Noelí Rojas
Hasta Paraje El Tigre, distrito Huanqueros, en el Departamento San Cristóbal, llegó El Litoral para acompañar el primer día de clases tras el receso por la pandemia del coronavirus en el CER 277 “Edmundo De Amici”, dependiente de la escuela 6042 de esa localidad.
Noelí Rojas
Y un día, después de tanta espera e incertidumbre, cuando cuesta mucho programar actividades a corto o largo plazo, las escuelas rurales abrieron sus puertas. Con la aprobación y el visto bueno de los responsables de la educación a nivel provincial y nacional, se retomaron las clases presenciales en establecimientos educativos que se encuentran en zonas rurales y en donde no hay circulación del virus.
Después de siete meses, los alumnos volvieron a las aulas, se reencontraron con sus compañeros y con sus docentes que los esperaban con mucha alegría y ansiedad.
Tras análisis y debates sobre qué se necesitaba para retomar las clases, en cuanto a protocolos sanitarios y refacciones edilicias, entre otros puntos importantes, ocho escuelas que pertenecen a la Región IX de Educación fueron las elegidas para darle continuidad al ciclo lectivo 2020. Todas corresponden al nivel primario y a Centros de Enseñanza Rural, con un total de 82 alumnos.
Una de las escuelas que recibió nuevamente a sus alumnos fue el CER Nº 277 “Edmundo De Amici”, ubicado en Paraje El Tigre del distrito Huanqueros, a 55 kilómetros de la ciudad de San Cristóbal. Dicho CER depende la escuela Nº 6042 de la localidad de Huanqueros.
Las actividades no comenzaron junto con las demás, debido a que en este establecimiento se realizaron distintas refacciones para que los alumnos puedan volver con todas las medidas de seguridad necesarias.
Los primeros días fueron de gran emoción y este medio fue testigo de la tan anhelada vuelta a las aulas. Después de recorrer 18 kilómetros por un camino rural, el contingente llegó a la escuela Edmundo De Amici bien temprano, mientras también llegaban los niños y niñas acompañados por sus padres. La seño Joana Noé y la asistente escolar Laura Vieyra estaban felices de ver que en el patio ya estaban los alumnos, con sus guardapolvos blancos, preparados para ingresar al aula.
El clima era de mucha alegría, ya el segundo día, después de romper el hielo y amoldarse a la nueva situación, porque todos deben asistir con barbijos, máscaras faciales y deben higienizarse las manos, las clases se dictaron con normalidad, bajo todos los cuidados y recomendaciones por la pandemia generada por el Covid-19.
Dalila y Milena de 10 años y Bruno de 12, fueron los alumnos que tuvieron el privilegio de asistir a la escuela y manifestaron que tenían muchas ganas de volver, extrañaban a sus compañeros y se levantaron bien temprano para llegar, teniendo en cuenta que recorren entre 5 y 10 kilómetros por camino de tierra para llegar a la escuela.
Primero, izaron la bandera nacional, luego se formaron para pasar de a uno a higienizarse las manos, siempre con el barbijo puesto, después ingresaron al aula, se colocaron las máscaras coloridas y se sentaron en sus bancos que se encontraban distanciados unos de otros. Muy respetuosos y tranquilos escucharon a su maestra y comenzaron con las actividades programadas para ese día.
Este nuevo comienzo es una gran oportunidad para los chicos que viven en zonas rurales alejadas y que durante la pandemia estuvieron bastante aislados, solos en sus hogares con sus familias y con la problemática de la conectividad que les dificultaba poder acceder a la virtualidad.
La profesora de Nivel Primario, Joana Noé, quien es la docente del CER 277, contó las sensaciones de este reencuentro en la escuela.
“Nos sorprendió la noticia, no sabía que podíamos llegar a volver, pero estábamos dentro de las posibilidades por la zona donde estamos, cuando me avisaron fueron muchos sentimientos encontrados porque podíamos volver a brindarles la educación que ellos necesitan, así que estábamos muy contentos. El primer día fue todo muy nuevo, no nos pudimos saludar, siempre con el distanciamiento pero respetando lo que dice el protocolo. Estábamos casi todos, fue un encuentro lindo, cabe destacar que yo con ellos nunca perdí el contacto porque nos constó el tema de la conectividad. Las primeras tres semanas entregábamos cartillas, las retiraba cuando les daba nuevamente los bolsones módulos alimenticios y como no funcionó decidí entregar cada quince días las tareas para las áreas de lengua, matemática, naturales y sociales, entonces bien temprano les grababa un audio explicándoles la actividad del día y ellos podían hacer la tarea, tienen celulares pero es poca la conectividad y débil la señal”, relató la seño Joana, que se traslada todos los días desde Huanqueros.
Ser docente rural es un desafío enorme, se requiere un gran compromiso y amor por lo que realizan. En el caso de las escuelas rurales, los maestros además de dar clases se encargan, junto con los asistentes escolares, de limpiar, cocinar, cortar el césped y poner en condiciones los espacios del establecimiento. El acompañamiento de los padres es fundamental, ellos colaboran y están predispuestos a todo.
En el caso de Laura Vieyra, asistente escolar del CER, vive en zona rural Las Avispas y viaja 45 kilómetros en moto todos los días. Aunque ella está acostumbrada y ama lo que hace, los viajes se pueden complicar por el estado de los caminos, el factor climático o si le sucede algún percance no cuenta con señala telefónica para pedir ayuda. Laura contó que se levanta a las seis, se pone su equipo que deja preparado sobre la mesa, sube a la moto y sale: “Le pongo 45 minutos o una hora. En los viajes pasé por un montón de cosas, para mí ya es normal y no tengo miedo. Por ejemplo, me crucé con un puma en el camino, acá hay muchos chanchos salvajes y me ha pasado que me corrió un toro en época de sequía. Desde el 2015 estoy acá, es mi lugar y fue el de mi marido que se crió acá cerquita”.
Las escuelas que fueron autorizadas en la región IX de Educación corresponden al nivel primario. Entre ellas se encuentran los Centros de Enseñanza Rural Nº 237, 274, 277 y 424 y las escuelas Nº 6129, 6142, 515 y 6035. En esta primera semana, las escuelas del distrito de La Rubia estaban confirmadas para retomar las clases pero al segundo día surgieron varios casos positivos en Hersilia y se debieron cancelar, porque todo el personal docente reside en dicha localidad.
No hay dudas que los alumnos de todos los niveles desean volver a las clases presenciales, están muy cansados del encierro, especialmente los chicos y chicas de séptimo grado y quinto año que finalizan una etapa significativa en su vida.
Para asegurar que todos los establecimientos estuvieran en condiciones y se respetaran los protocolos vigentes, se realizaron trabajos intensos que requirieron la participación de los supervisores, docentes, asistentes escolares y personal de infraestructura.
Gustavo Contreras, quien es el actual delegado regional, explicó que “hubo un gran trabajo por parte del personal de la escuela en todo lo que es la sectorización y que tengan disponibles todos los insumos y materiales de seguridad que recibieron como el termómetro digital, las alfombras sanitizantes, alcohol en gel e instructivos. Sobre todo hubo un gran trabajo con la familia, donde se los puso en conocimiento de cómo serian estos protocolos y cómo serian las jornadas que sus hijos estarían atravesando en este proceso de la presencialidad. También, el gran trabajo de los asistentes escolares colaborando en todo lo que es la limpieza y los supervisores ayudando en la coordinación de las unidades pedagógicas.
Realmente son muy positivas las expectativas y apuntan principalmente al cuidado y al resguardo de todos los alumnos, docentes y familias. Cada uno expresa que esta presencialidad ha sido muy esperada y, por eso, las manifestaciones de alegría de todas las personas involucradas en este nuevo proceso educativo.
“Las expectativa son muy buenas, las escuelas no sólo son un lugar en donde se accede al proceso de enseñanza y aprendizaje sino que, también, son un lugar de encuentro para ellos, para los alumnos que tienen que recorrer grandes distancias para poder encontrarse y es otra apertura al mundo que ellos tienen”, indicó el responsable de la regional, Gustavo Contreras.
Por su padre, el supervisor Pedro Oggero, quien también forma parte del equipo de trabajo y desde su experiencia como docente rural, expresó que “para mí es importante que podamos regresar a la escuela porque es lo sustancioso en la educación de un niño, la posibilidad de conectarse con otro y que tengan al maestro que le facilita el conocimiento y que colabore en su formación. Además, la escuelas rural es el único lugar en donde la familia se convoca, los padres y los niños tienen mucho interés por la escuela y les gusta, son pocos pero se multiplican en muchos otros de escuelas rurales que comenzaron a trabajar con el objetivo de transformar su calidad de vida”.