Dante Di Stefano tuvo un impacto significativo al acercar a cientos de jóvenes a la religión. A pesar de su corta vida debido a una enfermedad degenerativa, dejó una huella imborrable en la comunidad.
Tras su fallecimiento, se inició el camino que busca el reconocimiento por parte de la Iglesia Católica. El presidente de la Asociación Pro-beatificación brindó los detalles a El Litoral.
Dante Di Stefano tuvo un impacto significativo al acercar a cientos de jóvenes a la religión. A pesar de su corta vida debido a una enfermedad degenerativa, dejó una huella imborrable en la comunidad.
Recientemente, se llevó a cabo un homenaje en su casa natal donde se instaló una placa conmemorativa. Este reconocimiento es un reflejo del impacto que su figura tuvo en la comunidad.
Desde hace casi 20 años, se han recopilado testimonios y relatos que fueron presentados al Vaticano, que otorgó su aval para avanzar en el proceso de beatificación.
Dante Pablo Di Stefano nació el 25 de septiembre de 1951 y vivió en el seno de una familia de clase media junto a sus dos hermanos, en el barrio Ciudadela de la ciudad de Santa Fe. Padeció una enfermedad muy rara en el mundo, la cual se manifestó desde el primer día con una parálisis facial.
Durante su infancia, asistió a la Escuela Rodolfo Freyre para cursar la educación primaria. Posteriormente, se graduó como Perito Mercantil en el Instituto Nuestra Señora de Lourdes. En 1974, ingresó a la facultad de Ciencias Económicas, donde estudió durante dos años. Fue en este período cuando su enfermedad adquirió una nueva forma: perdió la vista y quedó ciego.
La ceguera repentina sumió a Dante en una profunda crisis personal y de fe. En ese momento, el padre José Di Bárbora, enterado de su situación, decidió enviar a alguien a visitarlo en su hogar. "Dante, vení, que hay un flaco que quiere conocerte...", fueron las palabras utilizadas por la Misión Arquidiocesana para referirse a Jesús.
Así, se unió a los grupos juveniles de la parroquia Don Bosco. En él despertó la vocación de ser Salesiano Cooperador, trabajar por los jóvenes y llevarles el Evangelio de todas las formas posibles. Esta estrategia llevó al crecimiento exponencial del grupo, con más de 700 participantes involucrados.
Finalmente, falleció el 31 de julio de 1989 como consecuencia de esta extraña y dolorosa enfermedad, dando testimonio de santidad entre los suyos hasta el último instante de su vida.
Pablo Toledo, presidente de la Asociación Pro-beatificación de Dante Di Stefano, comentó a El Litoral los motivos que llevaron a iniciar este proceso, que se basaron en dos aspectos fundamentales de su vida.
En primer lugar, se destacó la actividad pastoral que Di Stefano desarrolló a pesar de su ceguera y enfermedad. A pesar de sus limitaciones físicas, continuó sirviendo con su labor pastoral de manera notable.
En segundo lugar, se resaltaron los últimos siete meses de vida del joven, durante los cuales la enfermedad se manifestó en toda su magnitud: "Una cruz que no negó sino que abrazó y administró como viático hacia el Padre para él, sus familiares y amigos", manifestó Toledo.
Esta actitud de entrega y fortaleza en medio de la adversidad fue considerada un ejemplo de virtud y santidad digno de ser reconocido y venerado.
En 2004, se llevó a cabo una audiencia con Monseñor Arancedo, quien se mostró cauto e interesado, y autorizó el inicio de la etapa de documentación de la causa en forma privada. Durante este proceso se recopilaron registros desde su acta de nacimiento hasta su acta de defunción, con el objetivo de certificar su paso por esta vida.
Con la llegada de Monseñor Sergio Fenoy, se solicitó la formación de la "Asociación pro beatificación Dante Di Stefano" con sus formas y estatutos, con el único propósito de difundir la vida de Dante.
De manera paralela, se abrió la causa a nivel diocesano y se constituyó el Tribunal de Testigos, liderado por el padre Javier González Grenón, en el cual declararon 30 personas. Además, se formó una Comisión Histórica encargada de realizar una exhaustiva biografía que se presentaría oportunamente en el Vaticano.
El padre Luis Escalante Argentino, residente a 60 km de Roma y dedicado exclusivamente a presentar potenciales candidatos a la santidad ante el Vaticano, asumió el papel de postulador de la causa. Será él quien presente la biografía y demás documentos relevantes en nombre de Dante Di Stefano ante las autoridades vaticanas.
Los pasos seguidos para la beatificación de Dante Di Stefano han sido significativos. Desde junio del año pasado, la causa se ha difundido públicamente. Por este motivo. "los avances más significativos los vemos principalmente en la recepción que la gente que está teniendo al conocer la vida de Dante", manifestó el presidente de la Asociación Pro-beatificación.
Toledo remarcó ahora que el desafío es continuar trabajando incansablemente hasta que la Iglesia lo declare Santo. "Dante ya es Siervo de Dios y para nosotros que conocimos de muy cerca su vida, es solo el primer paso... luego sería venerable y, a medida que las personas comiencen a pedir su intercesión y se comprueben los favores concedidos por él, se podrá declarar Beato. Con un segundo 'favor'... Santo. Cuando la Iglesia certifique en tiempo y forma los milagros atribuidos a él, se emitirá la declaración oficial".