Este viernes, Los Pericos se presentarán en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572), en dos funciones, a las 21 y 23. El Litoral conversó con el cantante del grupo, Juanchi Baleirón, sobre los orígenes y el presente de la banda pionera en el reggae en Argentina y una de las más importantes de la historia del rock latino, que vendió más de 3 millones de disco y supera las 3000 presentaciones en vivo.
-¿Qué sensaciones y emociones afloran en este período de retorno a los escenarios?
-Alegría, reconexión entre nosotros, y sobre todo, con el público. Estamos super manijas. Veníamos tan calladitos… y, de golpe, tenemos cuatro shows en dos días (dos en Santa Fe y dos en Rosario). Vamos a hacer un recorrido clásico, porque la gente quiere escuchar lo que a ellos les identifica Pericos, lo que los marcó. En general, está a la vista en las playlists y en las redes sociales.
Nos gustan los hits, que la gente cante. Obviamente, va a haber lugar para los temas que nos gustan a nosotros, donde nos podemos explayar musical e instrumentalmente. Todo eso, mezclado, con energía. Y, bueno, volver a mi ciudad. Yo nací en Santa Fe, en el barrio María Selva, porque mi papá estaba trabajando allá.
-¿Tenés algún recuerdo, quedó algo?
-No, porque viví poco. Básicamente, nací, estuve un año y después me fui. Lo que me llega son cosas que mis papás recordaban y, con el paso del tiempo, fotos de lugares de allá. Una frase que les decían a mis hermanos: “Acordate. Si te perdés, tenés que decir en dónde vivís: Aldao y Candioti”. Algunos amigos me gastan: “qué te hacés el santafesino, si no viviste nada” (risas).
Santa Fe es una ciudad muy linda, muy musical en todo sentido. Tiene artistas de todo tipo, admirados y queridos, desde los más populares a los más vanguardistas. Horacio Guarany, Leo Mattioli... ¡Sig Ragga! Tenemos claro el perfil musical de la ciudad y su historia.
-¿Qué significan para vos estos 35 años de Los Pericos? ¿Sos de mirar para atrás?
-Soy re de mirar para atrás. Me siento feliz recordando momentos, viendo lo que hicimos, los logros, las fechas. Más de la mitad de tu vida siendo parte de una banda, que es una familia, un grupo de amigos, un trabajo, una empresa familiar. Una mezcla de todas esas cosas. Es muy difícil abstraerse de lo que sos, porque has vivido 35 años dentro de esta contención. Todo lo que me ha dado la banda, lo que le seguiremos dando y lo que la banda nos seguirá dando. Es pasarla genial, divertirnos constantemente; al día de hoy, para sacar fotos nos estamos cagando de risa, haciendo chistes. Creo que de lo que más nos podemos jactar es tener una muy buena relación, sana, ser un equipo de trabajo super aceitado entre nosotros y Ana (nuestra manager). La verdad, en eso sí somos un ejemplo… lo demás no sé (risas).
Sé que inspiramos a mucha gente, porque hemos hecho muchas cosas cuando empezamos, sin saber qué iba a pasar con una banda de amigos que se divertía. De un día para otro, la banda crece, explota, se convierte en una mega estrella del rock-pop en el ‘88. Estábamos ahí, aprovechamos y la disfrutamos; también construimos una carrera con idas y vueltas. A partir de “Big Yuyo” fue más sólida y consolidada, aprendimos a cuidar muchas cosas, fuimos coherentes, pasamos por momentos duros como la muerte de nuestro compañero Horacio, que fue durísimo como toda pérdida irreversible, pero siempre está en nuestros corazones.
Atravesamos la partida del Bahiano, donde también hubo que reformular. Más allá de nuestra convicción y nuestra determinación -por momentos alejada del sentido común, pero muy ligada al corazón y a la intención de seguir-, hubo que reinventarse. Se barajó y se dio de vuelta, arrancamos y fuimos muy perseverantes. Imaginate lo que pasa en la vida de cualquier persona de 35 años, pero multiplicado por seis, más Ana (manager hace siete años). Ella ha timoneado y sacado la espada cuando era necesario y hemos ido para adelante como un equipo.
La música está a la vista, se puede escuchar y cada uno tendrá su favorito, su recuerdo. Eso va a quedar para siempre. Pero lo que nos gusta transmitir es lo que somos: un equipo lindo, sano y con ganas. Nos sentimos todavía pendejos y con ganas de que la música nos dé más cosas, que nunca nos deje de motivar y sorprender... que es lo más difícil.
-¿Cómo les llegó el reggae, por dónde les empezó a entrar?
-Me acuerdo de un vecino que tenía unos discos de reggae muy lindos, entre ellos Marley. Pero, nuestro link estuvo dado por UB40 y artistas que tocaban algún que otro reggae: The Police, Costello, Clapton. Al principio, antes de que esté Bahiano, hacíamos otro reggae, más relajado. En un momento empezamos a buscar un sonido más jamaiquino, aunque nos salió más rock. Pericos no era una típica banda de reggae ni de pop rock: éramos diferentes.
El primer disco tiene un montón de referencias gráficas y palabras que evocan a África y a Jamaica. Era a modo de homenaje a lo que escuchábamos y nos venía bien identificarnos con eso aunque, en ese momento, era el nicho de un nicho de un nicho. Las bandas que habían sonado y habían hecho reggae en Argentina eran Los Abuelos de la Nada (un reggae re lindo pop), Alphonso S’Entrega (hacía reggae, ska, rocksteady) y, obviamente, Sumo (ineludible: el reggae más sucio y auténtico, decididamente under).
Por otro lado, en esa época salió un documental que mostraron en “La Aventura del Hombre”. Fue revelador. No había acceso a ningún tipo de imágenes. Después, mi amigo Fernando García Belmonte había traído un libro que se llamaba “Reggae International”. Una especie de enciclopedia sobre la historia de Jamaica, la música del Caribe y los orígenes del reggae. Todo con una intención social y política mundial. Ese libro nos marcó, nos influenció y nos educó.
Los discos venían de gente que viajaba o que tenía una colección hecha a raíz de ser fanáticos del reggae. No era muy popular eso. Así fuimos construyendo, de a poco, nuestra usina de información. De ella nos nutrimos e hicimos nuestro propio sonido, queriendo quizá imitar al jamaiquino nos salió algo especial. Fue determinante para ser originales y diferentes.
-En retrospectiva, ¿qué lectura hacés de la experiencia de “Pericos & Friends”?
-Veníamos del disco “7”, el primero en el que yo cantaba. Nos salieron, naturalmente, canciones más rockeras, a pesar de que en ese momento el reggae explotaba en Argentina. Y con “Pura vida” retomamos un poco de frescura. Dejamos el enojo. Era un disco más livianito, directo, simple. Como se venían los 25 años, nos dieron ganas de hacer un disco especial y llegamos a Music Brokers, productores ejecutivos.
Pudimos dar con gigantes del reggae que nos marcaron, como Ali Campbell de UB40. ¡“Waitin’” le quedó perfecto! O Toots Hibbert, quien inventó la palabra reggae. Nos dimos el lujo de cantar con gente querida del Cono Sur: Cidade Negra, Paralamas, Gondwana, No Te Va Gustar, Molotov, Cafres. Jamaiquinos indelebles como los Wailers, Black Uhuru, Mykal Rose, Gregory Isaacs. Otro lujazo: Pato Banton. No pensamos en lenguajes diferentes, sino en gente que nos influenció, compañeros de ruta, personas queridas y admiradas. Veníamos jugando con otros ritmos, y volvimos a pisar el reggae. Fue como decir: “no nos olvidemos que Los Pericos somos una banda pionera en el reggae”. ¡Y qué mejor para una banda pionera que juntarse con grosos y celebrar los 25 años!
-Después vino “Soundamérica”, un paisaje emotivo que tiende lazos con el continente.
-Es un disco que me encanta, con temas sublimes. Tuvimos el acierto de invitar a Carla Morrison para que cante en “Anónimos”. Ella es muy querida en México. Generó mucha atención, la canción cobró otra dimensión. Fue una alegría que una canción que no es la típica fiestera de otras épocas haya logrado esa trascendencia y ese peso. Está entre las dos más escuchadas de Pericos en las plataformas y es el símbolo de ese disco. Es un tema oscuro, habla de una separación, sin los elementos de un típico éxito. Sin embargo, se transformó en una canción que gusta mucho y constantemente recoge elogios. Para nosotros, “Soundámerica” es madurez y, al mismo tiempo, seguir siendo lo que somos.
-¿Cómo viene el proceso del próximo álbum?
-Tenemos dos discos casi listos. Uno de canciones nuevas que quedó frenado, pero nos encanta. El otro surgió en medio de la pandemia, conversando con Sony: un disco de canciones de otros que no son tan esperables en Pericos. Artistas de otros tiempos, géneros y países. Todos en español. Tenemos diez canciones que van desde Julio Iglesias y Roberto Carlos a Enanitos Verdes y Drexler. También hay un par del cancionero popular mexicano, que quizá aquí no son tan conocidas. Cuando arranca cada canción, decís: “Ah! Estos son Los Pericos”, y después aparecen la melodía y la letra de esa canción que ya conoces por su autor original.
Es un disco super divertido y alegre, con cierta cosa romántica o melancólica, pero sumamente alegre. Nos costó encontrar el repertorio, trabajar y adaptar las canciones, encontrarles la vuelta. Como la ropa. Puede haber un traje buenísimo colgado en la vidriera, pero si no te queda bien no te queda bien. Con este tipo de canciones, uno tiene que derribar prejuicios o el miedo de que no va a funcionar. Cuando te metés a investigar, encontrás unas perlas, canciones muy lindas que, encima, te quedan muy bien y son coherentes. Es un disco para cantar medio borracho en un karaoke. Pero también para un auto, una cena o para escuchar en la mañana.
-¿Tienen pensada alguna fecha de publicación del álbum?
-Lanzaremos primero el disco de covers. Sacaremos dos o tres simples y con el tercero saldrá el disco completo. Nos llena de alegría porque fue entretenido hacerlo y en nuestro focus group cercano de amigos y familia, fueron todos pulgares arriba.