El Día Mundial del Árbol fue instaurado en 1969 por el Congreso Forestal Mundial en Roma y se celebra cada 28 de junio. Es una oportunidad para concienciar a la población sobre la importancia de los árboles y los bosques en nuestro planeta.
Árboles y bosques tienen un papel crucial en combatir el cambio climático y en el asentamiento de diversas especies. Un especialista destaca la necesidad de recomponer ecosistemas completos y la importancia de los trabajos en comunidades locales.
El Día Mundial del Árbol fue instaurado en 1969 por el Congreso Forestal Mundial en Roma y se celebra cada 28 de junio. Es una oportunidad para concienciar a la población sobre la importancia de los árboles y los bosques en nuestro planeta.
Los árboles juegan un papel crucial en la conservación del agua, la reducción de la erosión del suelo y el apoyo a la biodiversidad. Asimismo, los bosques actúan como sumideros de carbono, lo que ayuda a mitigar los efectos del cambio climático.
“Un bosque no es un conjunto de árboles, sino que es un ecosistema, y no solo por la fauna, sino también por la flora. Tiene distintos estratos y se recompone cuando se recomponen todos los estratos. Por eso, el mayor impacto se da no al plantar un número de árboles aislados, sin conexión entre sí, sino que hay que intentar recomponer el ecosistema”, dice a RED/ACCIÓN Alberto De Magistris, doctor Ciencias Biológicas y director del museo de Agrobotánica, Historia y Naturaleza (MAgNa), ubicado en la Reserva Provincial Santa Catalina (provincia de Buenos Aires).
—¿Cuáles son las herramientas con las que contamos a nivel nacional para la protección de bosques?
—Tenemos la ley de bosques, que nunca tuvo el presupuesto adecuado y hoy tiene el más bajo histórico. Lo primero que estableció es que delega a las provincias el manejo de sus recursos naturales. Entonces cada una hace el mapeo y está a cargo de supervisar el manejo y así contar con fondos nacionales distribuidos para que apoyen o compensen la conservación de bosques, conservando tanto ecosistemas naturales como promoviendo que los bosques permanezcan en sistemas productivos. No es que sea únicamente lo necesario, aún funcionando bien, pero sí es una primera herramienta. También existe la ley de educación ambiental. La educación en sí sirve para entender la problemática pero implementarla en el nivel escolar, tampoco alcanza por sí solo.
—¿Qué medidas creés que deberían tomarse a nivel gubernamental y comunitario para cuidar más los bosques en nuestro país?
—El problema es que con tantos altibajos gubernamentales se sigue deforestando. Sigue habiendo utilización de madera de quebracho, por ejemplo, y de otro tipo de maderas duras del norte, que las grandes ciudades demandan. Para que los problemas se resuelvan, se necesita que ese conocimiento sea asumido por los gobernantes; pero asumido de buena fe y que apoyen los proyectos de inversión, que nunca se llevaron bien con los bosques.
—¿Qué tan importantes son las pequeñas comunidades en el cuidado de los bosques?
—Siempre se requiere la promoción de parte de los Gobiernos, pero las comunidades accionan primero desde las esferas locales, de lo pequeño, los municipios. Cada municipio debe ser responsable de lo que ocurre en su área con la normativa que corresponde a cada provincia y bajo el signo de la normativa nacional. Desde lo local se entienden los procesos geográficos del entorno, cómo interactúan los bosques con las explotaciones y, dada la envergadura del territorio, es posible atender esas necesidades cuando tienen una escala pequeña.
—¿Podrías profundizar en algún proyecto o iniciativa exitosa de reforestación en Argentina?
—Se me ocurre el proyecto de reforestación con tabaquillos en sectores de las sierras grandes de Córdoba, iniciativa del investigador y docente Daniel Rennison hace ya unas décadas. Es una reforestación en bosques de alta montaña, que son los captadores de humedad y los que empiezan el proceso de la provisión de agua dulce, que después se utilizan en las ciudades. Se está replicando en distintos puntos de esas sierras de Córdoba, en otras provincias y en otros países, porque es un tipo de árbol de bosques de altura que se continúa en Bolivia, Perú y Ecuador, relacionado a la cordillera y precordillera. Es un ejemplo que se efectivizó y que los resultados son palpables, que se ha unido con diversos proyectos pequeños, comunitarios, escolares y con viveros. Hoy tiene la producción anual de miles y miles de plantas de tabaquillo, y también se suman otras especies de su ecosistema.
—¿Cuál es el futuro de los bosques en Argentina si continúan las tendencias actuales de deforestación y expansión agropecuaria?
—En cuanto al futuro de los bosques en Argentina, con la tendencia actual, no hay duda que se irán reduciendo. Además las tierras que se despojan de bosque, y que se usan para cultivo y ganadería, se transforman un ámbito propicio para especies invasoras tanto leñosas como malezas y a la naturaleza le cuesta más recuperar el equilibrio cuando estas especies entran en juego. Asimismo, el deforestación sigue avanzando, también en países limítrofes como Brasil, Paraguay y Bolivia.
Este artículo fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica bajo el programa Periodismo Humano.