La bajante del río Paraná permanece lejos de sus parámetros normales y lleva 306 días con niveles inferiores al límite de aguas bajas. En el puerto de Santa Fe se registraba este martes una altura de 22 centímetros por debajo del cero.
La sequía que atraviesa la región está afectando la fauna íctica, al dejar seco el valle de inundación que es donde cumplen una parte fundamental de su ciclo reproductivo.
La bajante del río Paraná permanece lejos de sus parámetros normales y lleva 306 días con niveles inferiores al límite de aguas bajas. En el puerto de Santa Fe se registraba este martes una altura de 22 centímetros por debajo del cero.
Esta situación extrema que se está viviendo en gran parte de la región, afecta a los peces en su reproducción, pero además están apareciendo una gran cantidad de ejemplares muertos. Esto genera preocupación y muchos interrogantes. Pablo Scarabotti, investigador del Conicet quién explicó que "en el tramo argentino del río Paraná no hay especies de peces en peligro crítico de extinción, pero si hay varias especies vulnerables".
La bajante histórica del Paraná lleva más de dos años y provocó cambios en el ámbito ecológico, económico y productivo.
Scarabotti contó que "con la bajante se ven afectadas muchas especies de peces. Hay que aclarar que en algunos lugares, sobre todo en la alta cuenca del río Paraná, hay una gran alteración ambiental producto fundamentalmente de la construcción de represas, a lo que se suma la pérdida de la vegetación ribereña por la tala indiscriminada que han generando extinciones locales de algunas especies. Esto quiere decir que hay especies que han desaparecido en un tramo de río, sin embargo, no hay hasta el momento detectada extinciones a nivel regional de ninguna especie en el río Paraná".
En todo el Paraná habitan entre 800 y 900 especies de peces diferentes, de las cuales en el tramo argentino hay cerca de unas 400 aproximadamente. "Esta gran diversidad se explica por el hecho que estamos en una de las zonas con más diversidad de especies de agua dulce del planeta, que es la región Neotropical que ocupa toda Sudamérica", resaltó el especialista.
Las especies más vulnerables
La bajante afectó la fauna íctica y sobre eso, el investigador del Conicet explicó que "las especies más afectadas son las migratorias como el sábalo, la boga, los surubíes y el patí, que también son especies de importancia económica. Su reproducción está ligada a las crecientes extraordinarias del río Paraná, situación que se da en promedio cada tres o cuatro años. Esas especies se reproducen en el río aprovechando los pulsos de crecida y la inundación de los grandes bañados de las islas que son los sitios donde se crían los juveniles. Durante la época de bajante esos sitios no están accesibles, se transforman en ambientes terrestres y están secos. Eso genera una disminución notable en la supervivencia de los juveniles y por lo tanto afecta negativamente la reproducción de estas especies ".
Mortandad de peces
El calor y la falta de oxígeno en el agua son las causas probables de la gran mortandad de peces que se está viendo. Scarabotti informó que "cuando hace mucho calor, aumentan los procesos de descomposición de la materia orgánica del agua y eso disminuye el nivel de oxígeno. A su vez, al elevarse la temperatura del agua, la disolución del oxígeno también disminuye, debido a que el agua a mayor temperatura retiene menor cantidad de oxígeno disuelto". Por otra parte, continuó, "al elevarse la temperatura, como los peces no regulan su temperatura corporal independientemente de la del ambiente, eso hace que aumente su metabolismo, aumentando la necesidad de oxígeno por parte del pez. Eso provoca un alto nivel de estrés en los peces que termina con la asfixia y la muerte".
Por otro lado, también la temperatura puede afectar de manera directa la muerte de los peces. En cuerpos de agua muy someros la temperatura puede subir hasta 40 grados y no es tolerable fisiológicamente por parte de los peces.
Cambio Climático
Se espera que por el cambio climático aumente la frecuencia de los eventos climáticos extremos como las bajantes y las altas temperaturas. "Hay que interpretar esto como una posible consecuencia del cambio climático global que estamos sufriendo y que nos afecta a todos como humanidad y del cual somos todos responsables también", reflexionó el especialista, Pablo Scarabotti.