Por Fabiana García
Al imponerse en 1963, fue el primer extranjero en ganar la afamada prueba internacional de aguas abiertas. Su trayectoria lo transformó en un referente de la natación mundial.
Por Fabiana García
El 7 de julio pasado falleció a los 87 años en Amsterdam, Herman Willemse, el primer nadador extranjero en ganar el Maratón Santa Fe-Coronda, quien fuera conocido como el "Holandés volador" y que ingresó al Hall de la Fama de la Natación en 2008.
La muerte de quien fuera un extraordinario nadador internacional, causó consternación y pesar entre los allegados a la natación y al deporte en general. El holandés fue quien abrió la era de extranjeros en el "Maratón más lindo del mundo"; pero además, su nombre se extendió en el tiempo, otorgándole a la carrera una fama internacional como ningún otro evento en nuestro país.
El domingo 10 de febrero de 1963 se disputó por tercera vez la carrera que en sus dos ediciones iniciales había tenido como figura y triunfador al santafesino Carlos Larriera. En esa edición, Willemse llegaba como gran candidato, por su condición de campeón del mundo y por el gran presente que mostraba en sus pergaminos internacionales.
En esa oportunidad, como principal novedad, se cambió el lugar de largada de la prueba , ya que por pedido expreso de la gente que quería ver el paso de los nadadores por la costanera santafesina, el punto elegido para comenzarla fue el puente roto del ferrocarril, lo que le agregó a la competencia 1.200 metros.
En su edición del mismo domingo 10, El Litoral tituló: "Herman Willemse ganó la Maratón Náutica Río Coronda, disputada hoy. En tiempo récord se impuso el holandés". Las fotos daban cuenta del tremendo calor popular que recibió la prueba, con los puentes Colgante y Carretero repletos de gente.
La carrera tuvo un dominio impresionante de Willemse, quien se la llevó de punta a punta, con un tiempo de 8 horas 49 minutos y 10 segundos. Segundo salió su compatriota Winn de Vreng y tercero arribó el santafesino Carlos Larriera.
Herman Willemse inscribió su nombre en la carrera y estableció lazos de amistad que perduraron hasta días antes de su fallecimiento, con su amigo por 62 años, Carlos Larriera. El ex nadador y periodista manifestó palabras cargadas de emoción para recordar al nadador que desde el 2008 ingresó al Salón de la Fama de la Natación por sus impresionantes logros. En aguas abiertas, ganó cinco ediciones del Maratón de Atlantic City, en Estados Unidos; pero fundamentalmente fue alguien que se lució en todas las condiciones de la especialidad: "nadaba con frío, calor, con oleaje… era imbatible", recordaban quienes lo disfrutaron.
Más allá de los laureles del triunfo, de dominar las grandes distancias, Carlos Larriera y Herman Willemse conformaron una gran amistad.
Se habían conocido en 1959 en el Canal de la Mancha: "Hacía mucho frío y vi un hombre corpulento con unos lentes muy llamativos, 'nos tiramos' -le dije- y me mató, me sacó 3 minutos en los 1.500 metros; después supe quién era y los logros que tenía", recordó Larriera.
Willemse tenía esa deficiencia, veía muy poco y siempre necesitó lentes de mucho aumento, a tal punto que ni bien tocaba la meta se le acercaba alguien de su equipo y se los alcanzaba inmediatamente, por eso, muchas veces apareció en fotos con las antiparras sobre la cabeza y los lentes puestos en el agua. Tiempo después Larriera vio una publicación donde se podía otorgar aumento a las antiparras, se lo hizo saber y así fue como el holandés le manifestó: "por fin pude ver el pizarrón en el bote guía". Nadaba por instinto.
Le habían costado las primeras carreras de aguas abiertas: el Canal de la Mancha y su primera carrera en Argentina, Mar del Plata; pero una vez que le tomó la mano fue un imbatible en todas las carreras de aguas abiertas. Ganó cinco veces en Atlantic City y se transformó en una personalidad deportiva destacada en Estados Unidos y Europa.
Su forma física no le permitía pasar desapercibido, medía un metro ochenta y cinco y tenía un estilo de nado particular, un poco con el pecho afuera, con un ritmo de batido superior y brazadas veloces. Era docente rural de profesión; pero aprovechó el buen rédito de su carrera deportiva para canalizar sus sueños.
Retirado, hizo construir un barco y lo operaba turísticamente, recorriendo el mundo. Con esa embarcación, cruzó el Océano para llegar a Santa Fe en 1980 y amarró el barco en el Yacht Club de nuestra capital. Willemse había venido gratis en 1963 y la carrera que ganó no tuvo premios; Larriera lo invitó para desmitificar que era una prueba creada para él. Se quedó tres meses y asiduamente nadaba en el lago del Parque General Belgrano.
El extraordinario deportista vino por última vez a Santa Fe en el año 2000, invitado por Larriera, para comentar la Santa Fe-Coronda de ese año. Todos recuerdan que como siempre ocurría, se reunió con amigos y allegados santafesinos.
Con Larriera conversaban por Skype casi todas las semanas; hasta pocos días antes de su despedida. El ex nadador santafesino lo comentó con la voz quebrada. "Quedan sus fotos en mi escritorio, junto a las de otros nadadores… estoy quedando un poco solo, vivimos una sola vida".
LT10 Radio Universidad Nacional del Litoral implementó por primera vez el llamado "barco parlante", a través del cual no sólo realizó su impecable transmisión, sino que además contagió a la gente que acompañó la travesía y a la que estaba en la costa con los relatos en vivo.
Justamente, una de las notas de color que destacó El Litoral fue el paso del local Florencio Romero por la zona de Alto Verde, lo que fue saludado por bombas de estruendo y fuegos de artificio por los lugareños, muchos de los cuales también acompañaron al nadador en el agua con sus botes.
En la edición del lunes 11, El Litoral dejó una semblanza junto a la fotografía de los extenuados nadadores: "el sabor del arribo y el triunfo no logran borrar las huellas de la agotadora jornada. El río fue nuevamente vencido, pero se cobró su precio, las energías derramadas a caudales dejaron su marca en los hombres". Toda una definición de la mezcla de sensaciones.