Sábado 14.11.2020
/Última actualización 18:48
“Empezar el edificio número 100 pudiendo contar los otros 99, debe ocurrir en pocas empresas del país y la región”. El proyecto del edificio centenario de la empresa santafesina CAM demandó especial atención por parte de todo el equipo de profesionales. La expectativa generada es alta y así lo certifican los recursos destinados por la firma desarrolladora para esta futura mega obra que se emplaza en barrio Candioti Sur.
Un edificio “que pueda trascender a futuro” es el desafío que se fijaron los titulares de la empresa, Daniel Arditti y Sergio Morgenstern, quienes recibieron a El Litoral para contar sobre “la cocina” del CAM100, qué expectativas les genera, la zona elegida y el diseño de una obra que busca “elevar la vara” en un punto estratégico de Santa Fe capital.
A propósito de la obra que se denominará “Torre Santa Fe”, Arditti recordó que “cuando veíamos que nos estábamos acercando a ese número tan emblemático fue todo un tema desde la elección del lugar. Hay al menos otros tres proyectos de lugares que estaban destinados a este edificio. Por una cuestión de orgullo y de superación, a este edificio dedicamos mucho tiempo porque creemos que lo ameritaba, entonces pasamos de un lugar a otro creyendo que se podía mejorar el emplazamiento; íbamos y veníamos para tratar de definirse respecto del lugar. Para nosotros, el hecho de presentar en sociedad y en una ciudad como Santa Fe un edificio número 100, pudiendo todavía contar los otros 99, es decir sin que fuera un dato comercial sino que es una realidad, implicaba todo un desafío”.
Primero fue la elección del lugar y luego tener un proyecto que esté a tono con esa expectativa, “como mensaje a toda la sociedad de poder decir que somos una empresa que alcanzó a construir su edificio número 100 y que además ese edificio será diferente, emblemático, y sentimos un orgullo especial de lo que estamos haciendo. Por eso lo miramos con demasiado detenimiento, ya que tenemos la expectativa de que esto trascienda a futuro. Si uno busca en Argentina o el resto de la región del continente es muy difícil encontrar empresas que por determinadas circunstancias hayan completado una trayectoria que algún día llegue a decir este es el edificio número 100. En ese sentido es que buscamos que sea el mejor lugar, el mejor proyecto, el mejor equipo, el mejor diseño. Todo lo mejor que nosotros podamos hacer”, agregó Arditti.
Manuel Fabatía. Daniel Arditti y Sergio Morgenstern.Daniel Arditti y Sergio Morgenstern.Foto: Manuel Fabatía.
También Morgenstern opinó que siempre que se plantó bandera en un terreno para iniciar una obra “lógicamente que hay expectativas. Este edificio en particular es un proyecto al cual se le destinó mucho tiempo, sobre todo en la cocina. Hubo muchas reuniones entre Daniel, su hijo (Aby Arditti) y el equipo de proyecto. Creemos que el edificio será un ícono en la ciudad por su impronta arquitectónica, por el tipo de departamentos que va a tener, por las visuales únicas, por el emplazamiento dentro de la ciudad y un entorno que es muy difícil de igualar. Y el hecho de que sea una cifra tan significativa sin dudas lo hace especial, así que no es un edificio más”.
“Se viene trabajando mucho desde la parte comercial -añadió- como desde la parte proyectual para que sea un edificio único y distinto, como lo fue el grupo de torres del puerto o ahora el proyecto Garden. Y esa es la idea en general: elevar la vara en cuanto a la expectativa de diseño de departamentos de visuales y el edificio como concepto en sí mismo”.
El contacto con el reconocido arquitecto Berardo Dujovne -socio del estudio Dujovne-Hirsch- se remonta a varios años atrás. “Nosotros veníamos de hacer las torres de Puerto Amarras, que también implicaron un gran cambio sobre todo en cómo el santafesino empezó a ver el puerto, que en algún momento estaba amurallado y alguien alguna vez dijo vamos a tirar este paredón, y hubo alguien que hizo un masterplan y otra gente decidió hacer edificios. Esos fuimos nosotros, lo cual significaba una verdadera aventura”, contó Arditti.
“Cuando decidimos hacer el grupo de Amarras Center pensamos en dar un salto de calidad, por eso pensamos en traer un arquitecto de renombre internacional para dar ese mensaje a la sociedad santafesina de que Santa Fe puede aspirar a cosas mejores cómo lo hacen las grandes ciudades. Tras varias consultas finalmente nos decidimos por Dujovne, quien además de su sabiduría profesional tiene una calidad humana que es muy compatible con nosotros y los elegimos a ellos para desarrollar el proyecto de Amarras Center. Pasaron los años y fuimos por el CAM100. Así decidimos contratar los mejores calculistas, los mejores directores de obra, los mejores carpinteros, los mejores albañiles y los mejores arquitectos, por eso se le otorgó este proyecto a ese estudio”, expresó.
Para Morgenstern, no sólo el diferencial se da a partir del estudio que lleva adelante el proyecto, sino que el diferencial para este edificio lo da todo, como su emplazamiento, su terreno, el sector de la ciudad. “El proyecto sin dudas que es muy interesante, impactante y muy flexible. Desde el punto de vista comercial se van haciendo nuevas demandas en el cambio de las tipologías de los departamentos, antes se exigía un tipo departamento y hoy se exige otro; antes había inversores y hoy hay compradores, mañana cambia por que la economía cambia, entonces la flexibilidad de la planta y la modulación se logra a partir de un proyecto muy bien pensado por estas variables. Y si además de todo ello se agrega una sumatoria de conceptos tecnológicos y de diseño, sale lo que lo que creemos que va a salir para este edificio”.
Emplazamiento del edificio
Indudablemente que existe un atractivo inmobiliario del puerto, que se da por la zona en sí, aunque el desafío es también impulsar el desarrollo de la Av. Alem. Según Daniel Arditti, han evaluado todos esos puntos cuando finalmente decidieron hacer ahí el edificio número 100. “Hoy en Santa Fe tenés un lugar de alta demanda, que es bulevar Gálvez, y diría es la zona más prestigiosa de la ciudad. Cuando empezamos a desarrollar el puerto nos imaginábamos como objetivo a largo plazo que el puerto compita con bulevar como primera opción inmobiliaria para la gente que vive en la ciudad. Creemos que estamos camino a lograrlo, porque a diferencia del bulevar, el puerto tiene una convivencia con el entorno ribereño que es único. Y Alem es una simbiosis entre ambos puntos, lo que sucede es que Alem no es una avenida desarrollada entonces a esa integración con el puerto se suma este desafío de plantar sobre Alem edificios que sean vistos como construcciones que agregan valor”.
“La particularidad de esta esquina donde estará el CAM número 100 es que tiene vistas alucinantes hacia diferentes puntos de la ciudad, como el Puente Colgante, la zona ribereña y un rápido acceso a la zona del microcentro -agrega-. A esto se le suma el desafío de que a partir de ahora sobre esta avenida tendremos que hacer edificios con esta jerarquía. Nosotros apostamos a que Alem tendrá un gran desarrollo en los próximos años, porque en las ciudades como Santa Fe, que tienen convivencia con el agua, uno puede ver el río como una amenaza o como un aspecto integrador a la vida de la gente y Alem cumple todas esta cuestión.
“Alem tendrá una mutación similar a la que tuvo la zona donde levantamos las Torres Amarras -sostiene Morgenstern- . De hecho ya empezó a cambiar. Desde el momento en que el Municipio y el ente portuario tomaron la decisión de derribar ese muro, luego el posterior desarrollo de la autovía, además de la implantación de actividades comerciales de determinado target, la zona tiene un destino abismal de crecimiento con diferencia a lo que eran 15 años atrás”.
Manuel Fabatía.A tres décadas del primer ladrillo
-Desde 1991 a la fecha han pasado situaciones de las más diversas. ¿Podrían hacer un repaso por esos momentos clave en estos casi 30 años y si la pandemia fue lo más extraño que les tocó atravesar?
-SM: Al principio nacimos como una empresa constructora casi como contratistas porque trabajábamos en obras pequeñas hasta que en un determinado momento los expatrones de Daniel nos dieron un empujón importante cuando nos hicieron construir varios fútbol 5 en las ciudades de Santa Fe, Santo Tomé y Paraná. Ese fue el inicio en cuanto a una gran cantidad de gente en la empresa vinculada a la construcción. Transcurrieron los años y la actividad siempre fue in crescendo hasta que luego comenzamos hacer los edificios en propiedad horizontal. Eso fue a mediados de los noventa, junto a un grupo de socios locales que nos apoyaron económicamente para poder empezar a hacer los edificios. Ahí también tuvimos un crecimiento importante y luego la empresa se diversificó mucho respecto del tipo de construcciones que hacíamos. En ese entonces hacíamos mucho para terceros además de los edificios, incluso construimos muchos locales comerciales en diferentes puntos de la ciudad. Prácticamente sí terminó de consolidarse la empresa desde el punto de vista de la construcción. Transcurrimos la debacle del 2001 y el parate del 2002, pero luego llegó un período de una expansión muy grande donde pudimos terminar de consolidar el modelo de empresa que tenemos y dónde se sumaron muchas obras y edificios.
DA. Cimbronazos en el país tuvimos siempre y seguimos teniendo. Una de las primeras crisis que tuvimos y nos llevó a tomar medidas adecuadas fue el Efecto Tequila en el 95, pero luego se sucedieron un sinfín de episodios cómo devaluación, sobrevaluación, el cambio de condiciones macroeconómicas, el dólar barato, el dólar alto, los cambios de gobierno... Hemos tenido para entretenernos. En Argentina estamos permanentemente en crisis y navegando en tormentas, entonces es muy difícil pero tratamos de ser eficientes en todo lo que depende de nosotros y buscamos leer la realidad lo mejor posible. La pandemia como hecho aislado tiene su impacto muy importante, pero tiene mucho mayor impacto todo lo ocurrido a nivel macroeconómico. Nadie puede decir que no se han alterado un montón de variables económicas, después si tienen o no que ver con la pandemia no lo sé.
-SM: Todos esos altibajos que hubo en la vida económica tanto del país, como de la ciudad, como de cada uno de nosotros, generaron crisis con inflaciones altísimas, crisis cambiarias, el dólar, pero por la actividad que nosotros tenemos y el ámbito cultural en el cual nosotros estamos desarrollando nuestra actividad a su vez es paradigmático el tema, por que la gente tiende a refugiarse en activos seguros. La gente que durante años se acostumbró al esfuerzo, al trabajo y al ahorro, quizás más tradicionalista, y no quiere rifar esos ahorros termina apostando por la construcción. Y una vez que pasan esas tormentas, a nosotros termina dándonos un buen empujón ese gran flujo de gente que quiere proteger sus ahorros a partir de la construcción.
-DA: El negocio nuestro es anticíclico, cuando todo va para un lado nosotros vamos para el otro. Cuando hay una inestabilidad cambiaria como en este momento y falta de precios relativos o falta de materiales para la construcción, lo que hay que programar no es cómo atravesar esta crisis sino qué vamos a estar haciendo dentro de dos o tres años cuando arranque otro ciclo. Lógicamente que hace tres años jamás nos hubiéramos imaginado estar hoy en una situación como esta. Pero como en definitiva nuestro negocio es más conservador, se hace bastante inocuo frente a hechos puntuales de lo que puede estar pasando, pero se requiere mucha creatividad y previsibilidad.
Primer cimiento: los valores
-¿Cuál fue la receta para hacer que una sociedad como la de ustedes perdure en el tiempo?
-SM: Como primera medida, lealtad, respeto, honestidad tanto de una parte como de otra y tener la tranquilidad de que con la persona que uno trabaja representa también la forma de pensar de uno. Ser una persona honesta de palabra tanto internamente como hacia afuera, eso es lo que yo veo en mi socio y que son los valores centrales para que hayamos podido llegar al punto en que estamos. Después están las cuestiones netamente empresariales y las capacidades de trabajo que muchísima gente lo hace, pero sin todo lo anterior es imposible llevar adelante una sociedad. Lógicamente que cada uno tiene su carácter y forma de pensar, incluso con formaciones educativas distintas, pero los valores personales tanto de Daniel, como de su familia y la mía, están encolumnados en los mismos objetivos. Eso considero que es la base y adoptamos la misma postura para tratar con un proveedor con un profesional o un obrero.
-DA: Nosotros somos personas que confiamos mutuamente y venimos de familias que se conocen desde hace mucho tiempo. Pero agregaría otra cuestión: somos personas muy distintas, pensamos muy distinto y actuamos en forma muy distinta en determinadas situaciones de la cotidianidad. Y creo que el principal mérito que tenemos es que hemos sabido convertir las divergencias en puntos a favor para resolver mejor los problemas que nos van sucediendo. No es que estemos de acuerdo en todo lo que hacemos ni que veamos todos los problemas de la misma forma, te diría que más bien es al contrario, pero convertir eso en algo positivo para una organización es el principal mérito que tenemos.