El "Profe" Poletti: uno de los héroes de la pandemia disertó ante unos 300 alumnos santafesinos
El director del Hospital Cullen habló en la clase inaugural de la UTN Santa Fe. Relató la dura experiencia del personal de salud en la gran "trinchera" contra el Covid de la ciudad y región. Y dio consejos sobre cómo lograr una presencialidad académica responsable y cuidada.
Pablo Aguirre Aprovechemos al máximo esta oportunidad que tenemos de volver a las aulas , dijo el médico ante el auditorio.
El Dr. Juan Pablo Poletti es quizás el rostro más conocido entre los héroes de la pandemia por Covid-19 en la ciudad de Santa Fe y la región. Estuvo y está al frente del Hospital José M. Cullen, bastión sanitario que soportó con coraje el embate de los contagios de coronavirus. Detrás de él están representados todos y cada uno de los trabajadores de la salud que le pusieron el cuerpo a la emergencia. Y como referente médico, fue invitado para dar la clase inaugural del ciclo lectivo de la UTN Santa Fe.
En la simbólica "aula cero", es decir, en la explanada de la facultad regional, Poletti fue por un rato "profe": se sentó delante de un simple pupitre, con una botellita con agua a su costado, y habló ante unos 300 alumnos universitarios, muchos de los cuales, justamente por la pandemia, por primera vez pisaban "presencialmente" las instalaciones universitarias. Ahora, con esta nueva normalidad momentánea, disertó sobre cómo mantener las aulas y los claustros seguros.
"Ustedes no se imaginan lo que es ver a chicos jovencitos, con buena salud, que se nos morían por Covid, y nosotros tratando de hacer todo por salvarlo... Y que inmediatamente después ingresaba otro chico a terapia con un cuadro grave, y teníamos que atenderlo con todo lo que teníamos", recordó en un pasaje de su disertación, con un dejo de tristeza.
Minutos antes de comenzar su charla, Poletti dialogó con El Litoral. "La pandemia no terminó, y es lo que todos tenemos que comprender. Entonces, debemos seguir insistiendo en el uso correcto de un buen barbijo, la ventilación permanente y cruzada, el distanciamiento, el lavado de manos. Hay que seguir protocolizando nuestras acciones", subrayó.
Luego estimó -como lo hizo días atrás la ministra de Salud, Sonia Martorano, en una entrevista con este diario-, que "probablemente habrá un rebrote de casos en abril y mayo", aunque "gracias al alto porcentaje de la vacunación, no creemos que nos lleve a tener internaciones".
La intención de su charla fue que los alumnos puedan comprender y dimensionar por qué no pudieron ir durante dos años a la facultad regional; y aquí puso en contexto toda su experiencia de los momentos más difíciles vividos en el nosocomio. "Luego, con la llegada de la vacuna anti Covid, cambió el panorama de la pandemia, pero a partir de ahora debemos continuar con las acciones responsables".
Pablo Aguirre La clase inaugural se denominó Presencialidad segura es aprender a cuidarnos . Participaron autoridades académicas y alumnos de la UTN Santa Fe.
La clase inaugural se denominó "Presencialidad segura es aprender a cuidarnos". Participaron autoridades académicas y alumnos de la UTN Santa Fe. Foto: Pablo Aguirre
Haberlo vivido y contarlo
Poletti habló contó sobre su experiencia como médico al frente del hospital durante las distintas fases de la pandemia en la ciudad: el inicio, donde casi no se sabía nada del virus; la primera ola de contagios en 2020; la segunda y la más virulenta (con la variante Gamma-Manaos con dominancia); y la última -hasta ahora- tercera ola, a principios de este año. De sus palabras brotaron experiencias y anécdotas muy intensas, y también las distintas emociones que se iban (re) viviendo.
"Fueron dos años duros. En marzo de 2020, veíamos imágenes terribles en Europa que mostraban cómo se iban abarrotando las terapias intensivas de los sanatorios y hospitales. Tras la declaración en la Aspo en el país, pocos días después nos enteramos de que nuestro hospital iba a ser un referente Covid, y que debíamos armar una estructura para tratar de contener lo que se venía", rememoró Poletti.
Había muy poca información sobre este nuevo virus en ese entonces, y el primer sentimiento para el director del Cullen fue el miedo. "Fue duro despedirme de mis hijos (para no mantener contacto estrecho), todos llorábamos... Parecía que nos íbamos a la muerte", relató el médico.
"Pero en el Cullen nos empezamos a capacitar todos respecto de cómo cada uno debía vestirse: cómo colocarse el delantal, las máscaras, y cómo desvestirse para evitar contagios. Así, ese sentimiento de miedo se fue transformando en responsabilidad. Teníamos que dar con toda nuestra responsabilidad a la sociedad la demanda que se requiriese", narró.
Aquí se detiene para contar una anécdota. En aquellos primeros meses de pandemia, ninguna habitación del Cullen tenía timbre para llamar a la enfermera; por lo general, las puertas quedan abiertas. Y con la llegada de los casos positivos los pacientes debían estar aislados, con la puerta cerrada herméticamente.
"Ante esta situación, ¿cómo nos íbamos a enterar si ese paciente estaba bien o mal? Debimos salir a que nos abran una casa de electricidad, y todo el personal de mantenimiento del hospital, un día domingo, sin extras, sin compensatorios, pudo cablear y poner una luz en cada habitación. Un paciente, si tocaba un timbre, hacía titilar la luz. Y se colocó un timbre sonoro para Enfermería. Desde ahí arrancamos", relató.
Segunda y tercera ola
Con la segunda ola de contagios, en abril-mayo de 2021, se dio el momento más feo del hospital -confesó-. Porque las personas con edad avanzada estaban vacunadas, pero los jóvenes no: "El Covid agarró a los chicos más jóvenes, y con la variante del virus más grave por lo agresiva. Casi todos los casos que ingresaban requerían terapia intensiva. No teníamos ni sábados, ni domingos, ni feriados… No teníamos ni la noche para poder descansar un poco". Luego vino el hospital de campaña, que implicó un gran trabajo logístico para su instalación en el Liceo.
Pero con la vacunación que avanzaba, ese sentimiento de responsabilidad se iba mezclando con alegría y esperanza: "Era como empezar a ver la luz al final del camino. Eso nos llevó a pensar en que habíamos pasado lo más duro, y que estuvimos a la altura de la crisis, con un enorme esfuerzo de parte de todo el personal de salud", enfatizó Poletti.
Con la llegada de la tercera ola (con las variantes Delta y Ómicron), el desafío fue hacer "convivir" un hospital de emergencia con toda la ciudad abierta, es decir, sin restricciones, y con un récord de casos diarios. Afortunadamente, las internaciones no fueron tantas y el hospital pudo dar respuesta a la demanda.
"El Covid nos enseñó a dejar de hablar de méritos personales, y nos llevó a hablar de equipo de salud. No hay nadie del personal del Cullen que no haya cuadruplicado su trabajo durante toda la pandemia. Y esta responsabilidad se dio gracias a que ustedes, los alumnos, se quedaron en sus casas durante la Aspo. Digo con gran orgullo que el hospital estuvo a la altura de las circunstancias", cerró el director. Su charla culminaría con un aplauso que quizás era el modo de decirle: "Gracias doctor, gracias 'profe'".