Coti, Zoe y Bresh: tres opciones para disfrutar del Harlem Festival
Los solistas serán parte de la grilla de sábado y domingo en la Estación Belgrano, mientras que la fiesta itinerante será el punto de atracción el viernes. El Litoral se puso al día con ellos, en la previa de un intenso fin de semana.
Este fin de semana la Estación Belgrano será la sede del Harlem Festival 2021, uno de los festivales más importantes del país que se consolida año tras año. Dentro de una grilla variada que incluye a Duki, Miranda! Emilia Mernes y Rusherking, se destacan Coti y Los Brillantes (que actuarán el domingo), Zoe Gotusso (una de las protagonistas del sábado) y la fiesta Bresh (que ocupará la noche del viernes). Con los dos primeros artistas y Juane (fundador y DJ de la fiesta itinerante) conversó El Litoral para empezar a palpitar el encuentro.
Archivo Coti: un mimado en las plataformas que soñaba volver al vivo.
Coti: un mimado en las plataformas que soñaba volver al vivo.Foto: Archivo
Coti: defender el directo
-Fuiste uno de los primeros en salir a ganarle a la pandemia, haciendo el primer autoconcierto de Latinoamérica. ¿Cómo viviste este tiempo de altibajos?
-Durante la pandemia efectivamente estuvimos trabajando mucho con con el equipo para defender los conciertos presenciales, cuando parecían una utopía; cuando parecían algo seguramente imposible. Buscamos la salida, y defender el escenario, y defender los conciertos presenciales a capa y espada con con todo el equipo; y en esa búsqueda fuimos haciendo pequeños grandes logros, como fueron en su momento los primeros autoconciertos, los primeros streamings, los primeros conciertos con burbujas.
Hoy, con el beneficio del tiempo, parece anecdótico pero realmente fue una búsqueda y fue una batalla ganada. Que no solamente nosotros hicimos, sino que mucha gente, muchos equipos también estuvieron y se sumaron y también vinieron detrás nuestro, sobre todo para poder comprobar que era factible poder volver de a poquito a los conciertos, que la cultura es sana, que los conciertos son sanos si se tiene la responsabilidad. Y así fue como encaramos aquellos primeros conciertos en plena pandemia cerrada: cuando no se podía ir a ningún lado conseguimos ese gran logro.
-Antes habías hecho el concierto por streaming desde tu estudio, la “cocina” de sus canciones. ¿Cómo fue esa fusión de intimidad y distancia?
-Uno también busca opciones como para poder seguir activo; y soy un artista de tocar mucho en directo desde hace muchísimos años, de defender el concierto en vivo, parte esencial de mi vida artística. Y en ese transcurso ideamos también ese concierto único que fue desde mi estudio, donde escribo, donde ensayo, donde compongo; donde tengo mi taller musical creativo. Y poder hacer ese concierto también fue una experiencia muy linda, muy hermosa y única.
Es el famoso dicho de “no hay mal que por bien no venga”, en el sentido de que a veces en la búsqueda de las crisis uno tiene que apelar a la creatividad, como para buscar cosas novedosas o cosas que no haría en una situación normal. Y en esa búsqueda encontramos diferentes cosas, y una fue este concierto, que fue muy lindo, quedó registrado y que está vigente; que la gente lo puede seguir viendo y disfrutando. Creo que va a ser parte de un contexto en el que estábamos encerrados y que tuvimos que hacer ese concierto y lo disfrutamos.
-Superás los 3.500.000 oyentes mensuales en Spotify. ¿Cuánto dice eso de ser un artista “de catálogo” metido en la oreja de la gente, y cómo se vive del lado del artista?
-Tener una cantidad tan bestial de escuchas mensuales sin ser un artista “de moda” te da beneficio por lo menos de sentirte vigente. Creo que a veces es más interesante ser un artista vigente que es un artista “de moda”; me ha tocado estar de moda (risas) y si me das para elegir entre estar a la moda o estar vigente, prefiero estar vigente. Y creo que sin campañas de marketing, sin súper compañías con súper presupuesto, o sea haciendo mi carrera en este momento de forma independiente, con mi equipo trabajando; tener esa cantidad de escuchas no tanto por las canciones nuevas sino por el catálogo, por canciones de todos los discos, por tanta cantidad de canciones y colaboraciones que fui haciendo lo largo de mi vida artística, es una satisfacción enorme.
Pero sobre todo desde mi lado lo vivo con esa satisfacción de estar vigente en el oído de la gente, y esa elección democrática que significan las escuchas en Spotify para mí es un premio diario: recibir canta tanta cantidad escuchas, millones y millones, la verdad es algo hermosísimo.
-Empezaste como un compositor llegado del interior, padre de mellizos, dispuesto a salir adelante a fuerza de tu capacidad incansable de hacer canciones. ¿Cómo se ve el camino recorrido desde este presente de consagración?
-A mí me cuesta decir que empecé como compositor; quizás mi vida profesional se podría decir que empecé como compositor. Pero ni siquiera: tengo proyectos artísticos desde que tengo 12, 13, 14 años; con bandas obviamente underground, de barrio; y grabé mi primer disco en Rosario con una banda que tenía: creo que esa fue mi primera experiencia profesional. Y sí, como compositor, pero también como intérprete.
Me cuesta decirlo y pensar que “empecé como”: quizás se me empezó a conocer en el ambiente de la música, ni siquiera a nivel popular. Porque a mí se me conoce más a nivel popular cuando saco mi primer disco solista en el 2002: con “Antes que ver el sol”, “Nada fue un error”: las primeras canciones de mis primeros discos.
No tengo esa sensación de aburguesamiento que uno puede sentir de “bueno, estás consagrado”, ni mucho menos. Creo que el artista es inconformista, y me siento inconforme pero en el buen sentido: de siempre estar buscando, de no quedarme quieto, de buscar nuevas canciones, de saber que siempre hay buenas canciones para componer. Esa búsqueda es muy propia del artista: esa insatisfacción es propia del artista en el mundo que uno vive, en el mundo que puede crear.
Así que por suerte o por desgracia no siento ese aburguesamiento, esa comodidad desde el lado de la “consagración”. Siento que siempre hay motivos para esforzarse, o para seguir nuevos logros, o para empezar a disfrutar cada vez más y ser mejor en diferentes aspectos que uno ve más flacos que otros, y entonces trabajarlos: siempre hay una cosa de superación y de ganas.
-Mucha gente por ahí no sabe de tu costado más solidario, como la gira “Canciones útiles” por Entre Ríos. ¿Cómo se armonizan estas ganas de abrir el juego y ayudar con la agenda de compromisos profesionales?
-La verdad es que nunca di a conocer quizás como lo llamás el lado solidario; no sé si llamarlo así. En otro momento, en forma equivocada pensaba que eso había que hacerlo en silencio, hasta que me di cuenta a través del uso de las redes, que cuando uno lo comunica eso genera contagio y es lo más valioso de todo, justamente: generar el contagio solidario, el contagio de la ayuda y de la empatía. Mostrarlo no por una cuestión de ego, al contrario: sino por una cuestión de buscar socios, socias, de buscar empatía también, a través del pequeño o gran poder que uno puede tener como comunicador artístico.
Con el uso de las redes quizás empecé a a contarlo un poquito más, justamente con este fin muy claro de generar ese contagio en la gente que me ve, que me sigue; y de hacer visibles cosas invisibles, y de hacer ruidosas cosas silenciosas. Acá lo importante es generar esa espiral virtuosa de ayudarnos, de tener empatía, de pensar, de mirar al otro, de solidarizarse y aunque sea un poquitito lo que el otro siente o lo que el otro necesita.
-Hace poco estuviste en el 120º aniversario de Caleta Olivia. ¿Cómo se siente esto de volver a recorrer el país de punta a punta?
-Volver a recorrer el país era un sueño en pandemia; ahora parece que fue una pesadilla que ya nos olvidamos, pero cuando cuando todo esto empezó, con la incertidumbre, con los miedos, con la ansiedad, con no saber cómo iba a terminar todo esto, cómo iba a seguir, cómo iba a recobrar la normalidad; las nuevas normalidades las viejas o lo que sea.
Volver a recorrer el país es algo muy emocionante, que quizás uno en la costumbre de hacerlo, de viajar de un lado para otro, quizás no valora tanto; pero bueno, nos ha pasado así en tantos aspectos con esta pandemia: de no valorar o no darnos cuenta de la vida normal, y de repente cuando nos falta ese contacto con nuestro público, nuestra gente; recorrer el país, recorrer las ciudades, los pueblos grandes, los pueblos chicos, las fiestas populares, los teatros de las diferentes ciudades (de las grandes pero también de las chiquitas).
Recorrer un poco la calle, que es lo que siempre hice desde muy chico, es volver a volver a la vida: volver a encontrar sentido a lo que elegí hace tantos años, y por algo por algo lo elegí: no para vivirlo en pandemia desde mi casa, o compartirlo a través de una pantalla, sino para para caminarlo, para sentirlo, para vivirlo de una forma presencial. Un concierto presencialmente vivido es una experiencia infinitamente más rica.
-Tu último disco de estudio es “Qué esperas”, de 2015. ¿Estás pensando ya en un nuevo material?
-Sí, claro que sí. De todas maneras hice dos discos en vivo, en el Teatro Gran Rex y luego en el Teatro Colón; y saqué singles nuevos también. Pero por supuesto que estoy trabajando en un disco nuevo de estudio, que pretendo sacar muy pronto: lo tengo muy avanzado. Todas canciones inéditas: los singles que fui sacando no los voy a editar en el disco, sino que va a ser un disco cien por ciento de canciones canciones nuevas. Y estoy trabajando mucho en eso; pero ahora estoy abocado a esta gira que nos ilusiona tanto y que necesitábamos tanto. Entonces es sin ansiedad: trabajando duro y parejo, sin prisa y sin pausa.
Archivo Zoe Gotusso: de Salvapantallas a su nuevo camino solista, distinguido en los Gardel.
Zoe Gotusso: de Salvapantallas a su nuevo camino solista, distinguido en los Gardel.Foto: Archivo
Zoe Gotusso: al reencuentro
-¿Es un sentimiento especial volver al Harlem ya afianzada como solista?
-La última edición que hice con Harlem fue con Salvapantallas. Tengo un recuerdo muy lúcido de que éramos un montón, y que tuvimos un lugar hermoso en el festival una energía increíble, de mucho disfrute. Con Santi veníamos de tocar de gira, y fue muy especial.
También pasa que Santa Fe es una ciudad a la que hemos ido muchas veces con el dúo; nunca fui solista. Entonces sí tiene una importancia, volver de esta manera para mí: estoy en este camino, que me tiene como enamorada e ilusionada, por otro lado este cariño que ya tengo con Santa Fe. O sea que es bastante especial.
-Hace un año salió “Mi primer día triste”, tu álbum debut. ¿Cómo fue presentarlo en este tiempo complicado, y cuántas ganas de tocarlo tenés en este momento de mayor apertura?
-Al principio fue difícil, porque no tenía en mi mente que iba a pasar eso justo cuando esté por sacar el disco. Los cambios son difíciles, no nos gustan al principio; pero me pasa ahora que el disco ha sido una gran compañía para muchas personas, muchas familias. Y estoy recibiendo ahora todo el amor que di en la pandemia; que obviamente me hubiera encantado salir, tocar, conocer a la gente.
Pero bueno, eso lo tengo ahora: aprendí a ser paciente, y aprendí a cambiar; el mundo cambia, yo cambio con el mundo. Entonces abrazo que haya sido así, porque terminó resignificando lo que generó el disco en las casas.
-¿Cómo fue hacer el álbum con Juan Campodónico?
-Fue una aventura... si tuviera que decir una palabra, de crecimiento. Si tuviera que decir otra, diría admiración. Aprendí mucho trabajando con alguien que admiro mucho, no solo por su sabiduría por la experiencia, ni por su talento, que es cine por ciento talento. Pero también me encontré con un humano muy hermoso, y que fue un disfrute hacer ese álbum.
Somos de generaciones distintas, desde adolescente para mí era un sueño trabajar con Juan; y después que se cumpla ese sueño y humanizar a la persona aparte de su talento y su experiencia fue muy de mucho crecimiento. Y mi bebé, que sería mi disco, se benefició de todo este crecimiento: yo no podría haber hecho “Mi primer día triste” sola. Sí lo podría haber hecho, pero hubiera sido muy distinto.
-Ganaste el Premio Gardel 2021 al Mejor Álbum - Artista Pop. ¿Cómo recibiste esa distinción?
-Lo recibo con mucho respeto. No deja de ser re importante: son los premios argentinos de la industria; eso equivale a mis colegas, a gente que trabaja conmigo para un mismo rubro o un mismo lugar cultural, que es la música en este caso. Entonces que se me reconozca ahí es re importante, más con esto de que bueno, no tengo mucha experiencia: es un camino nuevo el que estoy tomando; que siento que ya viene de Salvapantallas, pero es verdad que es otra otro capítulo este solista.
Y que se me reconozca este álbum que trabaje con tanta paciencia me carga de energía para hacer cosas, para hacer otro lindo disco que para mí signifique. No es que me determine, pero sí me motiva a seguir haciendo lo que siempre quiero hacer, que es lo que me sale de adentro. Entonces al final un poco me determina el mimo de la industria, porque me hace estar manija y crecer.
-En el último año colaboraste salieron tus colaboraciones con David Lebón, Louta, Javiera Mena, Emmanuel Horvilleur, Florián y Malena Villa, entre otras. ¿Cómo vivís esto de ser una voz que todos quieren sumar?
-Diría algo muy parecido que la respuesta anterior: lo recibo con mucho respeto, porque me vine desde Córdoba hace tres años a Buenos Aires a perseguir sueños, crecer en lo personal, y empezar mi camino, por no decir carrera (no estoy apurada). Entonces que se me reconozca y que se me invite a cantar es como mucho respeto; y me gusta que puedo ser muy versátil y no dejar de ser yo: sea con Louta, con Emma, con Javi, con Florián. Y son amigues, que quiero mucho y que me va dejando la música.
-¿Qué se viene para tu futuro cercano?
-Para el futuro cercano se viene el Harlem.
Gentileza Bresh La Bresh comenzó como una fiesta de amigos y hoy es un eventos que gira por el país y el mundo.
La Bresh comenzó como una fiesta de amigos y hoy es un eventos que gira por el país y el mundo.Foto: Gentileza Bresh
Bresh: Festejar con estilo propio
-¿Cuál era la idea que los movió a crear la Bresh?
-Básicamente éramos un grupo de amigos y amigas que teníamos nuestros veintipocos; ya hacía años que salíamos, hacíamos muchas fiestas en casas, así de juntarnos de a varios y pasar música en una casa. Y de golpe esa situación de pasar música en las casas nos parecía muy como agradable: escuchabas la música que querías, nadie te jodía. Fue como: “Necesitamos hacer esto mismo en un lugar más grande, para más gente”. Tampoco lo pensamos tan directamente en ese momento, pero fue un poco eso.
Hicimos una fiesta que básicamente vinieron los amigos de los amigos, las amigas de las amigas: veías desde arriba de la cabina y conocías a todas las caras. Eso generó una atmósfera de mucha comodidad; y aparte la música estaba buenísima. Los boliches a los que íbamos por ahí te jodían con la ropa que llevabas puesta, te jodían si era más lindo o más feo, más flaco o más gordo; derecho admisión, todas cosas así. Era feo llegar, no era agradable la experiencia de entrar: era todo como un estrés. Y como queríamos que eso no suceda más, fue esa la motivación inicial.
-¿Esperaban que se convirtiese en el fenómeno que es hoy, una marca registrada?
-No, ni de casualidad: la primera fiesta se hizo sin ningún tipo de pretensiones posteriores. Pero sí cuando terminó la primera dijimos: “Che, la hacemos el mes que viene sí o sí”. Y así fue como empezó la cosa. Lo tomamos con seriedad: después de la primera fiesta nos juntamos el lunes entre los que éramos en ese momento y dijimos: “¿Qué vamos hacer para la próxima?”, y así sucesivamente: cada vez que terminaba un fiesta nos juntábamos en lunes y decíamos qué había que corregir, que había que mejorar, qué temas nuevos para pasar. Siempre se tomó con una seriedad que hizo que el proyecto no fuese aleatorio en su avance.
Pero lo que es hoy jamás nos lo hubiésemos imaginado; pero sí en cada proceso que íbamos tomando las decisiones que tomábamos de cómo encararlo hacen que tenga sentido que haya podido crecer el proyecto porque se lo encaró con seriedad, y siempre se le pusieron muchas ganas. Desde la primera fiesta que se hizo siempre se pensó mínimo en la próxima, y ya después empezamos a pensar en unos meses para adelante, después en un año para adelante.
-¿Cómo fue el salto de una iniciativa entre amigos a una estructura estable, y de aquella movida de amigos a “girar” por diferentes ciudades?
-El salto se fue dando medio de a poco, medio de golpe; siempre en los primeros pasos esta estación de “espacio amigable” se fue manteniendo. Los primeros meses en el lugar donde arrancamos; después nos fuimos a Niceto, estuvimos un año ahí, y en 2017 a fin de año, después de hacer todo el año en Niceto cerramos en Mandarine, que era para casi el triple de personas. Ya ahí nos daba un poco más de miedo de si se iba a poder mantener el ambiente: ahí fue la primera que tuvimos el miedo a la expansión. Por distintas cosas que fuimos pensando, y por la misma dinámica de la fiesta logramos que se mantenga el espíritu
Al año siguiente, 2018, todavía no empezamos a girar: hubo dos años y medio que la fiesta estuvo full en Buenos Aires, en Capital Federal. Recién a fines de 2018, de hecho la primera Bresh fuera de Buenos Aires fue en el Harlem de Santa Fe de ese año (el primero), pero era en el marco del festival.
Hasta ahí todo bien; después en el 2019 se empezó a poner más más intenso: empezamos a tener que generar más equipo: para entonces éramos tres DJ nada más y de golpe nos empezaron a plantear las situaciones del tipo “Che, hay que hacer una fiesta en Rosario y el mismo día que hacer una fiesta acá en Buenos Aires: ¿qué hacemos? ¿Cómo hacemos?”. Ahí se empezaron empezamos a formar nuevos DJ, a formar personas de producción, de todas las tareas del equipo: de iluminación, de fotografía.
Durante 2019 fue creciendo todo eso, fue un desafío y la verdad que fue increíble 2019: fue una locura empezar a viajar por el país, empezar a conocer gente de todo el país con la que empezamos a trabajar, que hoy día trabajando nosotros; en muchos lugares se formaron equipos locales increíbles: tenemos gente en Santa Fe, Rosario, Córdoba, Mar del Plata, que pueden hacer la fiesta. No en todos los lugares están todas las posiciones cubiertas pero hay lugares en los que podemos mandar a muy poca gente desde Buenos Aires y la fiesta se puede hacer. Fue muy lindo poder armar equipos locales y que la fiesta se apropie cada lugar: es hermoso.
-En la pandemia llegó el formato “en casita”, formato virtual que llegó a convocar a 100 mil concurrentes. ¿Imaginaban esa respuesta?
-Ni de casualidad: en el momento en el que empezaba la pandemia y veíamos venir que estaba avanzando el Covid; antes de que cerrara todo, ya un poco veníamos previendo, recordando como había sido la gripe porcina; que ni punto de comparación, pero en ese momento nos acordábamos que teníamos 16 años y habían cerrado todo: no había boliches, nosotros íbamos por ahí alguna fiesta en ese momento de secundarios, pero había cerrado todo durante dos, tres semanas. Entonces dijimos: “Bueno, algo de esto puede llegar a pasar”: jamás nos imaginamos que iban a ser meses y meses.
Ni bien pasó dijimos: “Tenemos que hacer algo para no volvernos locos” (risas). Necesitábamos hacer algo: hacía diez días, no mucho más que eso, o dos semanas como máximo, cuando fue la primera “Bresh en casita”: había cerrado todo y ya estábamos desesperados.
Habíamos visto que había DJ y artistas haciendo vivos, pero lo que necesitamos es que se escuchara bien, porque veíamos que muchos se escuchaban de aire: el micrófono del celular agarrando los parlantes. Eso no nos parecía que estuviese bueno, y logramos conseguir un aparatito y todo para que se escuche directo desde la desde al celular. Dijimos: “Listo, bueno, vamos”, y la hicimos: anunciamos todo con flyers, también ahí estuvo una la decisión de decir “vamos a hacerlo como si fuera una Bresh pero virtual”.
Tiramos el flyer y la gente lo compartió una barbaridad: ya una una buenísima recepción desde que lanzamos el evento, el nombre estaba buenísimo: estuvo bien elegido “Bresh en casita”. Desde ahí arrancó y fue increíble, tremendo: los primeros dos meses sobre todo era una locura: el Instagram crecía 100.000 seguidores por semana. Se juntaban 80.000 personas en simultáneo, durante la noche eran más de 100.000. Era inimaginable: no había chances de imaginárselo porque tampoco había nada como decir “vamos a aspirar a hacer lo mismo que este”, no había con qué compararse. No habíamos visto a nadie jamás hacerlo: fue algo que como que tuvimos que ir pensando en la marcha, y muchas cosas del formato: era como inventándolas.
Fue todo muy loco, todo el tiempo nuevo y sorprendente, y a la vez como que no caíamos: me pasaba de no entender, no poder tomar magnitud; recién hoy en día estoy tomando magnitud: por ahí vamos a lugares en todo el país y nos reconocen. El otro día estaba en un lugar acá en provincia, afuera de Capital, al que no voy nunca; que está ponele a 20 kilómetros de mi casa pero ni idea; y nos reconocieron en la calle. Estábamos con un par de la Bresh, nos reconocieron y nos dijeron: “Los veíamos siempre”. Fue bastante exposición, en ese momento creo que muchos nos damos cuenta del nivel de posición que eso significaba. Y qué este año se notó mucho en todos los lugares nuevos a los que pudimos ir y hacer fiestas en el país.
-También hubo una AutoBresh: eso muestra la flexibilidad del formato, que más allá de una organización espacial es un modo de querer divertirse.
-Sí después de “en casita” estuvieron la AutoBresh, eso fue hermoso; antes las Bresh en burbujas. Pero ahí ya queríamos volver a como dé lugar a hacer algo en vivo, y lo que había era lo de los autos, dijimos “Vamos a hacerlo, recontra”. Aparte era simpático el formato: como el autocine tiene algo muy romántico, no necesariamente por amor, sino romántico de lindo, de lo vintage. Entonces nos parecía muy interesante, atractivo.
Y salió increíble: hicimos varias ediciones, lefuimo metiendo variaciones. Aparte estaba buenísimo porque era familiar el formato: como veníamos de “en casita”, que se había sumado un montón de público de edades muy diversas (menores de edad y gente por ahí que ya no va generalmente un boliche) fue buenísimo para que pudiera experimentar la Bresh: venían en el auto la familia entera, un montón de personas pudieron conocer la fiesta.
-¿Cómo se imaginan el futuro de la Bresh? ¿Se ponen metas de crecimiento o aprovechan las puertas que se van abriendo?
-Son las dos cosas: ahora más que nunca con el con el tamaño de crecimiento, y teniendo fiestas en Argentina, en Latinoamérica, en Estados Unidos, en Europa, requiere una planificación muy seria. Entonces cada tanto se ponen metas a X plazos. Pero hay un montón que muchas veces suceden de manera más inesperada: la ida a Miami en su momento no era un objetivo que se hubiese puesto antes, sino que se dio que en el contexto nos dimos cuenta que Miami por ahí estaba muy concentrada la movida y nos pareció que de golpe por eso era una buena idea ir ahí.
A veces hay un factor más de lo efímero, de lo que sucede en el momento, más allá de los planes que puedas tener. Entonces son las dos cosas: hay que tener todo un plan, una idea y una proyección, pero también estar atentos a lo que va pasando; sobre todo en este contexto, que los planes se te pueden cambiar en tres segundos, según lo que pase con el contexto mundial y la pandemia.
Así que veremos qué depara el futuro, pero por ahora pasándola genial en todos los lugares a los que vamos; conociendo toda la Argentina, conociendo distintos lugares del mundo. Y ahora es muy especial ir al Harlem, uno de los lugares que nos la posibilidad de salir de Buenos Aires y que vamos creciendo juntos.
El Harlem también es un proyecto hecho recontra a pulmón que fue creciendo un montón. Este año para mí personalmente tiene el mejor line up de su historia. También es muy lindo que hay montón de artistas de la escena argentina que también hayan ido creciendo, y que se pueda armar un festival puramente argentino que tenga un nivel muy interesante. Así que eso también está increíble: siempre es muy lindo formar parte del Harlem, y que la Bresh esté también en ámbitos artísticos.