Domingo 4.9.2022
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La curación de una niña argentina que en 2011 tenía 11 años y cuya familia esperaba un desenlace fatal, es el “milagro reconocido por el papa Francisco” que posibilita la beatificación de Albino Luciani, quien condujo a la Iglesia católica durante apenas 33 días con el nombre de Juan Pablo I.
Candela Giarda es el nombre de aquella niña que a partir del 23 de julio de 2011 comenzó a revertir, de pronto y sin explicaciones médicas, un cuadro severo que incluía "encefalopatía inflamatoria aguda severa, enfermedad epiléptica refractaria maligna, shock séptico".
Candela Giarda, el Padre José Dabusti y Roxana SosaEl cuadro clínico de la niña era muy grave, caracterizado por numerosas crisis epilépticas diarias y un estado séptico causado por una bronconeumonía. En ese contexto, los médicos que la atendían le habían informado a la familia que ya no había nada para hacer.
En la noche del 22 de julio, su madre,Roxana, habló con el sacerdote de la parroquia del hospital de Paraná donde estaba internada Candela y el religioso le dijo que encomendaría su vida a Juan Pablo I, en quien depositaba su fe.
Unas horas después de invocar a Juan Pablo I, la niña empezó a evolucionar de manera favorable. Los médicos, las enfermeras y el personal de salud no podían acreditar lo que estaba sucediendo en ese momento. Hasta que su vida no corrió más peligro y abandonó la terapia intensiva. Menos de veinticuatro horas después de haber estado con neumonía, dura y blanca como nunca antes, comenzaba a recuperar sus capacidades vitales. Para su madre, solo hay una posible explicación: se trata de un milagro. Roxana asegura: “Los milagros existen, y yo lo vi con Cande”.