ALUMNOS DE 5° AÑO CIENCIAS SOCIALES, ECONOMÍA Y ADMINISTRACIÓN Y CIENCIAS NATURALES PROMOCIÓN 2021 COLEGIO SAN JOSÉ DE ESPERANZA
La virtualidad nos paraliza, el tener que levantarnos y solo prender la computadora nos resulta hartante. Necesitamos una rutina diaria real, el prepararnos, salir de nuestra casa, ver gente, relacionarnos.
ALUMNOS DE 5° AÑO CIENCIAS SOCIALES, ECONOMÍA Y ADMINISTRACIÓN Y CIENCIAS NATURALES PROMOCIÓN 2021 COLEGIO SAN JOSÉ DE ESPERANZA
Mucho se habla hoy de la pandemia, de los decretos, de las restricciones, de cumplir normas, de protocolos, de quedarnos en casa, de cuidarnos; pero nadie sabe verdaderamente qué sentimos los chicos de 5° año en este momento esperado y cargado de muchas expectativas, esperanzas y sueños; este el año al que ansiamos llegar, antesala de la universidad o de un posible trabajo, de lograr la independencia, de fortalecer un proyecto de vida personal. Esta pandemia que observada por todos nosotros el año pasado parecía un acontecimiento que finalizaría, hoy se convirtió en un "modo de vida". No es el final con el que esta promoción esperaba encontrarse hoy. Pedimos empatía frente a lo que estamos viviendo. Tampoco parece ser escuchada nuestra voz. Nos dicen que los jóvenes somos la esperanza, el futuro, los sueños y expectativas de una comunidad. Realmente ¿saben qué sentimos, qué esperamos, qué soñamos, de qué nos perdemos? Las aulas de nuestro Colegio con sus enormes patios y espacios hoy están vacías y nos esperan. Esperan nuestras voces, nuestros ruidos, nuestros cantos y la música en los recreos, el portar un uniforme diferente que nos hace sentir importantes porque ese lugar lo conseguimos con el estudio y el esfuerzo, las charlas de pasillo, la oración de la mañana, las sonrisas cómplices, el timbre del recreo, la cantina y la merienda, el encuentro con nuestros profes y preceptores, el izamiento de la bandera, alguna celebración o actos que los docentes preparan del mejor modo para nosotros, las convivencias, el viaje, la previa a la Semana de la Juventud, entre tantas otras cosas.
Lo que se vive en el aula este último año es "irreemplazable", hasta diríamos "no negociable", es "nuestro espacio", "el año más esperado". Transcurren las semanas y esperamos volver a la normalidad. Pero, el tiempo avanza y se nos hace cada vez más largo, y perdemos las ganas y aumenta la desilusión.
Hoy queremos alzar nuestras voces para solicitarles a las autoridades y a la comunidad que piensen también en nosotros, que si verdaderamente nos aprecian y somos el futuro, deseamos volver a las aulas y que este año quede en nuestro recuerdo como "el mejor año", el que cada uno de ustedes seguramente atesora lleno de recuerdos y anécdotas.
Los adultos están preparados para resistir esto que hoy acontece, pero nosotros no, se nos cae un sueño: el compartir todo este último año de la secundaria en el colegio, como siempre se hizo. Sentimos tristeza al ver la situación en la que nos encontramos. Hay protocolos para partidos de fútbol, pero lo que se hizo en las escuelas para cuidarnos no sirve. Queremos que nos escuchen y esto es lo que queremos expresar: ¡¡LAS ESCUELAS CONTAGIAN!! Contagian conocimiento. Contagian la apertura mental. Contagian el razonamiento. Contagian el pensamiento. Contagian la creatividad. Contagian el compañerismo. Contagian el trabajo en equipo. Contagian valores. La educación es nuestro derecho, lo más importante para la formación de una persona y para prepararnos para un futuro. Y ese futuro depende de nosotros, si no defendemos y cuidamos nuestros derechos nadie lo hará.
En la presencialidad no solo adquirimos conocimientos sino también que incorporamos valores: necesitamos de nuestros pares y profesores para desarrollarnos, para aprender a compartir y a convivir con el otro. La experiencia de nuestros compañeros de la promoción 2020 ha demostrado que la virtualidad no equivale a ir a la escuela, ya que las realidades de todos no son las mismas y se presentan distintas dificultades en cada caso. Estas dificultades son de atención, de espacio para llevar a cabo la clase, falta de materiales como por ejemplo computadoras o Internet y muchas cosas más, dependiendo de cada familia.
Desde nuestro lugar, podemos observar que el colegio es nuestro lugar más seguro; en él se respetan los protocolos y cuidados (profesores vacunados, distanciamiento, burbujas por cursos, alcohol en gel y el uso de barbijo). Todo esto nos afecta no solo desde lo académico sino también desde lo psicológico, espiritual, emocional y social. La virtualidad nos desanima y nos hace perder la emoción por aprender. LA PRESENCIALIDAD cuidada garantiza fortalecimiento de trayectorias educativas, continuidad pedagógica, derecho a la educación, espacios de formación ciudadana para enfrentar la emergencia sanitaria. Y de tanto contagiar, dan inmunidad de rebaño contra la ignorancia, la inequidad, la violación de derechos y sobre todo, contra los que violan las leyes del país donde vivimos.
Nos sentimos mal con esta situación, desganados, frustrados y desanimados, porque no aprendemos de igual manera y se nos acumulan las cosas. La responsabilidad no es la misma que cuando asistimos al colegio. No es lo mismo debatir un tema en el aula que un trabajo práctico que muchas veces copiás, pegás y enviás. Sentimentalmente, nos hace mal no poder estar con nuestros compañeros, relacionarnos, compartir. No somos foco de contagios, permítannos educarnos de la manera tradicional, si no perdemos nuestros hábitos de estudio. La virtualidad nos paraliza, el tener que levantarnos y solo prender la computadora nos resulta hartante. Necesitamos una rutina diaria real, el prepararnos, salir de nuestra casa, ver gente, relacionarnos. Estamos en una etapa clave de nuestra vida donde es fundamental obtener experiencias, nos educa y fortalece como personas. Sentimos que el gobierno y la gente mayor no nos tienen en cuenta o nos tildan de "exagerados" cuando en realidad estamos gritando sentimientos enormes de angustia y tristeza. Ojalá puedan brindarnos ayuda y consuelo… La educación es la vacuna contra la ignorancia y la decadencia.
Lo que se vive en el aula este último año es "irreemplazable", hasta diríamos "no negociable", es "nuestro espacio", "el año más esperado". Transcurren las semanas y esperamos volver a la normalidad. Pero, el tiempo avanza y se nos hace cada vez más largo.
La virtualidad nos paraliza, el tener que levantarnos y solo prender la computadora nos resulta hartante. Necesitamos una rutina diaria real, el prepararnos, salir de nuestra casa, ver gente, relacionarnos.
Sentimos que el gobierno y la gente mayor no nos tienen en cuenta o nos tildan de "exagerados" cuando en realidad estamos gritando sentimientos enormes de angustia y tristeza. Ojalá puedan brindarnos ayuda y consuelo…