Cecilia Litichever
Cecilia Litichever
Fomentar el desarrollo de la enseñanza secundaria para que las chicas y los chicos tengan acceso a ella y adoptar medidas para que asistan regularmente a las escuelas y se reduzcan las tasas de deserción escolar, son derechos enunciados en la Convención de los Derechos del Niño, que en Argentina tiene rango constitucional desde 1994.
En Argentina se identifican avances en cuanto al acceso a la educación secundaria: según datos del CENSO 2022, el 93% de los chicos y las chicas de 12 a 17 años están escolarizados. Sin embargo, hay 300.000 adolescentes de 12 a 17 años que no asisten. Asimismo, existen fuertes disparidades entre las diferentes provincias siendo que algunas se encuentran por encima de la media nacional llegando a 17% de chicos y chicas fuera de la escuela en algunas localidades. Además, existen desafíos en torno a la terminalidad de la educación secundaria, dado que un 34% de los jóvenes de entre 20 y 22 años no cuenta con el nivel secundario completo (CENSO 2022).
Los factores de abandono son varios. Dentro de los motivos escolares, el 28% deja la escuela porque no le gusta o no la considera necesaria y el 9%, porque se quedó libre por faltas. Y en relación con los motivos extraescolares, el 12% afirma haber tenido dificultades económicas y el 9% por cursar un embarazo o tener que cuidar a hijos o hermanos menores. (MICS 2019).
Las y los adolescentes que no terminan la escuela secundaria tienen menores oportunidades de desarrollo personal y profesional a futuro. Por eso es necesario generar políticas y programas para la continuidad y calidad en los servicios educativos para asegurar la inclusión educativa de todos los y las adolescentes.
¿Cómo se puede trabajar para que las y los adolescentes vuelvan a la escuela y finalicen sus trayectorias escolares? La línea de trabajo "Inclusión educativa de adolescentes fuera de la escuela" de la iniciativa de UNICEF "Municipio Unido por la Niñez y la Adolescencia" (MUNA) propone tres focos de trabajo para abordar este desafío: identificar y buscar activamente a quienes no asisten a un servicio educativo; a partir del trabajo territorial, acercarlos a instituciones educativas nuevamente; y, junto con las escuelas y los municipios, elaborar un plan de seguimiento de quienes hayan sido incluidos o revinculados a la escuela para que sostengan su escolaridad y finalicen los estudios secundarios.
MUNA es un ejemplo de cómo el trabajo con los gobiernos locales impacta en la realidad de las comunidades. Esta iniciativa tiene por objetivo ubicar en el centro de las políticas públicas la agenda de niñas, niños y adolescentes. Mediante formación, herramientas y asistencia técnica busca fortalecer las capacidades de los municipios.
Durante 2024, con el acompañamiento de UNICEF, 47 agentes municipales de las áreas de educación, juventud y derechos de niñas, niños y adolescentes de 22 municipios fueron formados en el diseño de estrategias para asegurar la inclusión educativa. A lo largo del año, se realizaron 402 operativos de búsqueda activa de adolescentes que no asisten a la escuela que dio como resultado la identificación de 3.000 adolescentes fuera de la escuela, logrando revincular con la escuela a 1.500 chicos y chicas.
La educación es un derecho fundamental: debe ser orientado a mejorar el presente y el futuro de las chicas y los chicos y desarrollar sus capacidades a fin de prepararlos para una vida adulta.
(*) Oficial de Educación en UNICEF Argentina
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