Por Manuel Fabatia
El Centro de Enseñanza Rural 599, ubicado en el norteño departamento de Vera, alcanzó su cincuentenario. Nacida como un "ranchito" para tener un lugar donde dar educación a los habitantes de la zona, su anhelo es hoy continuar posibilitando la escolaridad de los pequeños que viven en la Cuña Boscosa santafesina.
Por Manuel Fabatia
En el medio de la Cuña Boscosa santafesina, más precisamente en el Paraje El Campanal, la escuela Teniente de Navío Cándido Lasala cumplió sus primeros 50 años de vida, celebrando el pasado 10 de diciembre la alegría de seguir persiguiendo su objetivo primordial: garantizar la escolaridad de los niños que habitan esta zona rural del departamento Vera.
En el trayecto de este cincuentenario fueron muchas las personas que se pudieron alfabetizar. El deseo de cumpleaños es que hacia adelante sean muchos más quienes sigan estudiando en sus aulas, aunque primero las autoridades responsables deben cumplir con sus deberes en sus respectivas gestiones. Como bien es sabido, la realidad de los Centros Educativos Rurales, y en particular del C.E.R. n°599, es difícil: sus matrículas son bajas y, por lo tanto, sus ingresos también. Para poder garantizar que todos cuenten con las mismas oportunidades, y en especial en estas zonas remotas, los recursos son doblemente necesarios ya sea para asegurar el estado de los caminos rurales como para acercar el mundo tecnológico que corresponden tanto a uno, tres o diez alumnos santafesinos.
Los comienzos de ésta escuela rural fue ni bien arrancaba la década del '70, en un ranchito de barro y paja construido por las familias del lugar, como la de Rodolfo Pérez, quien junto a otros vecinos solicitan al ministerio de Educación provincial la creación de la escuela porque había 46 niños en edad escolar, que iban a tener que recorrer varios kilómetros para asistir a la escuela más próxima.
En respuesta al petitorio, el gobierno santafesino decreta la creación de la Escuela Primaria n° 1019 -de 4ta categoría- en agosto de 1971. Cuatro años más tarde se acepta la hectárea de terreno que ofrece en donación Pascual Gómez, para la construcción del actual edificio.
Con el correr de los años y al mismo tiempo que se entraba al crítico nuevo siglo en la Argentina, los pobladores del paraje, alcanzados por la mala situación del país, iban emigrando a otras localidades en busca de oportunidades laborales. En el 2014, debido a la baja matrícula de alumnos, se decide bajar la categoría de Escuela Primaria a Centro Educativo Rural, que cuenta solamente con un solo cargo docente.
Y así, el establecimiento llegó a diciembre del 2021 a los memorables 50 años de vida. En el marco de los festejos la docente Carina Villalba expresa a El Litoral que para esta oportunidad ha contado con el apoyo de la comuna de Fortín Olmos en el arreglo de los caminos, entre otros recursos brindados, para hacer el acto y una mesa a la canasta para repasar entre los asistentes los años transcurridos.
"La escuela, por estar enclavada en un medio rural, dependemos mucho de los caminos, y en este último año fue cuando más lo padecimos porque, al ser muy pocos los que transitamos, el monte avanza sobre el camino y por eso siempre tengo que estar solicitando la ayuda comunal", afirma la docente.
"Al encontrarse la escuela alejada de otras localidades presenta una baja matrícula y se hace difícil elevarla, debido que es una zona que hay muchos montes y no hay fuente de trabajos, por lo que las familias buscan otros lugares para desenvolverse y encontrar una mejor estabilidad económica", agrega Villalba con resignación.
"En el paraje -comenta- hay unas seis familias que están arraigadas y otras que están trabajando como peones rurales que son los que traen niños a la escuela, pero se mueven de un lugar a otro según su situación laboral: en efecto, la baja matrícula es la mayor dificultad que tiene hoy la institución; tanto es así que el año pasado fueron 5 los alumnos que concurrieron al establecimiento, dos del nivel inicial (salita de 3 y de 5) y el resto nivel primario".
El coronavirus trastocó los planes para todos en el paraje. Las actividades tanto en la escuela como la vida diaria no fueron las mismas durante la pandemia.
"Durante la pandemia la comunidad del paraje lo vivió con miedo y con precaución como en todos los lugares, se autoaislaron, acercándose muy poco al pueblo, únicamente para comprar mercadería, medicamentos; trataron de no tener contacto con personas del pueblo y eso les trasmitía seguridad", cuenta la docente sobre el día a día en el pueblo.
Respecto al trabajo escolar, narra que "debido a la falta de conectividad en la escuela por localizarse en la zona rural, grababa en mi casa videos breves y se los enviaba a los padres a través de Whatsapp". "Eran videos explicativos que luego se trabajaba en papel, para poder comprender lo que estábamos dando. También nos comunicamos por llamadas y mensajes ante cualquier duda".
La conectividad y el equipamiento tecnológico son el gran desafío. La señal 4G es extremadamente baja en la zona y se hace cada vez más necesaria conectarla para desarrollar la educación en la Cuña Boscosa. "Si bien recibimos el aporte del programa Aprender Conectados no logramos tener señal de internet", comenta al respecto la docente.
Carina Villalba, la única docente en el establecimiento, hace 4 años que está trabajando en la escuela y rescata el orgullo que la pequeña comunidad del paraje siente por la institución escolar, que lleva a trabajar con optimismo con los recursos disponibles. "Se reciben pocos aportes al ser una institución con una baja matrícula, con los que tenemos que mantener lo edilicio y todo lo que concierne al establecimiento. Y tampoco podemos hacer muchos beneficios porque somos muy pocos los habitantes en el paraje", explica la docente.
De todos modos, Villalba subraya que la pequeña comunidad es muy solidaria y que siempre están apoyando, colaborando con las necesidades de la escuela como ayudar a cortar de pastos o a pintar las paredes. "Somos pocos, pero siempre estamos todos juntos colaborando para que la escuela se mantenga a flote".
En ese sentido, destaca también la gran ayuda que le brinda su familia: "al ser un cargo único solamente estoy yo trabajando y gracias a ellos puedo concretar los objetivos personales que planteo para la escuela, además de lo curricular".
Finalmente la docente manifiesta que el objetivo que tiene para este año, tanto en lo personal como para la institución, es seguir brindándole escolaridad a los niños de El Campanal, luchando para poder estar en consonancia con los conocimientos que se brinda en los medios urbanos y otros pueblos. "Creo que es posible a partir de la voluntad del docente que está al frente de la escuela, sin excusarnos de que por los recursos que recibimos no podemos dar educación de calidad. Debemos plantearnos objetivos y, con motivación, lograr lo que anhelamos para nuestros niños rurales" concluye la docente con optimismo.