De la Casa Histórica al presente: apellidos que forjaron la independencia nacional
Mario Passo, chozno nieto del Secretario del Congreso de Tucumán y Manuel Zavalía, de la 7ma generación de nietos de la dueña de la Casa Histórica, rememoran esta fecha.
La Casa de Tucumán, oficialmente Casa Histórica de la Independencia, ubicada en en el centro de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Crédito: Gentileza La Gaceta
Como cada 9 de julio, en Argentina se conmemora uno de los días más importantes de la historia del país: la declaración de la independencia. Un día como hoy, pero de 1816, desde Tucumán se cortaban los lazos con España, siendo el punto de partida para que más tarde, se diagramara la organización nacional de un país soberano.
Herederos de la patria: Manuel Zavalía y Mario Passo conversando con El Litoral.
Tras 208 años, hay quienes honran su apellido y no quieren que la historia de los “fundadores del país” pase desapercibida. Mario Passo es chozno nieto de Juan José Paso, secretario de la Primera Junta y diputado del Congreso de Tucumán de 1816; Manuel Ocaranza Zavalía, es de la 7ma generación de nietos de Francisca Bazán de Laguna, quien prestó su casa para llevar adelante el Congreso de Tucumán. Ambos, en diálogo con El Litoral, rememoran su linaje familiar, la historia de la soberanía argentina y cuál es la percepción de la sociedad actual.
La dueña de la Casa Histórica
Luego de la Revolución de Mayo de 1810, los gobiernos de criollos que estaban en Buenos Aires se resistía a separarse de la monarquía española, mientras que otros sectores más radicales, como el encabezado por Mariano Moreno, querían hacerlo cuanto antes.
La discusión estaba instalada: hubo desacuerdos entre las provincias y Buenos Aires; también, intentos de independencia que fallaron. Por parte de Fernando VII, no daba el brazo a torcer y quería desatar una invasión española. Sin embargo, después de varios idas y vueltas, se convocó el Congreso de Tucumán.
Francisca Bazán de Laguna, la mujer que prestó su casa para llevar adelante el Congreso de Tucumán. Crédito: Archivo General de la Nación Argentina.
Francisca Bazán de Laguna fue la mujer que prestó su casa para llevar adelante el Congreso de Tucumán. Ella era madre de Nicolás Valerio Laguna Bazán, quien tuvo participación activa en el Cabildo abierto de junio de 1810 como partidario de la Revolución de Mayo. Para esa época, Francisca era una mujer decidida que no titubeó a la hora de prestar su casa de “puertas y ventanas azules” para que se escribiera una nueva página de la historia del país.
“Francisca era de esas mujeres patriotas, ella dijo se arma la patria y se armó la patria. En ese tiempo, todo recae en la mujer, las familias eran matriarcales porque el esposo salía a la guerra y volvía a los 4 años”, contó Manuel Ocaranza Zavalía, quien es de la 7ma generación de nietos de doña Bazán de Laguna.
Su parentesco con la dueña de la Casa de Tucumán surge del matrimonio de una de las hijas de Francisca Bazán, Gertrudis Laguna Bazán, con Pedro Antonio de Zavalía. Manuel, además de tener uno de los apellidos fundadores de la patria, es un apasionado por la historia. Él tiene 57 años y es director de la Biblioteca de la Universidad Nacional de Tucumán. En diálogo con El Litoral contó que desde niño conoce el origen de su apellido: “Siempre fue algo natural, porque mi mamá se crió al lado de la Casa Histórica y nosotros también. Esos terrenos fueron hasta hace muy poco de nuestra familia. Teníamos muchos cuadros de nuestros antepasados, así que siempre supimos sobre nuestros antepasados”.
Con respecto a la distribución de la casa original, tenía varios ambientes, pero el más adecuado para las reuniones era la sala principal, que se agrandó demoliendo la pared que la separaba de un antecomedor. Ese salón, donde luego se declaró la Independencia, es la única parte original que se conserva de la antigua casa, ya que el resto fue demolido en 1903.
Cortar lazos con España
El 9 de julio de 1816 se decidió terminar con el dominio español y declarar la independencia. Ese día en San Miguel de Tucumán hubo algunas ausencias, desacuerdos y temor por emanciparse. El Congreso estaba formado por 29 diputados y cada uno representaba alrededor de 15.000 habitantes. Francisco Narciso de Laprida, el entonces diputado por San Juan, presidió la sesión, Mariano Boedo fue el vicepresidente, mientras que José Mariano Serrano y Juan José Paso fueron los secretarios designados.
Acta de la Declaración de la Independencia. Crédito: Archivo General de la Nación Argentina.
Sobre este último prócer de la patria, Juan José Paso, siempre hubo una curiosidad sobre su apellido que pasó a la historia con una sola s: “Originalmente el apellido se escribe con dos s, Passo es un apellido gallego, galaico portugués. En esa época no había libros de gramática, solo los tenían en la corte y escribían todo como sonaba”, contó Mario Passo, chozno nieto de Juan José Paso.
Mario tiene 73 años, es periodista y presidente de “Fundadores de la Patria”, una asociación que reúne a los descendientes de guerreros y próceres de la independencia argentina. Desde su infancia, él ya descifraba el apellido Passo con la historia argentina: “Cuando iba al colegio, en 4to grado tuvimos que hacer una representación teatral del 25 de mayo y a mí me tocó hacer de Belgrano. Aún no tenía una conciencia plena sobre mi descendencia pero me llamó la atención”, recordaba Mario entre risas. “‘Yo soy Passo, ¿por qué tengo que hacer de Belgrano?’, le reproché al maestro. Sin embargo, no tuve el cambio de papel”.
Con el paso del tiempo, fue tomando conciencia y responsabilidad sobre la historia de su familia. A sus 16 años investigaba en bibliotecas con libros de genealogía heráldica, hasta que se encontró con el Nobiliario del Antiguo Virreinato del Río de la Plata de Carlos Calvo, donde encontró todo su linaje.
Además de su apellido, hoy en día, aún conserva un objeto de Juan José Paso: “Tengo un abrecartas suyo, con la empuñadura de plata, que es una lechuza, representación de la sabiduría. Coincide simpáticamente con su doctorado en Filosofía. Ese objeto lo tengo prestado al Cabildo de la ciudad de Buenos Aires y anualmente renuevo el préstamo”.
Comprometerse con la historia
La declaración de la independencia fue un acto político, pero la construcción como Nación llevó mucho más tiempo. Recordarla es defender el camino de la democracia.
“Creo que al argentino le gusta la historia, pero no se quiere comprometer con la historia. Hay que animar a que los jóvenes se queden en el país, porque muchos se van a vivir afuera y son nuestro futuro”, opinó Zavalía sobre el interés de los jóvenes por la historia y pidió que: “No piensen en afuera, Argentina es tan linda, tan grande, tiene tantas cosas. Pero si quieren tierra, hay que cuidarla y protegerla”, sentenció.
Tanto Mario Passo, como Manuel Ocaranza Zavalía, coinciden en que los argentinos son patriotas, pero particularmente “en las provincias se ve un fervor patriótico envidiable”, destacó Mario y agregó que hoy en día “para servir a la patria, hay que tener como ejemplo la vocación y los ideales de estos hombres y estas mujeres que lucharon por nuestra libertad y nuestra independencia”.
Por su lado, Manuel agregó que este día hay que “pensar en la gente de 1816. En nuestros abuelos, en nuestros padres, en los que nos dejaron con su desvelos, porque acá hay mucha gente que se ha desvelado porque nosotros tengamos un país”.
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