Felicidad responsable es el nombre de uno de los libros escritos por la socióloga italiana Roberta Paltrinieri. En esta obra publicada por primera vez en 2012, la académica plantea una crítica al consumo asociada a la idea de ser feliz. Paltrinieri es profesora de sociología en la Universidad de Bolonia, la más antigua del mundo fundada en 1088. Mirador Provincial contactó a Paltrinieri para conocer su opinión en esta época tan convulsionada con la pandemia del coronavirus en el medio.
- ¿Puede explicar el concepto de felicidad responsable?
- La felicidad está tradicionalmente concebida en términos de utilidad o placer individual que es la razón por la cual el consumo está considerado el motor del éxito de la felicidad. Yo discrepo, que la felicidad no puede ser pensada como una condición de una persona en su individualidad, sino como dijo Aristóteles que la felicidad depende de una vida virtuosa y que es un bien común en que las personas pueden participar en conjunto.
- ¿Cuál es su visión sobre el consumismo entre 2008, tras esa crisis financiera en el Primer Mundo, y 2020?
- El movimiento anti consumista fue muy importante entre 2000 y 2014. Desarrollado originalmente como una respuesta anti global, entre 2000 y 2010, se convirtió en un movimiento importante con grandes campañas de “buycott” (boicot a comprar), famosas por su campaña contra Nike, y activismo social ayudado por las redes sociales, así como también el nacimiento y difusión de mejores prácticas de responsabilidad social empresaria. Desde 2014, después de la crisis de 2008, este movimiento se hizo menos importante. Sin embargo, la economía colaborativa y el consumo colaborativo pueden ser concebidos como una evolución al modelo consumista.
- ¿Cuál es su visión actual sobre el consumismo después de esta crisis del coronavirus?
- Actualmente todos los modelos económicos que cambian la cuestión del bienestar, desde el crecimiento económico hasta el crecimiento sustentable, han retornado al centro del debate. El coronavirus ha mostrado una vez más los efectos negativos de vivir en una sociedad global y de riesgo. Somos una sociedad muy infeliz porque somos una sociedad quebrada, de acuerdo con el reporte de Wilkinson y Pickett (Richard Wilkinson y Kate Pickett escribieron un libro sobre la desigualad y su relación con la infelicidad colectiva en 2009). Entonces, una vez más, debemos adaptarnos a una vida más sobria donde las virtudes serán también importantes en la cuestión del consumo.
- ¿Esta crisis hará crecer el consumismo cuando las restricciones se levanten o cambiará muchas posturas?
- Creo que esta crisis ha destacado la importancia del Estado y de los servicios públicos esenciales, como la atención médica. Además, pienso que debe ser importante para repensar una vida que ponga el bien común en el centro, como en el pacto de solidaridad entre generaciones. En Italia, el virus ha afectado a las generaciones más viejas y como sistema las hemos preservado. Debemos mirar a aquellos que tendrán el impacto negativo más fuerte: las generaciones más jóvenes. Modelos de consumo sustentable, desde un punto de vista medioambiental, económico y social son parte de este modelo de atención a los bienes comunes y públicos.
Consultada sobre cómo aplicar el concepto de felicidad responsable en un país pobre como Argentina, la respuesta de la pensadora italiana fue corta, pero contundente: “A través de una moralización de la política”.
- ¿Qué opina sobre el movimiento del decrecimiento que se opone a la idea del crecimiento económico sin límites?
- El decrecimiento es un modelo ideal para aspirar a un modelo utópico que pueda motivar a la gente de manera ideal, pero es económicamente inaplicable. Es una forma de vida, pero no puede ser adoptado por los sistemas económicos.
- ¿Los estados nacionales tienen alguna responsabilidad en promover un menor consumismo?
- El Estado nacional tiene un rol clave en promover la producción sostenible y el modelo de consumo responsable. El Estado puede dar las guías para la producción sustentable y adoptando leyes ad hoc puede regular negocios y la sociedad civil sancionando a los irresponsables y premiando a los más ejemplares.
- ¿Cómo pueden los consumidores darse cuenta que la felicidad no está en el comprar?
- La felicidad debe ser buscada en relaciones que son bienes comunes más que en objetos.
- ¿Es útil reducir la inequidad entre ricos y pobres para ir hacia la felicidad responsable?
- La felicidad responsable se enfoca en la comunidad y en la gente, en las relaciones entre la gente. No está basada en las diferencias, sino en la solidaridad. Una sociedad feliz es una sociedad que reduce la brecha entre los ricos y los pobres a través del bienestar que no es sólo devolución de recursos y servicios, sino es el desarrollo de las posibilidades como el economista Amartya Sen sostiene.