Hasta ahora 115 soldados argentinos caídos en Malvinas y sepultados en Darwin lograron ser identificados en una tarea conjunta entre nuestro país e Inglaterra.
Fue elegido para dirigir la unidad forense de la Cruz Roja Internacional. En una entrevista con El Litoral, habló de los nuevos desafíos para el equipo, la identificación de cuerpos en Malvinas, la necesidad de coordinar políticas entre las provincias, los femicidios y los crímenes de migrantes, y el vínculo de confianza con las familias que recuperan los restos de un ser querido.
Hasta ahora 115 soldados argentinos caídos en Malvinas y sepultados en Darwin lograron ser identificados en una tarea conjunta entre nuestro país e Inglaterra.
El Equipo se creó hace 37 años y desde entonces trascendió ampliamente las fronteras del país.
El titular del Equipo Argentino de Antropología Forense, Luis Fondebrider, estará en pocos días al frente de la Unidad Forense de la Cruz Roja Internacional en Ginebra (Suiza), organismo que actúa en 40 países. De esa nueva responsabilidad, de la fundamental tarea desarrollada en nuestro país por el EAAF, y de cómo se fue transformando en los últimos años y se vio afectada por la pandemia, conversó en esta entrevista con El Litoral.
- Este año tan particular te encuentra con la novedad de un cargo de responsabilidad a nivel internacional. ¿De qué se trata?
- En Suiza me eligieron del Comité Internacional de la Cruz Roja para ser el director de la Unidad Forense, una unidad que tiene 100 personas en 40 países que se ocupa de toda la política del cuidado de las personas fallecidas, manejo de cuerpos, asesoramiento a gobiernos, atender a familiares.
- ¿Va a ser una tarea similar a la que estabas haciendo en el Equipo?
- No, diferente. Primero que es un puesto de dirección en el que voy a tener 100 personas a mi cargo en muchos países que hacen el trabajo día a día. Yo voy a estar más en la gestión política y la coordinación, que es un poco diferente de lo que hago acá; si bien me ocupo también de eso, acá hacía casos e investigaba y en la Cruz Roja no lo voy a hacer.
- Son casi cuatro décadas de una tarea impresionante y creo que ya estás acostumbrado a trascender las fronteras. ¿En cuántos países llegó a trabajar el Equipo?
- Hemos trabajado en 56 países del mundo desde el año 1986. Siempre en diferentes contextos, diferentes culturas y religiones; investigando casos específicos o brindando capacitación e información a especialistas locales. Y seguimos con una agenda fuerte, excepto el año pasado y este en que algunas tareas estuvieron restringidas por la pandemia.
- ¿En qué modificó el trabajo de ustedes la pandemia?
- Por un lado en la imposibilidad de viajar y las restricciones dentro de la Argentina, para responder a solicitudes de juzgados, fiscalías y familiares. Y por otra parte, el acceso a nuestras oficinas estuvo con ciertas restricciones, así que las actividades continuaron a distancia, pero la práctica habitual del equipo se vio un poco restringida. Por otra parte, aportamos información y recomendaciones para la disposición de los cuerpos en el caso de los fallecidos.
- Más allá del escenario de pandemia, el trabajo del Equipo está cambiando y se está ampliando. ¿Cuáles son las próximas metas?
- El trabajo del Equipo está cambiando en varios aspectos. Por un lado, los trabajos habituales buscando a las personas desaparecidas en la década del '70 se va restringiendo, porque ya no tenemos prácticamente lugares en que buscar y casi todos los que tenemos en el país fueron relevados y hemos sacado los cuerpos que se encontraron. Ahora nos dedicamos a las grandes unidades militares, que son mucho más complejas (Campo de Mayo es una de esas metas). Por otra parte, han crecido los casos de desaparecidos en democracia y femicidios, y tuvimos muchos equipos trabajando en estos casos. Y aumentaron desde hace 15 años los casos de migrantes desaparecidos.
Desde hace algunos años incorporamos el área de nuevas tecnologías, con disciplinas no tradicionales en la práctica forense como arquitectura, matemática, física, entre otras, para utilizar sus aplicaciones en trabajos forenses, sea en análisis de datos o en búsqueda de lugares. Y también estamos más implicados en políticas estatales, como el caso de Méjico, de Argentina. No en las decisiones, pero si para conversar con los ministros correspondientes sobre protocolos de trabajo.
- ¿Cómo es eso en el caso de Argentina?
- Hace aproximadamente 15 años le hemos dicho al Estado que el sistema de búsqueda de personas desaparecidas no está funcionando: desaparece una persona en Neuquén, aparece un cadáver en Tucumán, pero no hay forma de relacionarlos. Entonces trabajamos con las dos administraciones -el gobierno anterior y el actual- para que haya un sistema federal, coordinado, en el que participen todos y donde la información sea fluida. Lo estamos trabajando con el Ministerio de Seguridad y el Ministerio público, pero son medidas que cuestan: Argentina es un país muy federal, con 24 provincias, y muchas jurisdicciones que muchas veces no dialogan entre ellas.
- ¿Qué significó para vos el trabajo para la identificación de soldados de Malvinas sepultados en el Cementerio de Darwin?
- Para nosotros fue participar en un proyecto que es importante para la Argentina. Es una de las pocas cosas en que los argentinos estamos de acuerdo desde chiquitos y, en ese sentido, es un proyecto de relevancia. Para los familiares, saber dónde está enterrado un ser querido es fundamental. De los 122 cuerpos que recuperamos del Cementerio de Darwin, 115 fueron identificados. Se firmó hace un mes la segunda etapa, que es trabajar sobre una sepultura específica que tiene nombres pero que no han sido identificados. Es un modelo de trabajo que se hizo entre los dos gobiernos, Argentina e Inglaterra, con la mediación de Cruz Roja.
- Si hiciera falta explicarlo, ¿por qué creés que es tan importante para alguien saber dónde está sepultada esa persona desaparecida, o el soldado que murió en Malvinas? ¿Por qué es tan importante saber dónde están esos restos?
- Porque son parte de los rituales que practicamos los humanos hace 50 mil años: los nacimientos, la pubertad, el casamiento y enterrar a los muertos son prácticas culturales, de la Justicia, de la política, de cualquier creencia religiosa. En India, en China, en Colombia o en la Argentina todos los ritos funerarios y no saber donde está tu familiar que por diversas cuestiones está desaparecido, genera angustia, dolor, incertidumbre, paraliza a las personas y, además, desde lo judicial genera mucha impunidad.
Por eso trabajar devolviendo la identidad de las personas, reinsertarlo a la sociedad, es tan importante más allá de lo argentino.
- El trabajo de la antropología forense estaba instalado en el país antes de la existencia del Equipo o se fue fortaleciendo con ustedes?
- La antropología forense es una aplicación de la Antropología que tiene diversas ramas. Se utilizó en EE UU en casos de catástrofes masivas, por ejemplo. La diferencia es que, cuando llegó a la Argentina Clyde Snow, un antropólogo forense norteamericano, decidió hacer las cosas de otra manera y pensó que utilizando antropología se podían recuperar cuerpos en mejores condiciones que como lo hacía hasta ese momento un médico forense. Por eso lo que se inició en la Argentina se fue expandiendo a otros países del mundo, que comenzaron a revisar su pasado y se dieron cuenta de que muchos de los desaparecidos estaban muertos y había que recuperarlos. Es una de las aplicaciones de la antropología que se ha ido expandiendo más rápidamente,y se sigue expandiendo.
- Es también el trabajo que hicieron ustedes en Ciudad Juárez aplicando técnicas para identificar a mujeres asesinadas allí.
- Comenzamos a trabajar en Ciudad Juárez en el año 2005, cuando algunas agrupaciones que tenían que ver con familiares de esas mujeres requirieron nuestra ayuda ante la indiferencia y el rechazo hacia el Estado mejicano sobre cómo estaban trabajando con mujeres de Chihuahua, de Ciudad Juárez y otros estados. Pero había algo que está presente desde hace muchas décadas en todo el mundo: las mujeres que son asesinadas por el hecho de ser mujeres. Esto no empezó hace 15 años: ocurre en muchos países. Hay países como India donde es práctica habitual matar a bebés mujeres. Lo que pasa es que ahora tiene más visibilidad y trascendencia, pero no es nuevo.
- El femicidio tiene trascendencia y visibilidad, además de una tipificación como delito, una ley...
- Se ha avanzado mucho, pero es un tipo de delito que tiene raíces más culturales, que son más difíciles de enfrentar. No es una patología, una enfermedad. Somos como somos porque nos enseñaron a hacer las cosas de esa manera. Por suerte en América Latina hay muchos movimientos que quieren cambiar las cosas, pero va a costar mucho.
- ¿Qué te llevas del país a esta nueva función que vas a asumir?
- Me llevo 37 años de trabajo con un equipo, mucha experiencia y conocimientos adquiridos, que los voy a volcar en mi nuevo trabajo. En cualquier trabajo se sigue aprendiendo todos los días, pero el bagaje que me llevo va a ser un aporte importante para la Cruz Roja.
- ¿Por que creés que se respeta tanto el trabajo del equipo? Se habla de la EAAF y no hay objeciones.
- Creo que hay dos factores: por un lado, la coherencia. En 37 años nos mantuvimos independientes, hemos pasado varios gobiernos y tuvimos una relación normal y horizontal con cada uno. Nunca nos pidieron nada y salvo a partir de 2004, que empezaron a apoyarnos financieramente, no pidieron nada a cambio. Por otro lado me parece que hablamos de lo que sabemos, de lo que no sabemos no hablamos: no opinamos sobre todo, no hacemos marchas ni solicitadas, hacemos el trabajo desde lo que sabemos, que es la ciencia.
Además, tenemos una relación muy fuerte y estrecha con los familiares, a los que siempre se deja de lado en el sistema jurídico de Argentina y otros países del mundo, donde son los últimos que se enteran de lo que pasa. Para nosotros es al revés: el familiar está primero al momento de tener una relación de confianza, transparencia y credibilidad.
Por otra parte somos muy conscientes de que nuestro trabajo nos inserta en una tarea mas amplia de la sociedad, a veces acompañada por los gobiernos, a veces no. Pero el mérito es de la sociedad civil; éso hace la diferencia.
- ¿Ya está designado quién va a ocupar tu lugar, hay demanda de investigadores para sumarse?.
- Por ahora se plantea un esquema de transición. Pensamos que habrá un concurso público y para julio o agosto estará el nuevo director ejecutivo. En tanto, siempre tenemos una vez por semana la presentación de pedidos y currículums. La idea es incorporar más científicos de más disciplinas. Hay limitaciones económicas, pero estamos trabajando con el Conicet. La idea es seguir creciendo.
+ Datos
0800-3453-ADN (236)
Facebook: EAAFoficial
Instagram:: eaafoficial
"Los 600 cuerpos": Documental (RAI y Télam)
- Hay un llamado muy importante a que las personas que tienen un familiar desaparecido entre 1974 y 1983 se informe y colabore para identificar 600 cuerpos que fueron recuperados por el Equipo. ¿Qué resultado tuvo esa convocatoria?
- Los resultados han sido importantes, pero pequeños. En la Argentina hemos recuperado más de 1500 cuerpos, se identificaron 750 y quedan 600 por identificar. En nuestro país es muy complejo buscar a una persona desaparecida desde el punto de vista del familiar.
A diferencia de otros países donde la muerte era una posibilidad latente, en la Argentina costó mucho eso. En 1984 a los familiares que iban a la Conadep o a organismos de Derechos Humanos no se les pedían datos físicos, porque no se pensaba que los desaparecidos estuvieran muertos, y se perdió mucho tiempo en ese momento. Ahora volvemos a hacer una campaña para identificar a los muertos. Los cuerpos están ahí (en resguardo del EAAF), corresponden a alguien y la única forma de identificarlos es que nos den los datos. Porque identificar significa comparar cómo era ese cuerpo en vida.
Tenemos 11.500 muestras en nuestro banco genético; falta gente que done sangre. La convocamos en un proceso confidencial y gratuito e Invitamos a la gente a que se informe si tiene dudas, y si decide dar su muestra va a ser bienvenida.