¿Parecida a Mar del Plata? Cómo se pensaba la nueva Costanera hasta Guadalupe
Entre la década del ‘30 y la del ‘40 en la capital provincial se definió continuar la traza de la Av. 7 Jefes hasta calle Javier de la Rosa, donde funcionaba la famosa Rambla López. Los trabajos se dilataron en el tiempo. El recuerdo de los balnearios.
Gentileza Facebook Santa Fe Antiguo Fotografía aérea tomada en 1930 desde el noreste, sobre la playa de Guadalupe. De fondo el Puente Colgante y el ferroviario en plena construcción.
Hace 90 años la ciudad de Santa Fe tenía sus límites demográficos bastante más acotados a los que posee en la actualidad. Como se sabe, la capital de la provincia creció hacia el norte. Una prueba de ello fue el proyecto para ampliar la Costanera, desde el viejo puente ferroviario (hoy solo quedan sus pilotes) hasta Javier de la Rosa.
En otras palabras, la idea de aquellos tiempos era conectar la ciudad con el paraje o como se lo conocía en aquel entonces la “Villa Guadalupe”, un barrio de casaquintas cuyo corazón estaba en la basílica que le da nombre al lugar. En 1928, el diario El Orden daba a conocer un anteproyecto para construir un balneario en el noreste de la capital. Tres años más tarde, El Litoral comenzaba a hablar de una iniciativa para continuar la Av. 7 Jefes hasta Javier de la Rosa.
Archivo El Litoral D.R
El balneario de la Laguna Setúbal en la década de 1960. Foto: Archivo El Litoral
Precisamente, en esa calle, funcionaba una de las bajadas más populares y recordadas hacia la playa, la Rambla López. “Como en la parte ya construida, habría calzadas con pavimento liso, veredas, jardines, balaustrada, arbolado, alumbrado público, etc”, describía este diario el 20 de febrero del ‘31 al hacer referencia a un anteproyecto.
“No se harían, como en la parte existente, dos muros escalonados, porque en Guadalupe los terrenos son altos y sólo necesitan una defensa contra la acción del agua durante crecientes”, agregaba el períodico.
Pese a lo novedoso de la iniciativa, no se avanzó y pasaron 10 años hasta que tomó estado ejecutivo.
Hemeroteca Digital de Santa Fe / Diario El Orden D.R
Croquis de 1941 publicado por Diario El Orden sobre cómo se pensaba el balneario y la costanera. Foto: Hemeroteca Digital de Santa Fe / Diario El Orden
¿”La Feliz” en Santa Fe?
En marzo de 1941, las autoridades de aquellos tiempos llamaron a licitación para empezar a darle forma a la nueva costanera santafesina. De ello se ocupó diario El Orden al contar cómo estaba pensado ese paseo y publicó un “croquis” del proyecto de lo que sería el nuevo balneario de Guadalupe.
En ese artículo se mencionaba que los tiempos de obra eran de ocho meses. “Como la avenida se construirá en la parte alta de la barranca, lo bordeará un murete construido en piedra natural, similar a los construidos en la explanada de Mar del Plata”, explicaba el citado períodico local.
Párrafo aparte merece la solución que encontraron para convivir con el tren que, para 1941 seguía funcionando la conexión a Colastiné y el puente sobre la Laguna Setúbal lucía resplandeciente. “El cruce de las vías por su altura obliga a dos soluciones: o pasar por debajo de ellas o a nivel de la vía. Tanto por su faz económica como por su aspecto técnico, y por ornamental y de tráfico, se ha resuelto pasar por debajo de las vías del ferrocarril construyendo para ello, tres arcos iguales a los dos existentes para pasar por las calzadas y por las veredas”, detalló El Orden.
Volviendo al muro de contención, el mencionado artículo puntualizaba que “se ha considerado que el veredón que se enlaza con el de la Av. 7 Jefes corra a un nivel superior al de las calzadas, desde donde los paseantes podrán tener una visual hacia la laguna”. Y agregaba: “se construirá un talud con jardines, todo lo cual embellecerá el lugar”.
En el sector de balneario, se prevía construir un espigón para dividir la zona, vestuarios para hombres y mujeres, duchas, sala de primeros auxilios, escalinatas y hasta una confitería.
No obstante, la licitación quedó trunca y para 1944 se dejó sin efecto. En agosto de ese año, El Litoral explicó que la medida fue publicada por decreto y estaba fundamentada en cuestiones económicas.
Inicio y dilataciones
En los ‘50, comenzaron los trabajos para urbanizar la costanera y ampliar la avenida hasta Guadalupe. En enero de ese año, El Litoral dio cuenta del inicio de las tareas, de norte a sur, y además se contemplaba la construcción del balneario. Incluso, la obra tenía previsto dejar una conexión de “empalme” hacia lo que sería la circunvalación norte, tramo que nunca se llevó a cabo. “Se ha previsto una zona destinada a la radicación de instituciones deportivas y parque”, describía este diario hace 72 años.
Pese al entusiasmo que despertaba en la sociedad contar con este nuevo paseo, las demoras e irregularidades hicieron que la obra se extendiera en el tiempo. Finalizada aquella primera etapa, en cercanías a calle Javier de la Rosa, se debía continuar con la pavimentación hacia el sur.
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Foto: Archivo El Litoral
La licitación se realizó en 1956, a partir de la firma de un decreto nacional y la adjudicación recién se hizo un año más tarde, con lo cual los trabajos de pavimentación se reanudaron y para el ‘58 ya se mostraban avances. El Litoral dio cuenta de ello en las ediciones del 5 de febrero y del 23 de noviembre de ese año.
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Foto: Archivo El Litoral
Para 1959, volvieron las demoras. El Litoral lo contó en octubre al exponer que era necesario terminar con la obra para contar, de una vez por todas, con las mejoras anheladas. Pasó un mes y en noviembre de ese año este diario informó sobre la reanudación.
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Foto: Archivo El Litoral
Los ‘60, trabajos finales
Seis meses más tarde (junio de 1960), el vespertino santafesino señalaba que se estaban ultimando los detalles para finalizar la tan dilatada obra. Para aquel tiempo, se contrató una empresa cordobesa para tal fin.
Esos trabajos, recién se concretaron dos años más tarde. “‘La noche es día’ en la Av. Almirante Brown”, tituló El Litoral el 20 de julio de 1962 junto a una imagen que mostraba la obra de iluminación finalizada.
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Foto: Archivo El Litoral
La Rambla López
La villa de Guadalupe tenía como principal atracción las bajadas a las playas. En las primeras décadas del siglo XX, los accesos a la arena de la Setúbal en el noreste de la ciudad eran por las calles Javier de la Rosa y Ayacucho. Incluso, comentan las crónicas de la época y se comprueba con las fotografías que se atesoran, los vehículos llegaban hasta la orilla. Primero fueron los carruajes y luego los motorizados.
Por su conexión con la basílica, Javier de la Rosa fue la primera pavimentada y en su intersección con la playa se levantó la rambla López, propiedad del matrimonio homónimo. Según una semblanza de El Litoral publicada en 1969, este tradicional espacio recreativo santafesino se habilitó en 1919.
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Foto: Gentileza Facebook Santa Fe Antiguo
La bajada original fue de quebracho pero la crecida de 1927 la destruyó. “Dos años más tarde, en abril del ‘29 se la construyó de cemento”, explicó El Litoral en dicho artículo. Hasta la rambla llegaban las familias santafesinas e incluso, su popularidad tomó mayor relevancia, cuando se llevó a cabo en la ciudad capital la Convención Nacional Constituyente de 1957 y recibió visitas de convencionales.
“Se levantaba en medio de las quintas de Juan y Santiago Cantarutti y José Mazzaro. En los alrededores, nada más que campos, bosquecillos y lugares magníficos para cazar y pescar. El tranvía eléctrico inaugurado cuatro años atrás, sólo llegaba hasta la basílica y lo hacía cada 40 minutos”, describía el vespertino.
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Foto: Archivo El Litoral
Y agregaba: “Llegar hasta Guadalupe suponía realizar un viaje encantador en medio del campo, bordeando las anchas cavas y quintas; se gozaba de la tibieza de la primavera y el perfume de las flores silvestres penetraba por las ventanillas”.
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Foto: Archivo El Litoral
Inundaciones, un dolor de cabeza para la Costanera
Las inundaciones de la década de 1960 fueron un dolor de cabeza para la ciudad de Santa Fe. Ya en el ‘61 El Litoral daba cuenta de los problemas en el muro de contención. Las notas reclamando su reparación se repitieron a lo largo de esos años.
Tal fue la ferocidad de la creciente que en 1966 se “comió” el recordado Parque Oroño, un bellísimo espacio público que hacía las veces de conexión entre la Costanera y el floreciente Bulevar Gálvez.
Desde entonces, el mantenimiento de las defensas, el pavimento, las veredas y el mobiliario es tarea que deben asumir los gobiernos locales. Sobre todo en temporada estival, como es tradición se inaugura el 15 de noviembre, fecha fundacional de la ciudad.
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Foto: Archivo El Litoral
El poli
El polideportivo es un emblema de la costanera. Está ubicado a metros del faro y fue inaugurado en 1979. Ese día, El Litoral publicó: “El complejo consta de una pista de atletismo, dos canchas de tenis inglés y dos de criollo, una cancha de básquet y otra de fútbol, donde también se puede practicar hockey y rugby. Además cuenta con un sector de vestuarios y administración”.