Saltó una nueva esquirla por donde nadie la esperaba. La vacunación fuera de calendario de parte de funcionarios o dirigentes sindicales en la provincia sigue generando discusiones de alto volumen político. Pero quien este martes irrumpió en la escena de manera inesperada fue, precisamente, uno los dirigentes favorecidos con la inoculación a principios de enero, cuando solamente recibían sus dosis los trabajadores y profesionales de la salud. Se trata de Alberto Joaquín, quien se venía desempeñando como vice presidente de la Empresa Provincial de la Energía. La tensión que generó la revelación de la vacunación producida en el Hospital Eva Perón de la ciudad de Granadero Baigorria terminó con el funcionario fuera de su puesto. Pero curiosamente, no fue la necesidad de esclarecer públicamente lo sucedido, aquello que impulsó a Joaquín a romper el silencio. La motivación apareció para dejar sentado que nadie le pidió la renuncia, sino que dio un paso al costado por decisión personal. Su intención fue, entonces, cruzar públicamente al ministro de Gobierno, Roberto Sukerman, quien debió atravesar este lunes una interpelación de cuatro horas para intentar explicar lo sucedido.
La intervención de Joaquín fue a partir de una expresión que tuvo Sukerman, precisamente, durante esa exposición en el recinto de la Cámara de Diputados.
Descargo
"No pensaba referirme a la perversa y falsa denuncia que se me imputa, hasta que terminara la investigación que está realizando el Ministerio de Salud. Pero las declaraciones de Roberto Sukerman donde afirma que me separaron del cargo, no las puesto aceptar por infundadas", posteó Joaquín.
"Mi renuncia a la EPE fue una decisión personal; nadie me la pidió", dijo Joaquín y aludió a una "mafia sindical (en el Hospital Eva Perón), que organizó un circo mediático para dañar al gobierno provincial" con "el único apellido de interés para instalar la idea de un vacunatorio VIP inexistente".
El ex funcionario siguió diciendo que "el autor de la denuncia, (el Jefe interino de Enfermería del Hospital) Ariel Perez, sumariado por el director, fue el mascarón de proa de dirigentes inescrupulosos, políticos y sindicales que no trepidaron en lanzar denuncias falsas e injuriosas para desplazar al director del hospital", expresó.
Según interpretó, fue vacunado "en forma correcta por mi edad (77 años), salud y el cargo que ocupaba en una empresa estratégica (la EPE), donde mi primera tarea al asumir fue ocuparme de garantizar a los cientos de vacunatorios que se crearon, la seguridad del suministro eléctrico". Y concluyó con una fuerte aseveración: "Hay que ser muy funcional a quienes armaron este circo para creer que una persona conocida como yo por mi trayectoria va a ir a vacunarse secretamente a un hospital público y permitir que se lo anote como personal de salud ¡Por favor, seré viejo pero no pelotudo!", remató.