"Si yo fuese intendenta, haría esto". "Si yo fuera intendenta, haría esto otro". Marcela Aeberhard habla desde un complejo y abarcativo diseño mental de esta Santa Fe que sueña gobernar. En sus palabras resuena un tono empoderado, incluso "sororo": "Es hora de que nuestros cuadros de mujeres se animen en la política. Hay que cambiar las cosas", enfatiza. En rigor, su slogan de campaña apela a esto: "Una mujer para el futuro de la ciudad". Esa mujer puede aludir a sí misma, pero el significante se amplía a otras, a todas.
Llega a la redacción de El Litoral con una carpeta de papeles garabateados y mapas: esos son los apuntes con su proyecto para esta capital que ya no es la misma de cuando ella era niña. Ahí se le aparece la remembranza del barrio que la vio nacer, República del Oeste, en ese otro tiempo en que la gente podía salir a tomar mate a la vereda sin riesgo de que la roben.
Había, en aquella capital no tan lejana, una cálida familiaridad vecinal. Los cumpleaños se compartían en una casa, con todos ahí celebrando: lo cotidiano se volvía mágico, como dice la canción. Y la recuperación de algo de aquella ciudad tan afectiva y cordial está en sus planes, claro.
Primero lo primero: Aeberhard es precandidata a concejala, cabeza de la lista "Mejor Santa Fe" y referente de su propio espacio político: "23 de septiembre", nombre éste que honra el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer. Deberá medir fuerzas en las Paso del 12 de septiembre con otras seis listas en las internas del Frente de Todos (PJ).
Fue diputada provincial entre 2011 a 2015, y concejala por Santa Fe de 2015 a 2019. Conoce el paño de la actividad legislativa. Hoy es subsecretaria de Asuntos Legislativos del Ministerio de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos de la provincia. Si bien se presenta a las primarias con un colectivo político propio conformado por mucha gente, como funcionaria acompaña la gestión del gobernador Omar Perotti sin ser perottista, aclara.
-¿Por qué hay tantas listas de precandidatos dentro del Frente de Todos? ¿Eso habla de diferencias insalvables a nivel partidario?
-No. Porque existen muchas expresiones, y las Paso son un elemento ordenador. Hay distintas miradas, y hay ganas. Yo le veo el lado positivo. Lo que sí sería importante es que, luego de las primarias, el que pierda acompañe y no conspire. Porque si ocurre esto, ahí sí quedan heridas. Y el que gana debe construir el acompañamiento. Hay que ser generoso en las construcciones.
No es casual que nos presentemos en esta etapa de elecciones de medio término. Nosotros estamos convencidos de que hay que armar un plan para llegar a la Intendencia. Y llegar realmente preparados, con un gran acuerdo de todos los sectores. ¿Qué ciudad queremos vivir en los próximos 30 años? Y fijar prioridades, tomando la mirada y la palabra de cada vecino, de las mujeres, de los adolescentes.
Y pone un ejemplo, a propósito de esto último: "¿Imaginate. ¿Y si una vez por mes, la reunión de gabinete del intendente y sus secretarios fuese abierta por streaming para toda la ciudadanía, adonde estén todos los que quieran estar? ¿Y si se escuchara de voz directa el problema de cada persona que vive en la ciudad? ¿Hay mejor forma de escuchar las dificultades más simples o más complejas que hay en los barrios? Hay que dar la cara".
Marcela Aeberhard está convencida de que Santa Fe no va a despegar sin antes achicar la enorme brecha de desigualdad que existe. "No hay otra chance. Ya no sirve el maquillaje político en la gestión. La gente no se lo cree más. En los centros de distrito, sólo cambió el cartelito: antes era amarillo (por la gestión de José Corral), y ahora es verde (por la gestión de Emilio Jatón). Nada más. Es una política vacía de contenido, de parches y maquillaje. No hay plan".
-Pero dentro de ese gran plan que Ud. plantea, involucrando a todas las miradas de la ciudad, ¿cuáles serían las cuatro o cinco prioridades a resolver cuanto antes?, consultó El Litoral.
-¿Fuiste a las playas? Los yuyos tienen dos metros, hay basura, mugre. ¿Falta nafta para las máquinas cortadoras, falta personal municipal? Esto tiene relación directa con la promoción turística que se le debe dar a esta capital, y que no se le da. Pastos sin cortar, una ciudad descuidada. La recuperación de los espacios públicos es uno de los ejes.
Todo tiene que ir acompañado de más infraestructura, y con esto último tenés más seguridad en los barrios: iluminación, baldíos cuidados, calles transitables para el patrullaje. El gran desafío es volver a vivir en paz es esta querida ciudad.
Otra: una política de recuperación del empleo genuino con anclaje local. Habíamos impulsado los microcréditos para emprendedores, con un buen marco normativo. ¿En qué quedó eso? A la normativa del Programa Santa Fe Diseña lo hicimos nosotros: ahí está, en el aire. Lo mismo con los centros comerciales a cielo abierto, entre ellos López y Planes. Hace unos días me llama la presidente de la vecinal, y me cuenta que le demoraron cuatro meses para cambiar un foco, una luminaria. ¡Cuatro meses! No se puede creer la desidia.
El transporte público. Ya antes de la pandemia estaba en crisis, y el intendente (Emilio Jatón) lo sabía. Esa crisis se agudizó. ¿Y qué hacer? Quizás mandar los pliegos licitatorios al Concejo, repensar todo. No hay conectividad oeste-este. No hay todavía una línea de colectivos que conecta un sector con el otro.
Y el que quiere ir al Liceo Municipal, en el ex Molino Marconetti, tampoco tiene línea de colectivo: privatizaron el Liceo llevándolo a un lugar donde no entra el transporte público. Si alguien vive en Cabal, en Scarafía, en Pompeya, ¿cómo hace para llegar al Marconetti, que es la joya arquitectónica de la Municipalidad?
Al final, una apostilla sobre la actual gestión municipal: "Yo le tengo mucho respeto a Emilio (Jatón). Pero el Estado municipal está ausente. Buena voluntad no falta, pero me parece que debiera abrir su gestión a la sociedad, y que escuche de verdad lo que pasa en los barrios. ¿Qué ciudad me propone para vivir Jatón de acá a tres décadas? No la veo. Me imagino esta ciudad que amo de otra manera: iluminada, con calles seguras y sin baches, con espacios públicos cuidados".
Marcela Aeberhard se recibió de abogada a los 23 años. "Mis amigas de la facu son mis amigas de la vida", revela. Habla de Vicky, su hija de 12 años, y se le enciende la mirada. "Aprendo muchísimo de ella. Todos los días me deja pensando. Las nuevas generaciones tienen sus propias inquietudes, que van desde la alimentación saludable hasta el cuidado del medioambiente. Por eso hay que escucharlas atentamente".
La maternidad le dio otra mirada, y el simple hecho de ser mujer también le ofrece otra perspectiva en política, confiesa. "Las mujeres tenemos una pluri-percepción de las cosas, una sinapsis múltiple, otra sensibilidad. Tenemos mucho para aportar, pero necesitamos más espacios en la conducción", concluye.