El Coro Municipal de Santa Fe no detuvo su trabajo. Desde casa, sus integrantes continuaron activos a través de grabaciones y prácticas. También, en sintonía con Escuela de Danzas del Liceo Municipal y la Banda Sinfónica, realizaron una producción especial que se puede observar en la plataforma Capital Cultural.
Captura de pantalla Youtube Entre las distintas acciones que desarrolló el ensamble vocal dirigido por Juan Barbero en los últimos meses, figuró una versión desde casa de Dale alegría a mi corazón , canción compuesta por Fito Páez en 1990, incluida en el disco Tercer Mundo .
El pasado 15 de octubre El Litoral publicó bajo el título “Y la banda siguió tocando”, una síntesis del trabajo realizado por la Banda Sinfónica Municipal de la ciudad de Santa Fe desde marzo, dentro de las nuevas condiciones impuestas por la pandemia de Covid 19. El Coro Municipal, agrupación casi hermana de la Banda por su labor conjunta, también hizo lo propio y desarrolló diversas estrategias para que sus integrantes puedan mantenerse en contacto y con sus voces en permanente entrenamiento. Su director, Juan Sebastián Barbero, dialogó con El Litoral para hacer un racconto de las acciones desarrolladas y para contar el rol de coordinación que debió ejercer para garantizar que el canto pueda abrirse camino en los coreutas, a pesar de la distancia.
“Para cualquier agrupación coral el ensayo presencial es fundamental. Frente a la imposibilidad de hacerl, junto a los coreutas tuvimos que ir buscando distintas formas de trabajar y de sacar dudas sobre cuestiones musicales. Trabajamos mucho a través de Whatsapp pero también intercambiando videos y resolviendo problemas a través de otras plataformas, como el correo electrónico. Debimos aprender a interactuar de otra forma”, comentó. “Fue un aprendizaje y de hecho todavía seguimos aprendiendo mientras esperamos que sea pronto la vuelta a lo que hacíamos antes. Arrancamos con ejercitaciones en casa, al igual que hicieron muchas otras agrupaciones, con videos o grabaciones a través de los teléfonos celulares. Junto a Jorge Senn, que es el asistente del coro, pusimos a disposición de los integrantes un repertorio y lo adaptamos para que pudiera ser trabajado a través de esa modalidad, es decir a la distancia y desde casa”, añadió.
Un rol que se redefine
Frente a las circunstancias inéditas y adversas que impuso el Covid 19, el rol del director de un ensamble de las características de un coro, debió modificarse en forma sustancial, para atender muchas cuestiones que no se restringen a lo técnico y a lo musical, sino que se alargan hacia lo organizativo y estratégico. “Este año se volvió individual todo lo que hacer algunos meses se realizaba en forma grupal. Eso depende mucho de las características y de los medios disponibles para comunicarse que tiene cada una de las personas que integra el coro, por lo tanto, la dirección se vuelve todo un juego de estrategias para permitir que todos puedan mostrar todo su saber en el trayecto”, consideró Barbero.
La ventaja del Coro Municipal es que, al ser un espacio profesional, sus cantantes tienen un entrenamiento más grande y amplio que en el caso de un ámbito vocacional. “Así, pueden sostenerse más tiempo sin los ensayos presenciales. De todas maneras, cada uno de ellos tiene sus propias prácticas profesionales, por fuera del coro. Dentro del coro, la premisa fue en estos meses tratar de incorporar un repertorio que se pueda ir trabajando, aunque no sea para presentar y también ir buscando actividades que aunque no sean para un concierto, sirvan para sostener una línea de trabajo y, en definitiva, para que el cantante siga activo”, sintetizó Juan.
Folclore y Fito Páez
Parte del trabajo que desarrolló el Coro Municipal de Santa Fe, se puede observar en la plataforma digital Capital Cultural, espacio virtual que desarrolló la Municipalidad de Santa Fe para poder canalizar el trabajo de los artistas locales. Allí, la agrupación que dirige Juan Barbero, hizo su aporte para una producción que tuvo como partícipes a la cátedra de Folclore de la Escuela de Danzas del Liceo Municipal “Antonio Fuentes de Arco” y a músicos invitados e integrantes de la Banda Sinfónica. Se trata de una creación colectiva que ofrece versiones de música folclórica con arreglos corales y aporta miradas originales sobre la interpretación, en un recorrido por sonidos y movimientos de malambo, percusión corporal, bombo, zapateo, gato, zamba y chacarera. El espectáculo se brindó desde la Mediateca, el Molino Marconetti y el Centro de Interpretación Ariel Ramírez, bajo el estricto cumplimiento de los protocolos sanitarios correspondientes. “Pudimos aprovechar ese poquito tiempo al máximo para que rinda y hacer una buena grabación”, aseguró el director.
Por otra parte, y en la etapa más álgida del aislamiento preventivo y obligatorio, los coreutas produjeron, desde sus domicilios, una versión de la canción “Y dale alegría a mi corazón” del cantautor rosarino Fito Páez. “Para eso, debimos unificar criterios musicales pero también unificar criterios técnicos, para que cada persona desde su casa pudiera hacer una buena toma de audio y de video, con todas las variables que eso implica en cada caso. Fue un lindo desafío. El arreglo presenta ciertas características, ya que debe permitir un mejor acceso al tema. Teníamos más repertorio programado para este año, pero debimos dejarlo para cuando podamos abordarlo en forma presencial, porque es imposible hacerlo a distancia debido a la complejidad que presenta”, añadió Barbero, quien anticipó que durante los últimos dos meses del año continuarán desarrollando algunos proyectos.
Integrantes
El Coro Municipal está integrado por María Elizabeth Pistoni, Andrea Eletti, Viviana Barrios, Valentina Fernández, Laura Aguliar, Gabriela Roldán, Silvia Espíndola, Adriana Montenegro, Renzo Jehiel Giménez, Manuel Alfonso, Rodrigo, Andrés Sotelo, Matías Lapunzina, David Ojeda, Susana Artiguez, Guillermo Julián Herdt, Joaquín Rodrigo y Jorge Senn, con dirección de Juan Sebastián Barbero.