Reclamos por falta de alumbrado público
Reclamos por falta de alumbrado público
RAÚL ACEVEDO
"Son titular de los reclamos por falta de alumbrado público del 2021, números 15.158, 27.744, 29.996, 29.998, 30.748, con muchísimos llamados. Del 2020, tengo pendientes reclamos por falta de alumbrado público números 5.135, 34.841, 46.718, 45.613. Y la frutilla del postre es el reclamo de 2019: 36.983. Encarecidamente les pido que se ocupen del tema y se verifique personalmente si los arreglos se han hecho. Pues dicen que están solucionados y no es así".
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Humanidad y conciencia
DIANA
"Si te vas a testear porque tenés síntomas o dudas y te enojás porque hay que esperar, recordá que esa persona que está vestida como astronauta, muerta de calor con más de 40 grados, y con horas sin ir al baño, no te pregunta si te contagiaste ayudando a un enfermo, en una juntada o en un boliche. Hace dos años que ponen el cuerpo a esto. Si tenés síntomas: cuidate y no salgas. Respetá los protocolos sanitarios... Y si sos contacto estrecho confirmado ¡tampoco! Si tenés que asistir a un centro de testeo, paciencia y empatía por el trabajador que está en ese lugar y hace lo mejor que puede. Son humanos, no robots".
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La falta de cuidados ante los contagios
UNA ASIDUA LECTORA
"Quiero dar mi opinión sobre lo que está pasando con la pandemia. Uno ve Mar del Plata, lleno de gente; aquí en la terminal de ómnibus de donde salen los colectivos llenos. En Mar del Plata, atestado de gente, peleando por los testeos, ¿qué hacen las autoridades frente a esto? ¿Será porque los criticaron tanto que ahora dejan que cualquiera vaya y venga por la Argentina?, trayendo y llevando el virus. Yo creo que estoy más asustada que cuando comenzó esto. Porque antes por lo menos nos enseñaban que teníamos que estar adentro, cuidándonos. Ahora todos están libres para hacer lo que quieran. Al gobierno lo único que le interesa es que no se llenen los hospitales. Pero a este ritmo, ¿qué va a pasar en febrero? Van a tener que volver a encerrar, a pedir que no circule tanto la gente. A los jóvenes no les importa nada, ellos piensan que son inmunes. Pero no sabemos lo que va a pasar. No veo una decisión de los gobernantes ante la ola de contagios. ¿Tan confiados están en la vacuna? Yo creo que están probando, que estamos siendo conejitos de Indias. Les puede salir bien, pero también mal. La ministra no dice nada. Acá en Santa Fe aumentó en una semana un 1.500 % y todo sigue como si nada. Los gobernantes son los que se tienen que poner las pilas, los pantalones largos porque a la gente no les importa nada... A los dirigentes no les tiene que importar la crítica. Tienen que priorizar la salud no la economía. Esto da mucho miedo".
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Llegan cartas
MIGUEL ÁNGEL REGUERA (*)
Desde mi situación de vacunado con dos dosis, en la espera del refuerzo de la tercera, me permito reflexionar sobre la obligatoriedad, el pase sanitario y la necesidad de acciones estatales para completar la inmunidad colectiva. Está claro que hay personas que por razones religiosas, éticas, políticas o por lo que sea, han decidido no vacunarse. Es controvertido al menos el procurar llegar a ellos a través de medidas compulsivas de corte administrativo que se asemejan a la obligatoriedad legal, cuando las mismas pueden llegar a ocasionar consecuencias jurídicas no deseadas.
Es claro que la obligatoriedad de la vacunación no fue dispuesta por ley para evitar la responsabilidad legal del Estado y los laboratorios por los efectos dañosos de una vacuna en fase de experimentación (recordemos lo dicho en debates públicos sobre la compra de vacunas Pfizer). La imposición de un "pase sanitario" a los no vacunados cuya carencia impediría el cumplimiento de otras obligaciones legales, como renovar la licencia de conducir, acceder a oficinas públicas ante el requerimiento o necesidad de las autoridades y ciudadanos, parece excesivo.
Lo mismo el no permitir el ejercicio de derechos constitucionales, como impedir el acceso a bancos y/o cajas de seguridad bancarias para disponer de sus valores, puede traer consecuencias dañosas de las cuales también debería hacerse cargo el Estado, dada la "implícita" obligatoriedad de la vacunación a través de esas medidas. La Constitución Nacional expresa en su articulado que "nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni privado de lo que ella no prohíbe"; así que me parece que es claro que la obligatoriedad de la vacunación debe ser impuesta solo por ley y no por disposiciones administrativas y en caso de así hacerlo, el Estado deberá responder por todas las consecuencias legales de dicha decisión.
De no querer recorrer este camino escarpado creo que se puede llegar a mucha más gente, apelando a la responsabilidad individual, pero para ello es necesario "informar" mucho más, por todos los medios tecnológicos a los que accede la población, desde un simple folleto repartido en las playas hasta mensajes en las redes tecnológicas que usan los jóvenes. En segundo lugar "incentivos" positivos a los vacunados, pueden inducir las conductas deseadas, más que las acciones punitivas. Descuentos con la credencial, sorteos de pequeños premios, bonificaciones en el transporte público o en comercios que adhieran a la propuesta, etc. pueden ayudar y mucho.
Y en tercer lugar "intensificación". Pues es notable en los últimos meses la reducción en el ritmo de vacunación, de testeos y de identificación de la población sin vacunar para llegar a la inmunidad de rebaño.
Información, Incentivos e Intensificación me parece que son las tres "i" de la hora; pero el debate siempre quedará abierto y puede haber propuestas mejores que sumen mayor eficacia y eficiencia a la acción estatal frente a la pandemia.
(*) Abogado – Docente - Master en Economía y Ciencias Políticas