Esta semana se celebró la Semana Mundial de la Lactancia Materna, y en el caso de Uruguay hace 15 años que está ocurriendo un fenómeno del que el Banco de Leche Humana (BLH) es testigo: la demanda de leche cada vez es mayor y el aumento en este tiempo fue de un 400%.
Esa necesidad depende exclusivamente de la cantidad de bebés internados con una indicación médica para recibir donaciones de leche. Dentro de estos, la mayoría son niños prematuros. Por lo tanto, los expertos del BLH han visto cómo en los últimos años los niños prematuros que nacen no solo son más, sino que además logran vivir más.
El aumento en la demanda se ve en que durante 2006 el banco alimentó a 500 niños, mientras que para 2020 llegó a casi 2.500.
Según cuenta la microbióloga y directora del BLH, Gabriela Siré, el trabajo que hacen está “muy ligado a las mejoras en la tecnología que utilizan los centros de terapia intensiva neonatales”, que permiten que haya más bebés prematuros, y a “las técnicas de reproducción asistida, porque es frecuente que se generen partos múltiples donde las madres no siempre pueden amamantar a sus hijos”.
La tendencia a la suba en la cantidad de niños alimentados por el Banco de Leche Humana, así como también la producción anual, no se desaceleró con la pandemia del COVID-19. Según Siré, sucedió “todo lo contrario”. Se trabajó más que en 2019 y esto tiene que ver, también, con que aumentó la cantidad de madres donantes.
Tenés que leerLa OMS recomienda continuar con la lactancia durante la infección por Covid
“Ahora estamos trabajando con muy poco margen porque todo lo que hacemos lo entregamos; la demanda viene subiendo rapidísimo y, aunque está bien que entreguemos todo lo que generamos, también hay que tener espalda porque puede haber errores en la pasteurización de leche y eventualmente algún niño puede dejar de recibir el alimento que es tan importante”, explicó Siré.
El Banco de Leche Humana depende de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y trabaja a partir de las donaciones que recibe día a día. Su función principal es la de proporcionar leche pasteurizada “a todos los recién nacidos que lo necesiten”.
El centro ubicado en Montevideo cuenta con una pasteurizadora que logra procesar cientos de litros de leche por día y realizar el proceso correspondiente para que el líquido esté “en condiciones óptimas”.
Por motivos que van desde el estrés hasta las causas naturales, hoy son miles las madres uruguayas que no pueden amamantar a sus hijos durante su primeros días (y en ocasiones meses) de vida.
La organización también hace un seguimiento a las madres para que puedan alimentar a sus hijos cualquiera sea el tratamiento, tratando de brindar todo el apoyo que sea necesario.
En 2020 hubo un total de 1.151 madres donantes de leche y se logró alimentar a 2.438 niños, la segunda cifra más alta desde que el BLH comenzó a funcionar. Según Siré, las donantes prestan su ayuda “solamente porque tienen una actitud de generosidad”.
En lo logístico, el banco levanta los frascos en el domicilio de las mujeres, hace los controles de calidad y pasteuriza la leche para eliminar las posibles bacterias que hubiesen. Luego, son los prestadores de salud (públicos o privados) los encargados de recoger los litros de leche correspondientes.
Hoy el trabajo del Banco de Leche Humana está “al límite”. La pregunta es: ¿qué implica esto? “Si aumenta mucho la demanda tendríamos que hacer cambios estructurales porque no tenemos más capacidad. Los recursos materiales y humanos son limitados, aunque la máquina sí podría producir más”, dijo la microbióloga.
La única indicación necesaria para recibir leche es que el niño esté internado y que cuente con una orden médica. “Si hay un niño en la casa que necesita una donación no estamos autorizados a darla, incluso hemos tenido casos donde nos llaman porque fallece la madre o hay un abandono, pero en este momento es imposible que podamos atender esto”, subrayó Siré. Y agregó: “Por los controles de calidad tampoco podemos exigirle a nuestro personal que trabaje como en una fábrica, porque ahí es cuando comienzan a aparecer los errores”.
Con información de El País