En una recorrida por los bares durante una noche santafesina, los jóvenes se sinceraron ante los micrófonos de Osea y relataron sus experiencias en “clandes” y como ven el futuro de los boliches y salidas en la ciudad.
Con las nuevas medidas anunciadas por el Gobierno Nacional y la apertura de boliches, parece terminar la moda de las fiestas clandestinas y por eso, en Osea, hablamos con los jóvenes sobre el tema.
En una recorrida por los bares durante una noche santafesina, los jóvenes se sinceraron ante los micrófonos de Osea y relataron sus experiencias en “clandes” y como ven el futuro de los boliches y salidas en la ciudad.
En su totalidad, los entrevistados afirmaron haber ido a alguna clandestina durante estos 18 meses, desde marzo de 2020 hasta ahora, tiempo donde las restricciones por la pandemia prohibían la actividad de boliches. Sin embargo, algunos difirieron al ser consultados por el futuro. Volver a salir con protocolos no parece ser la mejor opción para un cierto grupo pero para otros también tiene sus beneficios.
En el transcurso de la pandemia, para los entrevistados, los bares eran una muy buena opción pero sin embargo siempre había alguna clandestina para ir. Las fiestas se desarrollaban en “el norte” o “alguna quinta” para que “la policía no llegue rápidamente” pero a su vez una vez suspendida por las autoridades, “la fiesta seguía en otro lado” remarcaron.
También, en Osea, conversamos con Jorge Reynoso, empresario de la ciudad de Santa Fe y dueño de uno de los complejos ubicados a la vera de la Ruta 168 donde se desarrolla la actividad de boliches.
Jorge afirmó que las restricciones “significaron el deterioro económico de los propietarios” y afirmó que es “imposible competir” con los bares ubicados en el corazón de la ciudad.
“Estamos lejos, no hay iluminación ni senderos, no hay transporte público, no hay destacamento policial, estacionamiento deficiente, los chicos salen caminando por el mismo lugar donde van los autos” explicó Jorge Reynoso acerca de la situación actual de la zona de boliches.
Sin embargo, las nuevas medidas permiten la apertura de boliches con aforo reducido y, la decisión de los jóvenes de ir o no al igual que la de los propietarios de volver a abrir, es una incógnita.