momentos”, comentó Villa Uría.
Brasil y su imperio hidroeléctrico
En territorio brasilero, la Cuenca del Plata posee unas 50 represas (ver foto “Represas brasileras”) que generan energía para su país y también se encargan de articular bajantes y crecidas de los ríos. “Brasil encaró, hace muchísimos años en la década de los años 30 ó 40, un ‘plan de soberanía’ que era implementar una serie de obras de generación hidroeléctrica sobre las cuencas de Brasil. Ese plan lo ha manejado un grupo muy relacionado al poder permanente de Brasil, que está desde siempre y no ha tenido variaciones a pesar de los gobiernos. Con ellos hay que mantener reuniones para que sean verdaderas las acciones que se toman”, reconoció el subsecretario de Obras Hidráulicas de Argentina.
Operar Nacional de Sistema Eléctrico (ONS) de Brasil Represas brasileras. Los triángulos negros marcan los embalses existentes en la Cuenca del Plata, al año 2012.
Represas brasileras. Los triángulos negros marcan los embalses existentes en la Cuenca del Plata, al año 2012. Foto: Operador Nacional de Sistema Eléctrico (ONS) de Brasil
—¿Qué grado de dificultad tiene una negociación con Brasil?
—Son negociaciones complicadísimas porque el problema en el mundo es que no hay muchos acuerdos interpaíses para la gestión del agua. Hay un acuerdo tripartito entre Paraguay, Brasil y Argentina pero de antes que se construyera Itaipú, y en ese momento estaban disputando los niveles de distribución; fueron los únicos momentos de acuerdo y fue en la década del ‘80. Por eso, actualmente estamos queriendo avanzar hacia un acuerdo, pero requiere dos partes, una de ellas es la política y es muy compleja.
En momentos de bajante como éstos es cuando hay que tomar decisiones estratégicas. Si repasamos en el tiempo, en 1969 un grupo de santafesinos (ante una bajante importante que se produjo) propició las acciones para crear el comité gubernamental de la Cuenca del Plata, un comité casi inédito en el mundo. Desde entonces se favoreció un esquema de negociación con los brasileros, y ahora estamos tratando de reflotar ese comité para que sea el organismo que negocie las nuevas acciones en el ámbito de la Cuenca del Plata.
El Litoral
Foto: El Litoral
—¿Considera que hay un abuso del recurso por parte de las represas brasileras?
—Lo hacen de acuerdo a las necesidades propias, no tienen demasiado en cuenta a los que estamos aguas abajo. Pero de todas formas la presión que ejercemos y las reuniones que mantenemos ya son un triunfo. Nos movimos mucho para que sean los verdaderos artífices los que participen de las reuniones, porque Brasil te puede poner “equipos en la cancha” de cualquier cosa, y te pueden decir algo que no cambia nada. Por eso, articular con estos grupos ha sido un trabajo gigantesco del área nuestra de Recursos Hídricos y de la Cancillería Argentina.
Menos consumo, menos agua
—La bajante va de la mano del parate productivo y el bajo consumo energético. ¿Es así?
—Exactamente. La bajante de estos caudales en los días pasados se debió a que Brasil tiene una menor actividad económica de la prevista, con lo cual les sobra energía y para que el agua pase hacia nosotros tienen que producir energía. Brasil ha invertido en obras de almacenamiento durante 60 años, con esas obras la bajante es menos grave. Ahora no está llegando el agua a Itaipú que naturalmente viene, sino que llega el agua de las represas que es agua almacenada. Por ejemplo en la cuenca del Iguazú, a las cataratas la estamos viendo prácticamente sin aguas, pero la poca agua que se ve es porque Brasil bajó sus embalses que estaban en un 60% y ahora están en el 15%, y lo bajó entregando agua al río Iguazú. Se ve poca agua, pero podría ser muchísimo peor.
—¿Qué tipos de represas existen y qué funciones cumplen?
—Están las represas de acumulación y las de pasada, que en Brasil las llaman “a pelo de agua”, es decir que tienen poca capacidad de almacenamiento y lo que entra tiene que salir. Por ejemplo, Yacyretá es casi de pasada porque puede almacenar pocas horas; Salto Grande es de vías de almacenamiento; El Chocón (en la Patagonia) es plurianual y puede almacenar por más de un año; Itaipú es de almacenamiento, al igual que Furnas; Ilha Solteira, y Porto Primavera (Brasil).
Nosotros vamos observando cómo operan las diferentes represas. Con la Cuenca del Plata que arranca en Brasilia por un lado, y por el otro San Pablo, sabemos por ejemplo qué es lo que está pasando en cada uno de los lugares. Y las personas con las que nosotros nos reunimos son las que operan estas represas, “abren o cierran las canillas”.
—¿Cómo es el proceso para que el agua de los embalses alimente los ríos?
—Las obras hidroeléctricas tienen lo que llaman el vertedero, que está en la parte superior y es para que pase la crecida; pero si la represa no está llena, no puede pasar el agua por arriba. La versión que dijeron que abrieron las compuertas es absolutamente falsa, porque no llega el agua a las compuertas. El agua que está pasando ahora se da porque bajan los niveles de embalse y pasa por las turbinas: no hay posibilidad de que pase por arriba.
Sensaciones del acuerdo
—¿Están satisfechos con el acuerdo que cerraron?
—Satisfechos y preocupados, las dos cosas. Es bueno que venga un poco más de agua, pero no es bueno el fin para el que viene esa agua, porque es para sacar la producción del Alto Paraná-Paraguayo y llevarla a los puertos de Rosario. Y digo que no es bueno porque estamos usando el agua para transportar la producción agrícola de bajo valor agregado, y que posiblemente a esa agua, sobre el final del período (septiembre, octubre, noviembre), la vamos a lamentar. Entendemos que alguien quiera sacar la producción, pero estamos hablando de 40 productores, mientras que del otro lado hay millones de personas que necesitan de abastecimiento de agua en las localidades de la costa del Paraná.
—El arreglo habla de entre 6.000 y 8.500 m3/s. ¿Cuánto es lo que se eroga en condiciones normales?
—Lo normal erogado para 4 metros de altura en el Puerto Santa Fe son 12.000 m3/s, es decir que esto es la mitad. Pero al mismo tiempo, es el doble que se eroga con relación a lo que ocurrió en 1944, cuando fue la bajante histórica más importante del río Paraná, previo a cualquier tipo de represa.
—¿Cuánto tiempo tarda en bajar esa agua liberada hasta la altura del río en la zona de Santa Fe?
—Va a llegar a Santa Fe en unos 25 ó 30 días. En nuestra zona todavía está bajo por la bajante anterior que fue hace 30 días; esto depende de muchas variables pero son más o menos los plazos que tarda el agua en moverse desde Iguazú a Santa Fe, porque tiene que recorrer unos 2 mil kilómetros de río para llegar hasta acá.
“Vamos a administrar miseria”
Cierto es que el panorama actual es desolador por donde se lo mire. Se transita una época del año de pocas a nulas lluvias; el letargo de la producción hace que se consuma poca energía y, en consecuencia, las empresas hidroeléctricas operan lentamente. Por eso, precisar cómo va a evolucionar la hidrometría del río es una incógnita.
—Respecto a la situación hidrométrica, ¿cómo analiza el año?
—Entendemos que es un año muy malo, es el más bajo de toda la serie histórica en el Iguazú, el más bajo del río Uruguay, y es una situación que no se daba desde hace 50 años en nuestra zona; pero sabemos que estos fenómenos son naturales. Las represas están cumpliendo una función muy importante. Ninguna está llena y ninguna está en condiciones de verter agua, todas van a pasar el agua por la producción de energía, energía que tiene que ser consumida y si no hay consumo en Brasil, se generan graves problemas de todo tipo.
—Esta agua liberada llegará en 20 ó 30 días y significará que el caudal aumente unos centímetros. Para más adelante, ¿qué imagina?
—Vamos a tratar de administrar la miseria y tratar que los valores no bajen de 7.000 m3/s que es lo mínimo que necesitamos para no tener problemas de abastecimiento en las tomas de agua: ese es nuestro mínimo. El otro objetivo es que el agua alcance hasta que vengan lluvias, si en algún momento vemos que a los 7.000 m3/s no los podemos completar, insistiremos para que cumpla el requisito de abastecer, y sigan liberando agua.
Los pronósticos de lluvia dicen que estamos un 40% por debajo de lo normal, y lo normal en esta época del año es bajo. Tenemos que aguantar hasta noviembre que vuelve a llover, es el período natural y difícil que no se produzca. Por eso, tenemos la obligación de pensar en todo el período y más allá de los próximos 12 días.