Por Marwan Gill
El mes de Ramadán es el mes más importante para los musulmanes porque durante ese mes ocurrió la primera revelación del Corán al profeta Muhammad, el fundador del islam. Ayunar durante el mes de Ramadán es uno de los cinco pilares de la religión islam y es un mandamiento obligatorio para todos los musulmanes, aunque se contemplan algunas excepciones.
Por Marwan Gill
El concepto del ayuno en la religión ha existido desde tiempos inmemoriales y los profetas de distintas religiones han practicado esta disciplina con el fin de mejorar su espiritualidad y acercarse mas al Dios Supremo. Hoy en día, la práctica del ayuno se encuentra en todas las principales religiones. En el islam se ayuna durante el mes de Ramadán, que es el noveno mes del calendario islámico y comienza con la observación de la luna nueva y continua hasta que se puede vislumbrar la luna nueva del mes siguiente. El calendario islámico es un calendario lunar que tiene aproximadamente 10 días menos que el calendario solar y debido a tal diferencia cada año cambia la fecha de Ramadán según el calendario gregoriano.
El mes de Ramadán es el mes más importante para los musulmanes porque durante ese mes ocurrió la primera revelación del Corán al profeta Muhammad, el fundador del islam. Ayunar durante el mes de Ramadán es uno de los cinco pilares de la religión islam y es un mandamiento obligatorio para todos los musulmanes, aunque se contemplan algunas excepciones. Por ejemplo, están exentos aquellos que estén enfermos o tengan una salud delicada, las mujeres embarazadas o lactantes, niños y adolescentes que aún no alcanzaron la madurez física, mujeres durante su periodo menstrual o también aquellos que estén viajando. Dichas personas deben recuperar los días perdidos de ayuno con posterioridad o como expiación alimentar a una persona pobre por la misma cantidad de días perdidos.
Durante el ayuno un musulmán no solo se abstiene desde el amanecer hasta el atardecer de la comida, la bebida y las relaciones sexuales, sino que también se centra en el mejoramiento de su estado espiritual y moral. El espíritu del Ramadán, con las oraciones y súplicas intensas, la recitación frecuente del Sagrado Corán y los actos de caridad, proporciona a un musulmán la oportunidad de experimentar un renacimiento espiritual. El ayuno no solo requiere que un musulmán padezca hambre y sed, también requiere que la persona se abstenga de todo vicio y maldad, tal como dijo el profeta Muhammad:
“En verdad, el ayuno es como una protección. Por tanto, cuando uno de vosotros este ayunando, que no hable de forma inapropiada ni actué neciamente. Si alguien disputa con ustedes o los insulta, respondan: estoy ayunando.”
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Dado el protocolo sanitario por la pandemia los musulmanes en Argentina y otros partes del mundo se quedarán afectados en la realización de ciertos rituales en relación con el mes de Ramadán. Por ejemplo, la ruptura del ayuno a través de compartir la comida con otros creyentes o la oración voluntaria de la noche que se hace en congregación. No obstante, todos los rituales y las prácticas del mes de Ramadán uno puede cumplir solo y quedándose en la casa. Incluso, tal vez es una buena oportunidad para convertir su propio hogar y casa en una mezquita y templo temporal.
El Mesías Prometido y fundador de la comunidad musulmana Ahmadia, explicó de una forma muy bella la verdadera esencia del ayuno:
“Una persona que ayuna, siempre debe ser consciente de que no se le requiere únicamente que esté hambriento, sino que debe mantenerse ocupado recordando a Dios, para que pueda cortar los lazos que le unen a los deseos y las diversiones mundanas, y así entregarse completamente a Dios. Por consiguiente, el significado del ayuno es que el hombre abandone aquel tipo de sustento que solo nutre el cuerpo, con el fin de alcanzar el otro tipo de alimento, el cual es fuente del alivio y gratificación para el alma.”
* Imam Marwan Gill es teólogo islámico y presidente de la comunidad musulmana Ahmadía en Argentina.