Este 30 de noviembre, en su Día Nacional, surge nuevamente el debate sobre cómo debe tomarse el mate. Si bien, su lugar de origen y su primera “receta” es otro tema de discusión entre varios países sudamericanos, en Argentina existe una tradición marcada.
Desde la época de sus orígenes, el mate se relaciona con el sabor amargo. Sin embargo, con el paso de los años se agregaron nuevas formas y sabores para su elaboración.
En 2015 se estableció por medio de la ley 27.117 el Día Nacional del Mate por el nacimiento del comandante guaraní Andrés Guacurarí y Artigas (1778-1821), encargado de fomentar su producción y comercialización en Misiones.
En sus variantes básicas: el mate amargo y el mate dulce se puede tomar de diferentes formas y a gusto de quien lo prepare. Tanto los conocidos mate de leche o de miel, se agregan infinidad de sabores para disfrutar.
Esta es la lista de la mayoría de los métodos de preparación:
Simple, sencillo, el mate amargo es la manera más tradicional de tomar el mate.
Quienes no gustan del sabor amargo natural de la yerba añaden azúcar, lo que suele provocar que se "lave" más rápido. También hay quienes, pese a muchas resistencias, utilizan edulcorante.
Que el mate produce acidez no es ningún secreto. Algunos materos agregan cáscaras de naranja o de limón para contrarrestar el ardor de estómago y, de paso, darle un toque diferente a la infusión. Antes hay que secar las cáscaras, calentarlas a fuego directo, picarlas y después mezclar con la yerba.
Otra forma conocida de tomar el mate es con café. Es un sabor intenso con altos niveles de cafeína, especial para comenzar el día. Se prepara agregando dos cucharadas de azúcar y media de café molido a la yerba.
Una antigua costumbre para combatir los días de frío en invierno, aún se mantiene en algunos pueblos del norte del país. Se agrega una pequeña medida de aguardiente a la yerba seca para humedecerla, y luego unos chorritos extra, a medida que corre la ronda.
Los fans de los yuyos aseguran que la menta, la peperina y la melisa son una buena opción para romper la rutina matera. Que le dan un gustito extra. Resulta un brebaje muy parecido al té que se prepara con las hierbas que venden en las dietéticas.
Quienes no gustan del mate amargo a veces echan una cucharada de miel al agua y unas hojitas de cedrón a la yerba.
De origen guaraní, es la versión veraniega del mate. Cuando la térmica toque los 35 grados, reemplazá el agua caliente por jugo de naranja o de pomelo con hielo. Listo el tereré. Según la región, se le echan diferentes hierbas aromáticas.
Se prepara el mate como de costumbre, pero en lugar de calentar el agua, se pone al fuego la leche. Antes de que llegue a su punto de hervor, está lista para cebar. Sabe igual que el mate cocido con leche original.
No es común pero merece pero según un estudio del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), existe una pequeña parte de la población que remplaza el agua por cerveza.
Los adeptos del mate de frutas agrega manzana, pera o ananá.
Mate Brasileño ("chimarrão")
Lo que difiere la infusión argentino/uruguaya de la del sur de Brasil, sin duda, es la yerba mate y el tamaño del mismo. Para comprender esa diferencia, hemos que llevar en cuenta el proceso de elaboración de la yerba mate brasileña. Nuestra yerba es verde, no es madurada. La gran exigencia de los mateadores brasileños es una yerba nueva, del mes de su elaboración. Además, se toma en mate de gran tamaño.
La forma tradicional de agregar dulzura al mate, es con azúcar quemada, pero siguiendo una técnica ancestral, es el auténtico mate dulce. Una manera de endulzar el mate más práctica y sencilla es colocar dos cucharadas de azúcar molida en el fondo del mate, antes de agregar la yerba. Una vez hecho esto, se sacude para mezclar el azúcar y que el sabor sea parejo durante toda la cebadura, y además para que la parte gruesa de la yerba quede en el fondo del mate, optimizando la cebada. La primera manera de hacerlo, consiste en colocar dos o tres cucharaditas de azúcar molida dentro del mate, luego un pequeño pedacito de brasa, y se agita hasta obtener un bloque de azúcar quemada.