El jugador profesional de Colón Ariel Garcé confesó ante la justicia su participación en la desaparición de la imagen de la Vírgen de Guadalupe original -patrona de Santa Fe- que fuera retirada del estadio de Colón el pasado 7 de septiembre, y de la que se desconoce al día de hoy su paradero.
Garcé presentó un escrito en la justicia santafesina en el que ofrece su versión sobre lo ocurrido con la Virgen, y reconoce que arrojó “los restos de la escultura” porque se “asustó” cuando se le “rompió” mientras la trasladaban para su restauración.
La presentación del jugador
"Que vengo a comparecer espontáneamente ante V.S. porque de acuerdo a trascendidos periodísticos se me estaría investigando en relación con la causa de referencia como supuesto responsable de los hechos investigados.
II) Que en tal sentido vengo a declarar formalmente todo lo que sé, la participación que tuve, y a asumir las responsabilidades que pudiesen corresponderme si hubiese algún delito en mi accionar.
III) Que si V.S. considerase que puedo resultar imputado de algún delito solicito se exprese cuál sería, se me cite para declaración indagatoria, y se me dé intervención procesal a los efectos de preservar adecuadamente mi derecho de defensa.
IV) Que a continuación relataré los hechos vinculados a la denuncia y mi intervención en los mismos:
‘Como es de público conocimiento estoy lesionado desde el mes de agosto, lo que me impide jugar, viajar y concentrar con el plantel.
Que con los integrantes del plantel profesional de fútbol de Colón veníamos charlando sobre la imagen de la Virgen de Guadalupe que presidía el estadio, y habíamos algunos ido a verla, advirtiendo que estaba muy deteriorada, y eso la afeaba‘.
‘Que como casi todos los jugadores y el cuerpo técnico somos muy creyentes, nos parecía una falta de respeto que la imagen siguiese en esas condiciones, y que nadie se preocupase por remozarla‘.
‘Por eso nos propusimos bajarla y buscar un restaurador que la devuelva a su belleza original. Todo sería cubierto con dinero donado por los mismos futbolistas. A todos nos pareció una buena forma de honrar a la Virgen. Y así lo hicimos saber al presidente Germán Lerche quien no nos objetó‘
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‘El 7 de septiembre, como yo no me encontraba afectado a la práctica deportiva, los compañeros me pidieron que me encargue del operativo y contratamos una grúa para retirar la estatua‘.
Cuando llegó la grúa al estadio, llamamos desde la guardia al presidente Lerche y le pedí permiso para entrar a sacar la Virgen, y él me autorizó, insistiéndome en que lo hagamos bien y la restauremos pronto a su lugar.
Acto seguido la bajé ayudado por los operarios, y al verla de cerca advertí claramente que estaba muy dañada: se veían rajaduras, agujeros, y pedacitos faltantes. Recuerdo que pensé: “el milagro es que no se haya caído hasta ahora sobre los espectadores”.
Luego la hice cargar en una camioneta, aunque no la aseguré con sogas ni la protegí de otro modo, pensando que por ser pesada no había riesgos de que se caiga.
Luego me encaminé hacia el taller de un restaurador que me habían recomendado para que la arregle. Tras algunos kilómetros de viaje, empecé a sentir muchos ruidos, y de pronto un ruido muy fuerte, y me bajé a ver. Lamentablemente los movimientos, los baches, los badenes, y la velocidad, habían provocado la rotura de la imagen.
Al ver la imagen rota me asusté, me desesperé, no supe que hacer, pensé que los compañeros se iban a enojar conmigo, empecé a insultar, a llorar, y terminé arrojando los restos de la escultura.
Por ignorancia, yo no había atado ni protegido la estatua. También, después de lo ocurrido, muchos me dijeron que debería haber buscado un transporte especial para este fin, cosa que ni se nos ocurrió.
Volví a Santa Fe y cuando me junté con el plantel les conté todo lo ocurrido a los jugadores y al cuerpo técnico. Obviamente que todos se preocuparon pero me entendieron.
Unos días después enfrentamos todos juntos al presidente Lerche y le contamos la verdad. Él nos sugirió que vayamos a hablar con el padre Axel.
Finalmente el sacerdote nos llevó a todo el plantel a una reunión con el Obispo Arancedo. Allí le contamos toda la verdad a las autoridades eclesiásticas, tal como la acabo de relatar ante V.S. Ellos me dijeron que me quedara en paz.
Inmediatamente hicimos contactar al artesano que había hecho la primera. No fue fácil encontrarlo y pedirle que deje sus trabajos y se concentre en esto. Es una persona mayor y con problemas de salud, y pese a ello se dedicó completamente a nuestro problema.
Le pedimos que haga una nueva imagen de la misma Virgen, usando las mismas técnicas que en la anterior, reconstruyéndola, usando los mismos materiales y la misma estructura, para que quede lo más parecida posible, para poder restaurar a la Virgen en su sitial.
Él lo hizo con muy buena disposición y logró una hermosa imagen que honra mucho mejor a nuestra Madre Santísima. El plantel completo estamos muy tranquilos, tenemos paz en nuestras conciencias, y nos sentimos más unidos que antes tras haber enfrentado este problema.
No hubo mala intención, no hubo mentiras, no hubo falta de respeto.
Hubo una decisión devota y un accidente.
Es todo lo que puedo informar a V.S.
Y es toda la verdad.
V) Que no hubo otra persona fuera de nosotros implicada en el operativo, y que yo fui el único testigo de lo que pasó, por lo tanto cumplo en contarlo todo. Y espero también que se trate este caso objetivamente y se haga justicia.
VI) PETITORIO
Por todo lo manifestado de V.S. solicito:
VI.1) Me tenga por presentado, domiciliado, patrocinado, y en el carácter invocado, otorgándome la participación que por derecho me corresponde.
VI.2) Tenga por efectuada mi declaración espontánea.
VI.3) Si determina que hay en mis acciones algún delito, cíteme a indagatoria y otórgueme la participación procesal que constitucionalmente me corresponde.
Provea de conformidad
Y SE HARÁ JUSTICIA"