La cuarentena trajo aparejados múltiples efectos indeseados, pero los argentinos la avalan como resguardo frente a la pandemia. La medida ensayada por un amplio abanico de países impactó en diversas áreas, donde la economía fue de las más golpeada, especialmente en países con menos recursos. Sin embargo, según un estudio elaborado por la Fundación Bunge y Born, la percepción pública encuentra riesgoso salir de sus casas por el Covid-19, incluso aquellos que perdieron sus trabajos u obtuvieron menores ingresos.
El objetivo del estudio es comprender las motivaciones de los argentinos, evaluando el costo de oportunidad que tiene para el sujeto mantener la cuarentena, conformando el Índice de Propensión al Riesgo en Salud (IPRIS). Las encuestas fueron realizadas vía teléfonos celulares, entre el 23 de abril y el 19 de mayo, en las distintas provincias del país. Según las conclusiones preliminares , el 80% acepta el aislamiento obligatorio y considera que existe algún tipo de riesgo en salir de sus hogares (41% muy riesgoso, 39% moderadamente). En contraposición, el 48% de los encuestados reportó complicaciones laborales: un 27.25% se quedó sin trabajo, un 15.53% trabaja menos horas que antes y un 5.83% fue suspendido.
El primer corte de las estadísticas se presentó vía encuentro virtual, y serán actualizadas de forma quincenal. “El fin es obtener insumos útiles para campañas de información y toma de decisiones, de acuerdo al contexto socioeconómico, grado de vulnerabilidad frente a la enfermedad, y percepción del riesgo de los ciudadanos”, sostuvo Gerardo della Paolera, director ejecutivo de la Fundación. “Los aspectos más relevantes del índice se relevarán de forma continúa, intentando ver la película y no únicamente la foto”, agregó Tomás Olego, especialista en matemática y profesor en Metodología de Análisis en Opinión Pública.
Frente al escenario pandémico, 9 de cada 10 argentinos manifestaron adoptar cuidados preventivos como el lavado de manos y alcohol en gel. No se registraron variaciones entre segmentos de edad, nivel educativo, ni variaciones temporales o interprovinciales. Sin embargo, la sensación de temor al contagio es mayor entre los considerados pacientes de riesgo.
En cuanto tener que salir del hogar para trabajar, el 60% sostuvo que sí le resulta de necesidad; evidenciando los límites del homeworking ya que el costo es mayor para quienes están en peor situación socioeconómica y para quienes cuentan con menor nivel de estudios. Además, se refleja una contradicción en la zona más afectada del país: en CABA la necesidad creció del 40% al 60% en días, mientras que el Gran Buenos Aires es algo menor al del promedio país.
Respecto del costo psicológico, un 55% dijo no sentirse identificado con “la necesidad de salir de casa para distraerse y/o hacer ejercicio”; frente a un 37% que sí. A nivel país, se observa un aumento en esta urgencia, la cual luego se estabiliza. Los mayores requerimientos se ven en las grandes urbes como Ciudad de Buenos Aires (CABA), Córdoba o Santa Fe, aunque tiende a estabilizarse con el pasar de los días, probablemente por las salidas recreativas. En el Gran Buenos Aires, ésta necesidad ha crecido en menor medida con el paso de los días tiempo.
El 51,27% sostuvo que el aislamiento es una medida necesaria para cuidar “la salud de los ciudadanos de Argentina”, el 33,57% “para cuidar a las personas que quiero” y el 7,74 “para cuidarme yo”. Sólo el 5,42% decía que era una decisión “autoritaria e innecesaria”. El Gran Buenos Aires registra un cambio en la tendencia: aumenta el cuidado sobre “las personas que quiero” y disminuye el cuidado “para cuidar la salud de los ciudadanos argentinos”.
$ 37 millones para investigar el virus
Un recubrimiento antiviral para barbijos y camisolines o un método que predice cuando un paciente podría tener una complicación pulmonar son algunos de los ocho proyectos seleccionados por el ministerio de Ciencia y Tecnología que recibirán 37.566.010 pesos para desarrollar sus investigaciones. La mitad del capital será aportado por la Fundación Bunge y Born.
Uno de los proyectos presentado por Leandro Monsalve, integrante del Centro de Micro y Nanotecnologías del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), busca desarrollar recubrimientos antivirales para los textiles que se usan para confeccionar los elementos de protección personal que utiliza el personal de salud, como barbijos, cofias y camisolines. El equipo del INTI venía trabajando con nanopartículas aplicables a materiales textiles usados en la protección de personas, pero cuando el coronavirus se convirtió en pandemia los investigadores decidieron dirigir sus esfuerzos a la ropa que usa el personal de salud y los pacientes.