Tanto los vecinos que viven en el Parque Habitacional Ibarlucea del lado de Rosario como los habitantes del lado de Ibarlucea, que residen en el barrio Logaritmo, vienen insistiendo con el muy mal estado que presentan las aguas del canal Ibarlucea y del canal Salvat, que desagotan, justamente, en el arroyo Ludueña.
Se trata de un reclamo histórico y reiterado por parte de quienes residen en la zona. El hecho de tener que convivir con olor a residuo cloacal es una queja que no pierde vigencia y que nunca termina de solucionarse.
“El enojo y el malestar de quienes deben soportar el olor hediondo es inconmensurable. Pero, lo más grave, es la presunta contaminación que presentan las aguas del canal que se pueden apreciar a la distancia”, señaló a El Litoral el concejal del PRO, Carlos Cardozo.
“No dejamos de hacerle observar tanto a la Provincia como a la Municipalidad de Rosario el tema de la contaminación en los distintos cursos de agua que cruzan la ciudad”, indicó y agregó: “El arroyo Saladillo a la altura de Puente Gallego, por ejemplo, presenta un grado de contaminación importante. Los vecinos de Piamonte, Puente Gallego y de la zona rural de Piñero, que está cruzando el arroyo, lo reclaman permanentemente”.
La presunta contaminación del canal de Ibarlucea no es un caso aislado. Desde hace tiempo que vecinos y vecinas de distintos barrios vienen advirtiendo falta de control y saneamiento sobre los arroyos Saladillo y Ludueña, que atraviesan casi toda la ciudad de Rosario. La problemática sigue siendo una tarea pendiente para los distintos Estados.
Ludueña, un arroyo judicializado
Hace tan solo dos meses el Procurador Jorge Barraguirre avanzó a través de la fiscalía extrapenal que conduce María Laura Martínez en la investigación sobre la contaminación del arroyo Ludueña.
Se trata de uno de los cursos de agua más emblemáticos de la ciudad en el que se detectaron manchas oscuras cuando la bajante del río Paraná llego a niveles record. Tras la denuncia de las vecinales, se pudo detectar que el Shopping Fisherton Plaza Open Mall -ubicado frente al Aeropuerto Internacional de Rosario- arrojaba sus desagües pluviales y que drena a la altura del Golf Club.
Lo que todos creían finalmente se comprobó. La empresa Aguas Santafesinas (Assa) tomó muestras del arroyo, en el marco de un estudio de impacto ambiental, y constató que se estaban arrojando efluentes cloacales sin realizar el tratamiento. Esto derivó en que la Provincia intime al barrio privado y al shopping para que regularicen su situación.
Resulta que el Ludueña no es un arroyo cualquiera. Se trata de un cauce fluvial que nace como red de avenamiento, de 800 kilómetros cuadrados de campos de Rosario y de localidades aledañas. Este arroyo desemboca en el río Paraná a la altura del barrio Arroyito. Es decir, es un flujo de agua que atraviesa toda la ciudad y con la que conviven a escasos metros miles de vecinos y vecinas.
La comunidad que vive en los alrededores del arroyo tienen historia de lucha. Por ejemplo, lograron que el Estado realice las obras necesarias para que no se produzcan más desbordes desde el año 1986, por la construcción de la Presa Retardadora de Crecientes en el año 1995 y los aliviadores (el segundo también en ese año y el tercero recientemente). Es por eso que pelean para la conservación y el mantenimiento, tanto aguas arriba como aguas abajo de los aliviadores, del arroyo Ludueña, por una cuestión de salubridad y medio ambiente general.