Por Claudia S. Catalin (*)
El mensaje es que hay que denunciar, que ninguna debe ser violentada, que los violentos no deben contar con nuestro silencio, pero jueces como Mingarini ponen en duda nuestra palabra y protegen a los violadores.
Por Claudia S. Catalin (*)
Estamos atravesando momentos muy difíciles. Sin excepciones. El movimiento de mujeres no esta exento de preocupaciones y dificultades agravadas por la pandemia.
La Mesa Ni una Menos de Santa Fe, viene desde el año 2015 levantando las banderas contra la violencia de género: femicidios y transfemicidios, pero también por muchas otras causas, vinculadas al ejercicio de derechos. Así en nuestra breve pero poderosa historia hemos acompañado reclamos por femicidios, por mujeres desaparecidas, redes de trata, por todos los tipos de violencia que padecemos (simbólica, psicológica, económica, política, física, institucional, obstétrica), por la paridad en todos los ámbitos, el derecho a la IVE, a la ESI, al efectivo cumplimiento de la Ley de Cupo Laboral trans y la Ley Brisa, por las tareas de cuidado y las brechas de género, por las mujeres y disidencias empobrecidas y precarizadas y por tantos otros reclamos.
El pasado 3 de junio preparábamos una nueva movilización, en pandemia, de modo virtual, tratando de visibilizar y concientizar sobre esta lucha que no logra reducir las tasas de femicidios agravadas por el confinamiento que pone a las mujeres en el mismo ámbito que el agresor.
Pero una nota periodística encendió la alarma, los dichos de un juez santafesino en un caso de violación nos pusieron en alerta.
El Juez Rodolfo Mingarini expresó para dejar en libertad al imputado: "Podemos pensar que habría habido relaciones forzadas, pero no puedo entender cómo, si va a tener relaciones forzadas, empujándola y sometiéndola, se toma el tiempo... no puedo reconstruir cómo hace para colocarse el profiláctico y luego avanzar sobre el cuerpo de la víctima que, según lo que está acá, se negaba...".
No alcanzan las expresiones de repudio; el juez expresa claramente el desprecio hacia una mujer víctima, revictimizándola. Se pone en el lugar del victimario, en sus zapatos y en su rol, imagina que no es posible el uso del preservativo en el aberrante acto del que se lo acusa y del cual había pruebas suficientes para no concederle la libertad, porque además (y lógicamente) la víctima teme por su seguridad e integridad física.
Y tan escandalosa e inadmisible suena su argumentación que el video comenzó a replicarse por las redes, en los medios periodísticos locales, nacionales e internacionales y se multiplicaron las notas en todos los medios.
La Mesa Ni una Menos Santa Fe expresó la exigencia de que se tomaran las medidas y sanciones correspondientes, veinte Diputadas de la provincia de Santa Fe se hicieron eco del pedido y la Procuración de la Corte Suprema de Justicia de la provincia inició las actuaciones administrativas -disciplinarias- en relación al desempeño jurisdiccional del juez Rodolfo Mingarini. En nuestro comunicado, repudiamos la decisión del juez y recordamos que este magistrado dejó en libertad en marzo pasado -hasta tanto no se realizara el juicio en su contra- a un hombre acusado de haber golpeado y prendido fuego a su ex pareja, provocándole heridas graves.
Allí expresábamos: "¿Qué debemos hacer nosotras/es desde el movimiento? Damos el mensaje de que hay que denunciar, que ninguna de nosotras debe ser violentada, que los violentos no deben contar con nuestro silencio, pero, cuando lo hacemos, jueces como Mingarini ponen en duda nuestra palabra y protegen a los violadores. Con jueces así los victimarios no necesitan ni abogados ni defensores".
Exigimos una profunda reforma de la Justicia, fundada en el respeto irrestricto a los derechos humanos, pero sobre todo con perspectiva de género tal como la Ley Micaela establece obligatoriamente a todos los funcionarios públicos de los tres poderes del estado.
El pasado 3 de Junio, al grito de Ni una Menos, una vez más fuimos la voz de las que no están, de las que sufren injusticias, de las que sufren todo tipo de violencias.
El pasado 3 de Junio, el grito se dirigió a los despachos judiciales, donde muchas veces, casi desapercibidamente se decide sobre la vida y la libertad de las personas desde una posición protegida, casi anónima, e incluso manifestando desconocimiento de la normativa vigente respecto de la protección de los derechos de las mujeres.
El pasado 3 de Junio hicimos temblar los cimientos del patriarcado que sigue en muchas partes resistiendo la fuerza del movimiento de mujeres que no descansará hasta lograr el pleno ejercicio de derechos para todas.
Para muchas mujeres todos los días es 3 de Junio y por eso seguimos exigiendo #NiUnaMenos.
(*) Abogada, Igualdad, Mesa Ni Una Menos Santa Fe, Mujeres por la Paridad y Ojo Paritario.
Exigimos una profunda reforma de la Justicia, fundada en el respeto irrestricto a los derechos humanos, pero sobre todo con perspectiva de género, tal como la Ley Micaela establece obligatoriamente a todos los funcionarios públicos de los tres poderes.
El grito se dirigió a los despachos judiciales, donde muchas veces, casi desapercibidamente se decide sobre la vida y la libertad de las personas desde una posición protegida, casi anónima, incluso manifestando desconocimiento de la normativa vigente.