Por Gustavo Peretti (*), para El Litoral
Por Gustavo Peretti (*), para El Litoral
El pasado sábado 14 de noviembre fue un día de celebración en las Islas Malvinas. Seguramente, la fecha quedará en el calendario de los acontecimientos más relevantes de su historia. Después de casi 40 años, sus habitantes podrán transitar libremente por su suelo sin el peligro de que pueda denotar alguna mina antipersonal o antivehículos que fueron colocadas durante la guerra de 1982.
Para la población joven y adulta joven, fue disfrutar por primera vez en 38 años de unas de las playas más paradisíacas de arenas blancas con
que cuenta el archipiélago. Para los mayores, se trató luego de varios años de un regreso emotivo y nostálgico.
Con lágrimas en los ojos una señora manifestó a la televisión local FITV: ??Es tan diferente de cuando fuimos a la playa en los años 60 y 70. Nunca pensé que se abriría otra vez". Lisa Watson, directora del periódico local Penguin News expresó en redes sociales: "Qué hermoso momento cuando cortaron la cerca y todos corrieron a la playa. Vale la pena ver las expresiones de asombro en los rostros de los jóvenes cuando vieron la vasta playa".
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En una ceremonia denominada "Recuperemos la playa" cientos de isleños observaron y escucharon detonar la última mina a las 14 hs. y 7 minutos, junto a un grupo de especialistas procedentes de Zimbabwe.
En una ceremonia denominada "Recuperemos la playa" cientos de isleños observaron y escucharon detonar la última mina a las 14 hs. y 7 minutos, junto a un grupo de especialistas procedentes de Zimbabwe. Minutos después fueron derribados los últimos cercos de alambrado y carteles que indicaban sobre la peligrosidad del terreno.
En el acto del sábado 14 de noviembre, Leona Roberts, legisladora de las Islas de origen chileno, manifestó : "Es difícil poner en palabras lo que este hito significa para tanta gente. Las Islas son conocidas por nuestros increíbles paisajes físicos, nuestros horizontes sin fin, nuestros espacios abiertos y escenarios únicos, pero desde 1982 esos paisajes habían sido marcados por el terrible legado de la guerra. Tuvimos que enseñarles a nuestros hijos sobre los peligros de los campos minados y habíamos deseado, pero sin animarnos a soñar el día en que seríamos declarados libres de minas".
Transitar hasta este último sábado el escenario físico donde se dieron los lamentables sucesos, representaba un recorrido que permitía palpar las marcas de heridas aún abiertas, señal del dolor que sintieron no sólo nuestros soldados argentinos sino también muchos pobladores que en un día desapacible y monótono que anticipaba un rudo invierno escucharon ensordecedores estruendos. Luego del asombro de los primeros momentos y sin entender lo que sucedía, los isleños se dieron cuenta que ya nada sería igual.
Caminar hasta estos días los alrededores de Stanley (Puerto Argentino), capital del archipiélago y única concentración poblacional de habitantes civiles de importancia que apenas supera los 2.000 habitantes, significa transportarse a los años de la Guerra. Los elementos físicos más elocuentes estaban dados por cercos que señalaban la presencia de minas e impedían transitar por dichas zonas y llegar, por ejemplo, a la costa de la deslumbrante playa de Gypsy Cov ubicada en la bahía Yorke.
La eliminación de las minas, aunque queden cicatrices, seguramente ayude a cerrar las heridas que dejó la corta pero intensa guerra de 1982.
El trabajo de limpieza de minas del terreno, cuya última etapa comenzó en el año 2009, lo hicieron preferentemente varones procedentes de Zimbabwe, que en los últimos años han hecho de Malvinas su hogar, ascendiendo a 75, quienes se radicaron en las Islas según el último Censo del año 2016. Los desminadores tienen vasta experiencia ya que buscaron minas terrestres en Afganistán, Irak, Sudán del Sur, Croacia y Líbano. El trabajo estuvo a cargo de la DYNASAFE Bactec, bajo la dirección de Guy Marot, director del Programa de Desactivación de Minas.
La agencia MercoPress anunciaba el 25 de noviembre de 2016, que se había finalizado con la fase cuatro y que de los 146 campos minados originales habían sido reducidos a 82. El proyecto de limpieza de campos minados se concretó con fondos del Foreign Office en respuesta a la obligación contraída por el Reino Unido de remover las minas bajo los términos de la Convención de Ottawa.
Tan sólo dos incidentes se registraron durante los once años de tareas de desminado. En el 2009 un zimbabuense hizo estallar, sin producir lesiones, una mina de manera prematura mientras utilizada un escarbador. En 2013 otro de los hombres sufrió un corte en el revés de la mano que requirió de seis puntos, luego que el también tocara el borde de una mina con su perforadora.
La eliminación de las minas, aunque queden cicatrices, seguramente ayude a cerrar las heridas que dejó la corta pero intensa guerra de 1982. Quizá vuelvan en las playas los picnics de niños de la escuela dominical organizados por las iglesias, las parrillas del día de Navidad y las competiciones anuales de castillos de arena.
(*) Profesor titular de la asignatura "Geografía Argentina". Facultad de Humanidades y Ciencias, Universidad Nacional del Litoral.