"Cárceles pantano", la historia penitenciaria de Santa Fe durante los años veinte
Archivo El Litoral
23:05
A comienzos de la década del 20, Vicente Pinasco es designado director de la cárcel de Santa Fe por el reciente gobernador radical, Enrique Mosca. Pinasco va a llevar adelante una serie de reformas en la cárcel de la ciudad, cambios que buscaban transformar la situación de los reclusos a través de talleres de trabajo y el cursado de la escuela primaria. La situación carcelaria estaba marcada por un estado de profundo abandono, maltrato y corrupción.
Entre los talleres de trabajo que Pinasco desarrollo al interior de la cárcel se encontraba el de panificación para los presos de la cárcel, pero también para el reformatorio de menores y el asilo de ancianos. Un taller de herrería y otro de talabartería. Además de mejoras en sanidad y edilicias. De los 335 presos que residían, 250 trabajaban en los talleres. Época todavía donde los presos vestían todos por igual y que al ingresar a la cárcel, privados de su libertad, perdían su nombre pasando a tener un número que los identificaba.
A mediados de 1923, Pinasco va a enfrentar un serio problema en su administración carcelaria. Las quejas de los reclusos por el maltrato policial y excesivos castigos, sumados a un hecho que se hizo masivo y de público conocimiento, como fue el consumo de carnes en estado de putrefacción, llevo a la muerte de 2 reclusos. Lo que, a fines de 1924, por presiones de la prensa y una investigación hecha por el tribunal de justicia provincial, llevo a que el gobernador Mosca decrete la habilitación por parte de los reclusos para que pudieran estar en la cocina y cantina de la cárcel controlando y cocinando el alimento diario.
Ese mismo año, Pinasco había presentado al ejecutivo provincial el proyecto de una cárcel modelo entre Rosario y Santa Fe, de estilo radial, siguiendo el modelo estadounidense conocido como Auburniano. Lo que años después será la actual cárcel de Coronda.
La prisión como institución fundamental del castigo moderno desde su nacimiento en el contexto europeo y norteamericano entre los siglos XVIII y XIX, ha estado atravesada por un “modelo correccional”. Este modelo impuso como finalidad declarada de la prisión la “corrección del criminal”. Sin embargo, Lila Caimari (2004) en su libro “Apenas un delincuente. Crimen, castigo y cultura en la Argentina, 1880-1955” afirma que, en las primeras décadas del siglo XX, la mayor parte de las cárceles se alejaban ampliamente del proyecto normalizador y correccional, constituyendo verdaderas "cárceles-pantano" en donde convivía la represión física y el abandono.
Desde el archivo de diario El Litoral, compartimos esta serie de fotos realizadas luego del escándalo público sobre la situación en la cárcel de nuestra ciudad en 1923.