Felicitaciones al Área Contribuyentes de la Muni
Felicitaciones al Área Contribuyentes de la Muni
JOSÉ LUIS DE BARRIO EL POZO
"Quiero agradecer y felicitar al área Contribuyentes de la Municipalidad, por la celeridad con que me atendieron por mail y la clara respuesta. Suele suceder que el vecino de la ciudad trabaja y a veces no es posible concurrir hasta la Municipalidad para buscar una aclaración sobre un tema específico. Ante esta situación, llamé al 0800 y me dijeron que debía enviar un correo electrónico a [email protected]. Quiero destacar que lo hice a regañadientes porque me dije: seguramente me contestarán la semana que viene, con suerte. Como todo mal pensado que se lleva su chasco, una señorita me respondió el mail rápidamente y muy amablemente. Asimismo, aclaró todas mis dudas. En virtud de ello, así como muchas veces se destaca lo malo, es importante resaltar lo muy bueno que está haciendo la Municipalidad. Vaya entonces mi agradecimiento al área Contribuyentes de la Muni, y felicitaciones a su personal".
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Solidaridad con los animales
LORENA DÍAZ
"Pido por favor que seamos sensibles y solidarios con los animalitos de la calle, especialmente de los perros. Los he visto en la peatonal, jadeando, sedientos, deambulando perdidos... muertos de sed. Por favor, en los negocios de allí, les pido que les coloquen recipientes con agua fresca, que se la cambien todos los días. Es un pequeño esfuerzo que ayuda a la sobrevivencia de un ser inocente. Lo mismo solicito que lo hagan en todos los barrios. En todos lados hay perritos sin dueño, perdidos, sin alimento, agua, cariño ni protección. Son criaturas de Dios. Gracias al diario por permitirme este espacio".
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Perdonados
FERNANDO ALTARE (*)
Hay palabras que tienen mucho peso en sí mismas y casualmente la del título de este artículo puede terminar definiendo si uno va a andar por la vida, o no, cargando un enorme peso emocional y espiritual.
El tema del perdón puede ser sencillo de entender como idea o concepto, pero no suele ser tan fácil aplicarlo en nuestra propia vida. Cuando lo que necesitamos es perdonar el desafío está de nuestro lado y de alguna manera depende de nosotros, pero cuando la necesidad pasa por ser perdonados, eso se escapa de nuestras manos y suele producirnos mucha angustia.
¿Por qué pesa tanto la culpa?: seguramente no hay una sola respuesta para esta pregunta. A la culpa no la podemos medir en una balanza, pero ¿cómo negar lo que nos pesa? Evidentemente, Dios nos creó con una especie de dispositivo interno llamado conciencia, que cada vez que somos deshonestos, que hacemos algo incorrecto o que directamente dañamos a otros, hace que recibamos un aviso interior confirmándonos que lo que acabamos de hacer está mal.
Todos conocemos la amarga sensación que se siente después de haber hecho algo que en el fondo sabíamos que no debíamos hacer. No importa cuán coloridos puedan haber sido los espejitos que una tentación nos dibujó; después de morder el anzuelo solo sentiremos la frustración de haber sido estafados. Y lo peor pasa al caer en la cuenta de que nadie nos obligó, que fuimos nosotros los que dimos los pasos en la dirección equivocada, y el solo hecho de saber que lo podríamos haber evitado nos pesa y mucho. Ese peso se llama culpa.
Probablemente estemos arrancando este 2022 con una invisible y pesada mochila sobre nuestras espaldas que no nos deja avanzar. Es posible que los errores que cometimos, los daños que causamos, las personas a quienes engañamos y muchas otras situaciones formen parte de una carga que nos hemos acostumbrado a acarrear, como si no quedara otra alternativa.
Quizás crecimos desarrollando un complejo de culpa porque nos hicieron sentir que éramos responsables por todo lo malo que pasaba alrededor, cuando en realidad no era así.
¿Cómo se hace para librarse de este peso intangible? ¿Hay solución? ¿Alcanzará con "endurecer la piel" asumiendo que no somos los únicos y que todo debe continuar?
¿Qué me ofrece Dios?: ese mismo Dios que nos creó tiene la capacidad de llegar a rincones de nuestro interior donde ningún profesional, amigo o hermano de la vida puede llegar. Estamos hablando lisa y llanamente de verdaderas transformaciones que nos pueden ocurrir por dentro. Cambios que no son normales ni naturales, precisamente son sobrenaturales.
Los siguientes son solo algunos ejemplos de las tantas cosas que Dios le promete en la Biblia a aquellos que se acercan a Él para pedir perdón sinceramente:
Hebreos 10:17 dice que Dios nunca más se acordará de nuestros pecados.
Isaías 43:25 dice que Dios borra nuestros pecados y nunca más vuelve a pensar en ellos.
Salmos 103:12 dice que lleva nuestros pecados tan lejos de nosotros como lo está el este del oeste.
Miqueas 7:19 dice que Dios pisotea nuestros pecados y los echa a las profundidades del océano.
Todo esto puede sonar a simples frases antiguas de un libro religioso, pero se trata de nada menos que de lo que le puede pasar de verdad a una persona, si realmente quiere ser libre de un pasado o un presente que lo atormenta.
¿Qué tengo que hacer? Lo primero que uno tiende a pensar es: "Esto no es para alguien como yo. Porque no soy religioso, porque no me lo merezco, porque seguramente no doy con la medida o porque directamente he pasado ciertos límites que son imperdonables…".
Quizás te sientas excluido de muchas cosas que ocurren en la sociedad, pero en este caso Dios intencionalmente deja esta posibilidad al alcance de la mano de cualquiera. Dios es el ser más inclusivo que existe. Él te quiere y te acepta así como sos, pero te quiere tanto que no quiere dejarte como estás. Te quiere dar una vida mejor.
"¿Qué me va a pedir a cambio? ¿Ahora viene la letra chica?". Contra todos los pronósticos no te va a pedir ningún sacrificio. Dios espera que te arrepientas, que le confieses tus errores y que cambies de actitud. 1° Juan 1:9 lo resume muy bien y dice que si hacés eso, te va a perdonar todo y vas a sentir una limpieza interior que nunca sentiste antes.
Te puede sonar loco, pero esto es algo que podés hacer ahora mismo ahí donde estás leyendo esto. Bajate del caballo de tu orgullo, abrí el corazón y hablá con Dios. No solo es seguro que te va a escuchar. Si sos sincero al pedir perdón, ese perdón va a llegar y vas a ser uno más de los tantos que en lugar de acarrear pesos innecesarios, andan livianos por la vida sabiendo que han sido PERDONADOS.
(*) Iglesia Evangélica Brazos Abiertos