Ignacio Pellizzón
Con la llegada de un equipo de la UNR a la base experimental en los terrenos que se ubican en territorio entrerriano, pero que pertenecen a Rosario, surgieron los primeros indicios del daño que se está generando en el medioambiente por la quema indiscriminada de pastizales.
Ignacio Pellizzón
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Los investigadores, pertenecientes al Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que se instalaron en una de las bases frente a la Cuna de la Bandera con el objetivo de estudiar el impacto ambiental provocado por los incendios desmedidos y, a su vez, poder alertar por posibles nuevos focos ígneos, ya están arrojando los primeros indicios.
Se trata de una base de datos que están armando con información que vienen recolectando. Hasta el momento los pronósticos son contundentes: “Ya se detecta un fuerte impacto en el ecosistema”, advierten.
Tras las desmedidas quemas de pastizales en las islas, perjudicando notablemente los humedales y afectando a la población con aire contaminado, se puso el foco en tratar de llevar a cabo tareas que traten de preservar y cuidar el medio ambiente y la biodiversidad del río Paraná y sus islotes.
Uno de los motivos por los que se montó la base, fue para instalar uno de los faros de preservación que estableció el Ministerio de Ambiente de la Nación, para controlar lo que sucede en el humedal, a raíz de los incesantes incendios intencionales que viene sufriendo la zona y sus alrededores desde comienzos de año.
Otro de los propósitos fundamentales es que los más de 60 investigadores puedan desarrollar en las islas sus proyectos y tratar de recolectar información sobre la flora y la fauna y, así, poder analizar el ecosistema que, en los últimos meses, se ve fuertemente afectado. Además, obtener resultados sobre cómo impactaron las quemas -aún continúan-, las obras ilegales como terraplenes y las deforestaciones intencionales.
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La base es utilizada por todos aquellos profesionales que estén involucrados en la cuestión ambiental y que particularmente estudien las islas. De esas investigaciones, según explicaron desde la UNR, se construirán insumos para la evaluación y la implementación de políticas públicas.
Según el especialista, se trata de incendios “antrópicos”, es decir que son generados por el hombre, ya sea accidental o a propósito, pero “no caben dudas” que son producidos por personas.
Malas noticias
Uno de los Ingenieros Agrónomos, Néstor Di Leo, integrante del Observatorio Ambiental de la UNR contó a Mirador que “los focos de incendio que originan el humo últimamente son relativamente nuevos; se fueron expandiendo bastante. Desde la última lluvia leve, volvieron a surgir incendios y se fueron agregando a lo largo de la semana”.
Según el especialista, se trata de incendios “antrópicos”, es decir que son generados por el hombre, ya sea accidental o a propósito, pero “no caben dudas” que son producidos por personas.
Dentro del proyecto están abocados a detectar el impacto del recurso suelo y “vemos que no solamente se combustiona el pastizal sobre el suelo, sino que además la temperatura que se genera también combustiona materia orgánica del propio suelo”. Esto quiere decir que “no solo hay que contabilizar las emanaciones de gases de efecto invernadero, generadas por el propio pastizal, sino también la materia orgánica del suelo”, explicó Di Leo.
“Estamos justamente analizando datos. Ya hicimos los primeros muestreos y todavía seguimos procesando información en el laboratorio. El impacto no solamente es el de la quema de pastizal, sino también en el suelo”, advierte, y sigue: “Los colegas que trabajan en flora y fauna, y sus diversos tipos alertan que también hay impactos muy importantes”.
“La alteración de la fauna es significativa de un 100%. Vemos que, al contrario de lo algunos sostenían de que se trata de un ecosistema que se recupera rápido, en realidad hay que ponerlo entre comillas, porque a pesar de que estuvo lloviendo la brotación de la nueva vegetación no es todo lo intensa que uno esperaría”, señala el investigador.
“Hay un impacto concretamente de la temperatura del incendio en la cantidad y en la calidad de las plantas, con lo cual hay un retardo en la recuperación. El impacto es muy fuerte en el ecosistema en todos sus componentes y ni hablar si le sumamos la salud de las personas que padecen el humo”, concluyó Di Leo.