Ignacio Pellizzón | [email protected]
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Desde hace tiempo que se viene debatiendo en Rosario el autocultivo de cannabis con fines terapéuticos. Ahora la discusión, que de por sí ya generaba controversia, encontró su cauce en el Concejo Deliberante.
Es que se aprobó una ordenanza promovida por Ciudad Futura para que se cree el Registro de Cultivos Terapéuticos y Solidarios de Cannabis, en el ámbito municipal, con la finalidad de “establecer un marco regulatorio local que permita usos responsables, seguros, cuidados y de calidad”.
Entre los argumentos que se vienen esgrimiendo, el principal radica en evitar que muchas personas desesperadas por conseguir el aceite medicinal no caigan en las trampas de aquellos que ofrecen aceite de olvida en vez de cannabis o, que se inmiscuyan en un mercado ilegal que no proporciona ninguna rigurosidad científica en el producto que se está ofreciendo, entre otras inconsistencias.
Si bien es una buena noticia para ciertos sectores de la sociedad, hay otros que pegaron el grito en el cielo como, por ejemplo, la ONG “Ni un pibe menos por la droga”. Según su criterio se beneficia a “la clase alta” y el Concejo “privilegia” el dolor de “los amigos” y no “del pueblo”.
Licencias
En base a esta iniciativa aprobada por el Palacio Vasallo, se faculta a la Municipalidad a “otorgar licencias de autocultivo, protegiendo la identidad y privacidad de las personas” y se establecen los casos: cultivos terapéuticos, para el tratamiento de síntomas y patología con la indicación médica correspondiente, y cultivos solidarios, llevados adelante por cultivadores/as que se comprometen a brindar la materia prima a personas que necesiten administrar cannabis por indicación médica.
La ordenanza dispone asimismo la creación del Consejo Asesor de Políticas de Cannabis y sus derivados, “a fin de construir los criterios y protocolos que permitan reglamentar la ordenanza, en consonancia a leyes provinciales y nacionales, como así también a normativas municipales y avances científicos en la temática.
En rigor, integrarán el referido Consejo representantes de las secretarías pertinentes del Departamento Ejecutivo, de las comisiones de Salud y de Derechos Humanos del Concejo Municipal y de organizaciones cannábicas de la ciudad.
Según señala el artículo 3° de la normativa se precisa que la Municipalidad de Rosario “gestionará ante los distintos Poderes y niveles del Estado los convenios y autorizaciones necesarias a fin de cumplimentar la ordenanza”. De igual modo se plantea que municipio priorizará la articulación con instituciones públicas, universidades y organizaciones de la sociedad civil, “a fin de seguir continuar avanzando en campañas, instancias de formación y estudios de investigación en la materia”.
Otro punto a destacar es que, también, se determina que el Ejecutivo realizará los convenios pertinentes con la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) con la misión de garantizar los análisis y testeos correspondientes. En el mismo sentido promoverá la producción pública de medicamentos a base de cannabis, desde los laboratorios públicos de la provincia.
Y, finalmente conformará una mesa de trabajo entre el Estado, profesionales y organizaciones cannábicas con experiencia y conocimientos en la materia como Madres que se Plantan, la Asociación de Usuarios y Profesionales para el Abordaje del Cannabis (Aupac) y la Asociación Rosarina de Estudios Culturales (Arec), entre otras.
“Asunto Progre”
El padre Fabián Belay es un histórico cura tercermundista que combate los flagelos sociales como la pobreza y las drogas. Integra la ONG “Ni un pibe menos por la droga”, y plantea con fuerte desazón una potente crítica a la creación del Registro de Cultivos Terapéuticos y Solidarios de Cannabis, que permitirá otorgar licencias para autocultivo.
“Da mucha tristeza ver aprobar leyes del primer mundo que favorecen a la clase alta, sin tener en cuenta que tenemos el 40% de la población en la pobreza, al 50% de los adolescentes fuera de escuela secundaria, que cada vez más niños, niñas y adolescentes comienzan un consumo que no es recreativo y que tenemos los índices de muerte por violencia más elevados del país”, expresó a El Litoral.
“El Estado no asume la responsabilidad de brindar el aceite a los que los necesitan, sino que libera la plantación para que los country y los intelectuales progre del centro puedan sumar una recreación más. Pareciera que el consumo capitalista es nocivo, siempre y cuando no se trate de drogas”, agregó.
“El Consejo que ha interpretado una vez más, el dolor de los amigos, no del pueblo. Lamentablemente muchas Madre y Padres, seguirán recorriendo hospitales, juzgados, morgues, oficinas gubernamentales, cementerios, etc. porque hoy sus luchas no están de moda”.
“Mientras tanto –continuó Belay- seguiremos viendo morir a los pobres o anestesiándolos para que no sueñen, no reclamen, no puedan, no hablen, no trabaje, no se esfuercen, no sean nombrados porque es mejor que se maten entre ellos”. Y concluyó: “Rezo para que la igualdad de condiciones y de atención al problema de los más vulnerables de la sociedad sea declarado: ‘asunto progre’”.
En defensa
Por su parte la legisladora de Ciudad Futura, Jesica Pellegrini, sostuvo que la idea es “crear un registro municipal para que todas las personas que cultivan cannabis para uso terapéutico se puedan anotar y lograr una autorización. Así de alguna manera el estado municipal respaldará la utilización del cannabis para uso medicinal. Hay muchos casos donde el uso del cannabis medicinal cambió la calidad de vida de quienes lo usaron”.
“La idea es que los que lo necesitan aceite de cannabis no tengan que buscarlo en la clandestinidad, bajo riesgo, y que sirva como un aporte fundamental para la investigación” agregó a LT8 la concejala de Ciudad Futura y añadió: “Los efectos que produce el cannabis medicinal en forma terapéutica son de altísimo valor, queremos que el Estado acompañe a las personas que lo necesiten dentro de un marco de tranquilidad”.
El registro es para usuarios de cannabis con fines medicinal, paliativos, terapéuticos y cultivadores solidarios para terceros. También podrán inscribirse organizaciones de la sociedad civil que están dedicadas a la temática y que utilizan el cultivo para uso terapéutico o para obtener información sobre su uso.
“Todo esto lo impulsamos con el fin de generar políticas públicas para que todos aquellos que necesiten el aceite, no tengan que comprar por internet algo que termina siendo una estafa. Muchos terminan comprando aceite de oliva con casi nada de cannabis. Es importante que el Estado empiece a generar garantías con respecto a esto”, cerró Pellegrini.
Primero en Santa Fe
Desde que el Congreso aprobó la ley 27.350 que establece un marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor de la planta de cannabis y sus derivados, gran parte de las provincias del país y diversos municipios crearon sus propios proyectos y dieron sus respectivos pasos en la temática.
La pandemia por coronavirus demoró el debate político que se iba a dar en estos meses sobre la reforma en la reglamentación de la ley 27.350, contemplando el autocultivo. En un mismo marco, se pospuso el análisis sobre una posible regulación legal del cannabis. A pesar de este retraso lógico, el cannabis para uso terapéutico sigue avanzando en la Argentina.
Hace menos de dos meses en ciudad de Santa Fe el Concejo aprobó un sistema similar al que acaba de avanzar en Rosario. Se trata de un proyecto que habilitó la creación de un registro de usuarios y cultivadores terapéuticos de cannabis. También exige al municipio que mantenga una consultoría para brindar información acerca de qué manera el autocultivo de cannabis puede ayudarlos.
Santa Fe capital es una de las diez provincias del país que ya cuentan con una legislación sobre el uso terapéutico del cannabis. La ordenanza creó un “registro voluntario de usuarios y/o cultivadores terapéuticos del cannabis y sus derivados”. Se mantiene una confidencialidad de datos y las solicitudes de cultivo son evaluadas por un Consejo Asesor.