Cristián Costa
Cristián Costa
Durante los últimos días, el Frente de Todos (FDT) a nivel nacional, articuló varias estrategias con respecto a la elección de senador por la provincia de Santa Fe, de acuerdo a necesidades, conveniencias e ideas forjadas a la luz de la ansiedad política del momento.
La realidad, que dista de la micro política, está marcada por necesidades y expectativas que no necesariamente se ubican dentro de las burbujas ideológicas. En este sentido, los núcleos duros partidarios son cada vez menos suficientes para ganar una elección.
La famosa frase del hoy presidente Alberto Fernández, de que "con Cristina no alcanza, pero sin ella no se puede", se refería a esa condición de necesidad de tener a la expresidenta en las filas, pero marcaba la insuficiencia de ese factor para ganar la elección.
En las próximas elecciones en la provincia de Santa Fe, el kirchnerismo volverá a ser un jugador de peso sin lugar a dudas. Pero como lo marcan las últimas encuestas, un candidato del núcleo duro no llegaría a obtener la banca a senador y esto haría que el oficialismo nacional pierda las dos bancas que tiene hoy en el Senado y que supo conseguir el actual gobernador Omar Perotti en 2015.
Se trata de una jugada apresurada el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien impulsó la participación de Agustín Rossi en una PASO provincial. La idea de Cafiero fue lineal: ganar las PASO para luego sumar los votos del peronismo santafesino y ser competitivos en la general.
Pero ni la política es lineal, ni los electores son ganado que se pasa de un corral a otro por la decisión del dueño del campo. Esto se clarifica con ver los resultados de las elecciones de 2017, donde el Frente Justicialista en Santa Fe pasó de tener el 27,9% en las PASO a 25,9% en la general, es decir perdió 2 puntos porcentuales. Vale aclarar que Agustín Rossi fue el candidato en las generales.
Una cuestión que no fue tomada en este pensamiento lineal por parte de los estrategas nacionales, es la posibilidad de que el peronismo local no vaya a las PASO y juegue con candidato propio como ocurre en Córdoba. Ni el PJ local, ni el FDT lograrían un senador y quien pierde es el gobierno nacional. Bien se sabe que Perotti no es Schiaretti, el santafesino tiene una cercanía mayor al gobierno nacional y sus legisladores siempre han dado muestras de lealtad al armado nacional.
Pero una imposición de la Nación, no siempre es respondida con amabilidad por los líderes locales. En el interior, aún se mantiene muy firme la costumbre de golpear la puerta antes de entrar como respeto al dueño de la casa. Cuando desde CABA entran pateando la puerta, el recibimiento no es el mejor y las consecuencias son impredecibles. Tanto que eso hizo replantear la estrategia. El famoso baño de humildad, esta vez, no era para los candidatos sino para los armadores.
Por otro lado, el impulso que le dio el gobierno nacional al ministro de Defensa fue muy débil, pues CFK no avaló esa decisión, ni la acompañó ya que su candidata predilecta es María de los Ángeles Sacnun, referente del kirchnerismo duro y actual senadora de la Nación con mucha cercanía a la expresidenta y con muy buena relación con el gobernador Perotti.
El problema de Sacnun no está en sus relaciones personales sino en la potencialidad del voto. Se trata de una figura con bajo grado de conocimiento en términos generales como también del núcleo duro, lo que genera una gran limitante a la hora de atraer los votos necesarios de sectores independientes o del peronismo tradicional del interior de la provincia.
Por último, está en danza el nombre de Roberto Mirabella, un hombre muy cercano a Perotti. Rafaelino, como el gobernador, es el hombre de mayor confianza del actual mandatario. Su relación con el kirchnerismo es buena y la logró construir con diálogos y acercamientos.
Mirabella es un político con bajo nivel de conocimiento, pero, a diferencia de Sacnun, podría tener los votos del kirchnerismo y sumar votos cercanos al peronismo provincial. Algo que ya hizo Perotti en 2017 y 2019.
Su perfil más dialoguista, hombre del interior, conocedor del núcleo agroindustrial y con un perfil más productivista que ideológico, lo acerca a sectores que hoy rechazan votar al Frente de Todos (FDT). La posibilidad de Mirabella, es sumar un porcentaje de estos electores que ya votaron al FDT en 2019 pero que hoy están decepcionados o alejados de este espacio.
En los sondeos previos está demostrado que el actual senador por Santa Fe es quien tiene el techo más alto. El piso electoral es igual para todos, pero el techo no. Aquí es donde el valor local, la cercanía a sectores sociales, económicos y culturales más amplios que los K puros, marcan la diferencia.
Está claro que la elección es siempre compleja para cualquier candidato o candidata. Pero también es claro que el FDT hoy vive una situación diferente a la de 2019 y que debe potenciarse más allá de los "votos propios" que pueda tener.
No cabe duda de que el PJ provincial y el nacional irán juntos en Santa Fe, pues la necesidad es mantener a los dos senadores, algo difícil en el escenario actual. La disyuntiva se plantea en el armado de listas, en el cual no siempre prima la lógica electoral, aunque CFK es quien más claro tiene esto y quedó demostrado en 2019.
La presidenta del Senado, tiene claro que se perderá un senador en Córdoba, uno en Corrientes y dos en Chubut. No puede darse el lujo de perder uno en Santa Fe y mucho menos los dos con candidaturas que no le aseguren un 30% de los votos. Hoy ese porcentaje en Santa Fe está lejos para el kirchnerismo duro y necesitará potenciarlo con electores que simpatizan con el PJ local.
La fórmula de 2015 funcionó, cuando Scioli obtuvo el segundo lugar en la elección presidencial, pero Perotti y Sacnun ganaron la elección al Senado. Y las circunstancias actuales son muy parecidas a las de aquel entonces.
El dilema de Santa Fe tiene una solución racional en un mundo político donde prima la solución pasional.